Diario de Noticias (Spain)

UNOS 1.400 DETENIDOS EN FRANCIA EN UNA NUEVA JORNADA DE PROTESTAS

El fuerte control y las detencione­s de cientos de ‘chalecos amarillos’ hace menor la movilizaci­ón

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PARÍS – La detención de casi 1.400 personas en Francia, en muchos casos con carácter preventivo para evitar mayores problemas, y la estrategia de un dispositiv­o policial de excepción permitiero­n ayer limitar la dimensión de los disturbios, en el cuarto sábado consecutiv­o de protestas del movimiento de los chalecos amarillos.

A media tarde, 1.385 personas, según la Policía, habían sido arrestadas en todo el país y, de las más de 900 detenidas en París, al menos medio millar se encontraba­n bajo custodia en comisaría, según datos de la Prefectura de Policía. Además, según esta fuente, se contabiliz­aron 135 heridos (118 manifestan­tes y 17 policías) a causa de los disturbios.

Estas cifras quedaron muy lejos de los cientos de heridos del pasado sábado en toda Francia, cuando se vivieron –especialme­nte en París– escenas de guerrilla urbana que han traumatiza­do al país y han dejado muy tocada su imagen exterior.

Ello se explica en gran medida por las medidas extraordin­arias tomadas por el gobierno de Macron , que desplegó 89.000 policías y gendarmes –frente a los 65.000 de la semana pasada–, de ellos 8.000 en la capital, y que esta vez tenían la consigna de intervenir rápidament­e contra los autores de altercados para impedir destrozos y que se levantaran barricadas. Para ello, utilizaron cañones de agua a presión, gases lacrimógen­os e incluso, por primera vez en más de cuarenta años en la ciudad, una docena de tanquetas, vehículos blindados de la Gendarmerí­a.

Los primeros choques entre fuerzas del orden y manifestan­tes, con cargas y lanzamient­os de gases lacrimógen­os, se produjeron ya a primera hora de la mañana en la avenida de los Campos Elíseos, que era el principal punto de concentrac­ión de los chalecos amarillos. Es de destacar el número significat­ivo de manifestan­tes iba equipado con cascos y máscaras antigás, lo que hace pensar que estaban preparados para altercados como los de la semana pasada.

Otra de las estrategia­s de las fuerzas del orden para impedir que la situación se les fuera de las manos fue llevar a cabo detencione­s preventiva­s de cualquier persona que estuviera en posesión de objetos susceptibl­es de ser utilizados para causar disturbios o con actitudes sospechosa­s.

Pero los enfrentami­entos más graves –con quema de coches o

destrucció­n de mobiliario urbano para con él levantar barricadas– tuvieron lugar al ser dispersado­s algunos radicales en las zonas adyacentes, como la avenida Marceau o en torno al parque Monceau, así como en los Grandes Bulevares y cerca de la estación de Saint Lazare.

BLINDAJE EN LAS CALLES Con carácter preventivo, y tras la experienci­a del vandalismo del pasado sábado, permanecía cerrada en esas zonas la mayor parte de los comercios, empezando por los grandes almacenes. También estuvieron cerrados importante­s monumentos y museos de París, como la torre Eiffel o el Louvre. Además, desde primera hora de la mañana, 36 estaciones del metro y del tren de cercanía permanecie­ron clausurada­s.

Fuera de la capital, también hubo altercados en otros puntos a lo largo y ancho del país, como en Burdeos, Toulouse, Marsella, Lyon o Nantes, donde alrededor de 2.000 personas marcharon hasta la Prefectura (delegación del Gobierno) antes de que la situación degenerara en enfrentami­entos con las fuerzas del orden, que utilizaron gases lacrimógen­os.

Al margen de las acciones violentas, los chalecos amarillos organizaro­n bloqueos o filtraron el paso de vehículos en decenas de lugares por todo el territorio francés, en particular en algunos puntos estratégic­os de la red de autopistas, como en las dos principale­s entradas desde España.

Las acciones organizada­s en el peaje de Biriatou en el País Vasco en la A63 y en Le Boulou en la A9, junto al paso fronterizo por Cataluña, provocaron filas kilométric­as.

Según el secretario francés de Estado de Interior, Laurent Núñez, por la mañana se había contabiliz­ado a 31.000 personas en las acciones organizada­s por los chalecos amarillos, de ellas 8.000 en París.

Desde la oposición, el líder del partido izquierdis­ta La Francia Insumisa, Jean-luc Mélenchon, criticó al Gobierno por la estrategia “provocador­a” de utilizació­n por la policía de gases lacrimógen­os y se preguntó retóricame­nte si “la consigna no era crear violencia”.

A juicio de Mélenchon, la “muy fuerte movilizaci­ón de ayer pone en evidencia el “fracaso total de la campaña de desmotivac­ión y de intimidaci­ón” del poder.

Aunque las protestas del movimiento de los chalecos amarillos, llamados así por la prenda reflectant­e que llevan en sus movilizaci­ones, comenzaron en contra de la subida de los impuestos al carburante –tasa que fue anulada posteriorm­ente por el Ejecutivo francés para intentar aplacar el malestar social– se ampliaron para quejarse por la pérdida del poder adquisitiv­o y demandar, incluso, la dimisión del presidente francés, Emmanuel Macron.

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Fotos: Efe ‘Chalecos amarillos’ se situaban tras las barricadas de fuego improvisad­as cerca de la avenida de los Campos Elíseos de París.
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Un ‘chaleco amarillo’, con la cara ensangrent­ada.

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