“Nuestro caso ha dejado en evidencia a la Justicia: ha tenido poca sensibilidad”
La familia Lidón ha roto su silencio tras 17 años luchando contra la negligencia de la Audiencia Nacional, que a punto ha estado de provocar que el caso prescribiera
PAMPLONA – Desde el asesinato de José María Lidón a la salida de su garaje en Algorta a manos de ETA en 2001, su viuda, Marisa Galarraga, y sus dos hijos, Iñigo y Jordi, han transitado un tortuoso camino para evitar que el caso se cierre por la inacción y el mal funcionamiento de la Audiencia Nacional. Primero fue una mala atribución de la autoría del asesinato a un comando erróneo por parte del juez instructor lo que retrasó una década la investigación y puso la causa judicial al borde del bloqueo y la prescripción. Tras una laboriosa investigación de la familia, apoyados por sus abogados y “otros favores”, consiguieron impedir el cierre del caso. Pero no terminaron ahí las vicisitudes de los Lidón-galarraga ya que también en la solicitud de extradición de uno de los presuntos asesinos, Garikoitz Azpiazu, el exjefe militar de ETA más conocido como Txeroki –a los que Marisa e Iñigo vieron in situ en el atentado y posteriormente lo reconocieron en una rueda de reconocimiento–, ha sido un calvario de ineficacia absurda.
¿Por qué han roto ahora el silencio? –Porque hemos acumulado pruebas, evidencias e información suficiente como para ver que el proceso está lleno de negligencias y comportamien- tos extraños que han llevado a que se dilata en exceso. Desde una identificación errónea inicial del comando supuestamente autor del atentado hasta, ya en los últimos años, el extravío de una orden de extradición de uno de los asesinos –Garikoitz Azpiazu, Txeroki–, que además luego se pide que se haga con carácter de urgencia y no se concede.
¿Cómo calificaría la manera en la que se ha comportado la Audiencia Nacional?
–Desidia, dejadez… Se quiso cerrar el caso pronto atribuyendo el atentado de aita a un comando erróneo y concluyeron que ese comando fue el que perpetró el atentado.
¿Cuándo decidieron tomar las riendas de la investigación?
–Cuando el caso estaba a punto de prescribir decidimos movernos para evitar salvar la causa. Empezamos nuestras averiguaciones y lo hicimos primero por internet, por Google, buscando datos y contrastando y cruzando sumarios de otros comandos, lo que nos permitió darnos cuenta de que esa primera atribución era errónea y por tanto los que mataron a mi padre no eran los que murieron en la explosión de Basurto a los que hallaron la pistola que mató a mi padre, sino otros. Por lo tanto, el caso sigue sin resolver y está abierto. Hubo una dejadez para quitárselo de encima cuanto antes atribuyendo el atentado a un comando que no era. Posteriormente se acumulan diferentes infortunios y malas prácticas en la Audiencia Nacional en las que se ha visto que el trabajo no es eficaz.
¿Google ha sido mejor juez instructor que el propio magistrado que ha llevado la instrucción?
–Se puede decir que sí. Somos conscientes de que las investigaciones judiciales son complicadas de resolver, pero en este caso cuando uno es capaz de averiguar vía internet que un caso de asesinato está mal cerrado, eso significa que no ha habido mucha pasión ni interés por resolver. No sé por qué. El juez tomó una decisión equivocada en su momento, se equivocó, lo hizo mal, pero luego no hubo nadie que dijera vamos a revisar esto. Ha habido un cúmulo de apatías y dejadez inexplicable. Todo el mundo se puede equivocar, pero es una cadena tan larga de errores y desastres que hace que nos parezca vergonzoso el comportamiento y el funcionamiento judicial en este caso. No es disparatado pensar que esto mismo les puede estar pasando a otras personas. –Por supuesto. Nosotros tenemos la suerte que mi padre era una persona muy relevante en la judicatura y hemos podido ir tocando puertas y pidiendo favores tanto aquí como en Madrid. Gracias a los datos que nos han ido dando hemos visto que no encajaban las piezas y que había otras por encajar. Nos ha pasado a nosotros pero posiblemente a otra mucha gente. Hay muchos atentados de ETA sin cerrar, sin esclarecer la autoría, archivados, que pueden esconder situaciones como la nuestra. Después de lograr que se reabra el caso, diez años después, otro varapalo con la orden de extradición del presunto asesino. –Con todo lo que nos costó revivir el caso tras diez años de instrucción perdida, resulta que el papel para reclamar la extradición –de Txeroki– a Francia se pierde en el camino. Es incomprensible, pero vamos a conceder que puede pasar, que se han vuelto a equivocar. Pero ya que lo han perdido, cuando van a volverlo a solicitar al menos que admitan nuestra petición de que lo hagan por la vía de urgencia para no perder un año más en el trámite. Pues no nos lo admitieron. Incomprensible.
¿Han recibido alguna explicación de la Audiencia Nacional?
–Sí, nos la dieron, pero no tenía sentido y mucho menos teniendo en cuenta que ya se habían equivocado varias veces y que por esos errores se había retrasado mucho el proceso y dilatado el juicio. Todo esto ha dejado a la justicia muy en evidencia, mas teniendo en cuenta que no se trata de un juzgado de un pueblo sino de toda una Audiencia Nacional, a la que se le presupone un altísimo nivel de gestión, calidad y sensibilidad con los casos y las personas que hay detrás de ellos. En este caso la sensibilidad ha sido mínima, muy poca.
Ya se ha vuelto a solicitar la extradición de Txeroki, ¿para cuándo esperan que le traigan ante el juez?
–La previsión es que le extraditen el primer o segundo trimestre de 2019. Y después, no mucho más tarde, vendrá el juicio. Será la Justicia la que diga si es el asesino o no. Si el proceso hubiese sido tramitado e instruido de mejor manera, habríamos llegado al juicio en la tercera parte del tiempo empleado, esto es, en cinco o seis años. El proceso se ha dilatado porque las decisiones erróneas en niveles estratégicos de la judicatura y policiales lo han convertido en un camino largo y tortuoso. Hemos teniendo que ir abriendo el camino a martillazos.
Tras la denuncia pública, ¿les han llamado desde la Audiencia Nacional para decirles algo?
–Nos llamaron la semana pasada cuando supieron que íbamos a leer el comunicado en el homenaje de aita