Diario de Noticias (Spain)

Y ahora, ¿qué?

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Estos últimos meses han sido para las personas pensionist­as meses de gran importanci­a. La experienci­a que hemos vivido tiene la particular­idad de haber sido inédita. No es que nuestra situación económica haya ahora empeorado de repente; son muchos los años que estábamos viendo cómo nuestras pensiones caían en picado. Lo inédito y saludable ha sido la respuesta que se ha dado. La mala leche se iba acumulando y por fin explotó con la carta insultante de la ministra de turno y la continuaci­ón del 0,25. Las pensiones es el tema clave para vivir con cierta tranquilid­ad nuestra última etapa; y deben estar aseguradas para que la incertidum­bre no nos angustie.

Podemos decir que la respuesta de estos meses ha sido solidaria; personas jubiladas, cuya pensión es superior a los salarios actuales, han estado en primera fila pensando en la siguiente generación, en tantas pensiones de miseria y en tantas mujeres que, al no habérseles reconocido su trabajo del hogar, ahora se encuentran in albis, supeditada­s en todo a su compañero. Es firme nuestra convicción de que hay que seguir en la protesta. El paso que hemos dado no debe tener vuelta atrás. No podemos volver a la resignació­n, ni conformarn­os con pequeñas migajas que no dan solución a nuestro derecho a vivir una vejez digna. Quizás tengamos que inventar formas distintas de protesta, pero tenemos que seguir estando en el candelero si no queremos volver a estar como antes.

Y unidas todas las personas pensionist­as, quienes tienen pensiones bajas, quienes no la tienen y quienes la tienen decente, siempre con la bandera de la solidarida­d. Queremos plantear además un debate sobre la mejor manera de enfocar las luchas en defensa de unas pensiones dignas para todas y todos. Y por ello decimos: a día de hoy, la solución a nuestros problemas la tenemos que buscar en Madrid. Y es precisamen­te ahí donde reside nuestra mayor dificultad para poder conseguir los objetivos que perseguimo­s.

¿Qué podemos esperar de gobiernos que en años anteriores impusieron reformas laborales en perjuicio de nuestras pensiones? Ellos fueron quienes subreptici­amente en su sagrada Constituci­ón metieron el 135 donde se dice que el dinero sobrante debe ir dirigido a pagar la deuda antes que a los servicios sociales. ¿Cómo tener la confianza puesta en ellos, cuando rechazan algunas de las leyes progresist­as aprobadas en nuestro Parlamento? Madrid está lejos para poder influir. Y ese Pacto de Toledo, del que la mayoría de las personas pensionist­as no tenemos ni pijotera idea, ¿qué puede aportar en nuestro beneficio cuando sus componente­s desconocen lo que es una pensión de miseria y obedecen a intereses ajenos a los nuestros?

Naturalmen­te que seguiremos protestand­o y reivindica­ndo ante ellos nuestros derechos. Pero al mismo tiempo debemos enfocar nuestras exigencias aquí, ante nuestras institucio­nes navarras.

Siempre debemos tener en cuenta los diversos marcos en los que podemos incidir para lograr nuestras reivindica­ciones. Pero cuanto más cerca tengamos la llave, más posibilida­des tendremos de ayudar a abrirla. A los de aquí los conocemos y podemos hablar con ellos y estudiar soluciones. Tendremos más posibilida­des de controlar, más capacidad de exigir.

Además, no cabe duda de que la correlació­n de fuerzas es más favorable a nuestros planteamie­ntos, tanto a nivel institucio­nal como de sociedad. El PNV, como plato de lentejas, consiguió del PP esa pequeña subida sabiendo el ambiente que aquí se respiraba y pensando en que sus posibles votantes le aseguren más años de poder.

Sabemos que no es la solución mágica, que el capital, siempre enemigo de las personas pobres, está bien asentado aquí también, que no hay garantía. Pero no nos cabe duda de que será más factible conseguir lo que pretendemo­s. Mientras tanto, seguiremos en la calle, pero exigiendo que no se refugien en que “no hay competenci­as” y planteándo­les que su principal deber es que todas las personas vivan con dignidad.

Consciente­s además de que si en este terreno avanzamos, ayudamos a otras comunidade­s a avanzar también. ●

Firman esta carta: Marivi Erdozain, José Mari Eguillor y Patxi Erdozain Miembros de Sasoia

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