El surrealismo pop de Sergio Mora se abre paso sin nostalgias
El ilustrador recoge sus trabajos, tanto personales como de encargo, en el catálogo ‘Moraland’ (Norma Editorial)
BARCELONA – La obra del ilustrador y muralista Sergio Mora no es nostálgica a pesar de que parece nutrirse, sobre todo, de la imaginería de mediados del siglo XX, un surrealismo pop cañí que ha atrapado a Gucci o Philippe Starck y que le valió un Grammy por su portada para El poeta Halley de Love of Lesbian.
El cuadro que aparece en la portada de Moraland –libro antológico recién publicado por Norma Editorial para compilar trabajos suyos que no tenían soporte bibliográfico– y que está colgado en mitad de su estudio-base en el Poblenou en Barcelona, sirve de resumen perfecto de muchas de las obsesiones del artista.
Un paisaje prehistórico tropical con un volcán en erupción al fondo; en primer plano, una novia de Frankenstein alienígena sujetando un gremlin en el regazo, mientras, ataviado como un artista renacentista, Mark Mothersbaugh, cantante de la banda de artpunk Devo, les inmortaliza sobre un lienzo, en pose afectada.
Arte, música, televisión, cine de palomitas, clásicos del blanco y negro, cultura popular... Una amalgama que podría resultar indigesta y que Mora filtra gracias a una distancia de seguridad elegante, alejada de ironías y cinismos posmodernos. Ése es su mundo, propio e impredecible.
Aunque la obra de Mora (Barcelona, 1975) se deja reconocer –ahí están sus pin-ups, sus boxeadores, los toreros con parche, las chicas hawaianas...– cada uno de sus proyectos, ya sea un mural de varios metros, un libro ilustrado, lienzos o piezas cerámicas, incorporan ese mestizaje referencial, glotón, con cierto sabor a parque de atracciones y circo añejo.
INFLUENCIAS De influencias inabarcables, en lo clásico cita a Goya y Velázquez, “tanto en la composición como en la forma de pintar”. Pero su disco duro está lleno sobre todo de esa cultura pop que va y viene del pasado reciente (Capitán Spock, la Familia Adams...) sin cor- sés estilísticos, y aderezado con un fino toque de humor desacomplejado: sirenas hablando por móvil, toreros con una escafandra poniéndole el capote a un tiburón, o ese E.T. convertido en el caballero de la mano en pecho de El Greco.
Moraland (Norma) sirve de catálogo para comprobar sus trabajos personales se han sumado numerosos encargos. Los murales cerámicos que por encargo de Philip Starck hizo para el restaurante The Bazaar de José Andrés en Miami; el diseño para una chaqueta de la colección primavera-verano de Gucci, o numerosos trabajos de cartelería y para el mundo de la música, como la portada de El poeta Halley de la banda Love of Lesbian, son algunos de ellos.