Solo es ruido
Aestas alturas, el pueblo de Villafranca no habla de otra cosa: el asunto de los 25 carteles que contienen refranes o dichos de Villafranca, parte de los cuales se recogieron en la página de Facebook del Ayuntamiento. El revuelo montado indica que, como ciudadanía, gozamos de una vitalidad asombrosa. No hay hecho que protagonice el Ayuntamiento para que, de forma premeditada y no queremos pensar que, también, alevosa, salten las alarmas de la crítica contra el equipo de gobierno municipal. Semana tras semana, Villafranca es criticada lamentablemente por apreciaciones negativas, muy lejos de los elogios que se merece. ¿Qué ha ocurrido esta vez? Una anécdota que algunos pretenden convertir en categoría cuando no es más que un conjunto de meras equivocaciones formales a la hora de confeccionar los citados carteles. Nada más. Se corrigen y se acabó.
Se ha criticado al Ayuntamiento por el hecho de que en los carteles se haga pasar una iglesia de Villafranca del Bierzo por una de Villafranca. La propia empresa ha entonado su mea culpa y reconocido el error. La corporación municipal, antes de que los carteles se dispusieran en el recorrido callejero, los vio en el Ayuntamiento y nadie reparó en dicha confusión. Y, si reparó, calló como un bellaco.
Luego, están las faltas de ortografía. Aceptamos la crítica y reconocemos la sensibilidad de nuestros paisanos para descubrirlas en textos ajenos. En realidad, la palabra roya, la roya del trigo, está mal escrita, pero estaría por saber quién fue la mano que se dejó llevar por su lleísmo personal. El resto de esos posibles errores se reduce al uso de algunas comas mal colocadas. Pero, ¿quién es el guapo que utiliza bien las comas en sus escritos?
Mucho más grave me parece acusar al Ayuntamiento de despilfarro por el dinero invertido en esta actividad que, incluso, aquellos sectores políticos opuestos al gobierno municipal la han calificado como “idea entrañable y divertida”.
Decir que dicho gasto es un insulto a Villafranca, dadas las necesidades existentes en el pueblo, solo revela ignorancia. Y esta suele ser atrevida.
Se trata de una actividad cuyo monto económico asciende a 4.758,13 euros, para la que el Ayuntamiento ha recibido una subvención que oscila entre 2.341,40 y 3.302,69 euros. Saquen la cuenta y díganme si no merecía la pena.
El gobierno municipal agradece a aquellas personas que se han pasado por el Ayuntamiento y que de buenas maneras nos han manifestado su crítica con relación a esos errores formales que he señalado. Pero también lamenta, una vez más, que cierto sector, más político que otra cosa, ha aprovechado este desliz, fácil de subsanar, para arremeter de forma poco educada contra el equipo de gobierno y su compromiso con Villafranca.
Como dijo Isabel Allende: “Hay mucha gente buena, pero es discreta. Los malos, en cambio, hacen mucho ruido, por eso, se notan más”.
Pero, al final, son solo ruido. ●
La autora es alcaldesa de Villafranca