Poder, comunicación y redes
Al pretender entender las razones por las que se toman decisiones y se proponen iniciativas a nivel de empresa, región, país o a nivel global, uno se da cuenta de que los motivos de quienes optan por propuestas populistas (proponiendo soluciones simplistas a problemas complejos), están a menudo relacionadas con la ignorancia, la incultura, el engaño, la manipulación o la imbecilidad supina.
En lo que respecta a la economía, entender la creación de riqueza, distribución y consumo de bienes y recursos a cualquier nivel me parece prácticamente imposible sise deja de lado la vertiente histórica, sociológica y psicológica del foco que pretendamos analizar. La economía es la visagra que hace funcionar o perecer a empresas, grupos y sociedades. En lo que respecta a lo que se hace y se deja de hacer, un factor de especial importancia es el concerniente al poder, y a cómo este se crea, se ejerce y moldea. ¿y qué dicen los sociólogos al respecto? ¿Hay alguna respuesta a quién manda en todo esto? Pues al parecer mandan las redes, y son mucho más complejas que esa imagen conspiranoica Orwelliana de un grupo de personas malvadas moviendo los hilos (es innegable que existen pocas personas con mucho poder, pero no es tan sencillo). Especialmente interesante me parece la tesis del profesor Manuel Castells. Define el poder como la capacidad relacional que permite a alguien influir en las decisiones de otros de modo que favorezcan la voluntad y/o los intereses del actor que tiene el poder.
En su monumental trabajo al respecto, constata que la clave elemental del poder se basa en el control de la comunicación e información, comenzando por el poder de los estados, de los grupos de comunicación y de cualquier organización que se precie. Desde su empresa, su grupo de amigos o su familia.
Por ello, analizar las relaciones de poder implica comprender las normas y procesos de la comunicación, así como los medios y a las redes/grupos de personas que tienen influencia. Si cada uno/a comienza a analizar el ámbito que le preocupa u ocupa bajo este prisma, verá que seguro encuentra explicaciones a las cosas que ocurren.
La explicación sociológica a este fenómeno es que en la medida en que las personas interactúan con su entorno social a través de la comunicación, la comunicación influye directamente en la forma de construir y desafiar las relaciones de poder a todos los niveles. Es bien sabido que en las relaciones siempre hay un mayor grado de influencia de un actor sobre otro. En este siglo XXI, donde el acceso y las posibilidades de producción de comunicación son mayores que nunca, da lugar a más posibilidades de poner en entredicho las relaciones de poder y hacer que las condiciones de las relaciones cambien, resultando en que quien ostentaba el poder lo pierda y se dé un cambio en las relaciones.
Por ello Castells insiste en que el poder no es un atributo, sino una relación. Y comprenderlo implica analizar la relación entre los sujetos del poder, los empoderados, y los que están sometidos a dicho empoderamiento.
Al final es una cuestión de equilibrios, y quizás los grupos y sociedades se parecen más a estructuras sociales contradictorias surgidas de conflictos y negociaciones entre actores muchas veces con visiones opuestas, que a comunidades unidas que compartan valores e intereses. Los conflictos nunca acaban, solo se detienen mediante acuerdos temporales, cediendo cierto grado de representación para la pluralidad de intereses.
Por ello, hablar de la voz del pueblo o la voz del colectivo es la mayoría de las veces un absurdo, o un ejercicio estúpido de tratar de pensar que la perspectiva de unos pocos es la de todos.
El planeta está configurado en función de redes globales. Los mercados financieros, la gestión de bienes y servicios, el trabajo cualificado, la ciencia y la tecnología, los medios de comunicación, la cultura, el deporte, la economía criminal o la lógica de cualquier organización de la que forme parte.
Por ello, no está de más darse cuenta de que en un mundo de redes como el actual, la capacidad de ejercer el poder depende de 1) La capacidad de constituir redes/grupos fuertes con objetivos específicos y de 2) la capacidad de conectar distintos grupos/redes mientras se evita la competencia de otras. Castells determina dos roles, el de programador (diseña objetivos) y el de enlace (conectores) que, gracias a su posición en cada grupo, ejercen el poder para crear redes, y de ahí explica desde el auge de Obama, la propagación de distintos mensajes, el auge posiciones ideológicas, tendencias/estilos de consumo, o de que en su organización o grupo de amigos/as se funcione de una determinada manera y no otra.
Por ello, ésta interpretación de cómo se ejerce el poder (puede haber otras) consiste en programar determinadas posiciones y mensajes, activar distintas conexiones y conectores (personas y agentes clave) utilizando todos los medios posibles. Combatirlo implicaría resistirse a la programación e interrumpir / desactivar esas mismas conexiones que permiten viralizar los mensajes que gota a gota, van moldeando nuestra mente. Es una hipótesis que da que pensar. ●