No hay nada nuevo, nos toman por tontos
No hay nada nuevo. Se vuelve a aprovechar la situación de los inmigrantes para hacer bandera de la vieja mano dura contra los denominados sin papeles con el objetivo confeso de captar votos. Les llaman sin papeles para tratar de devaluar su condición humana de personas. Infame. Ha sido la condición estrella –por llamarla de algún modo educado– de todas las que ha impuesto la ultraderecha de Vox a PP y Ciudadanos para apoyar su Gobierno en Andalucía. Con la llegada de Vox, las derechas de PP y Ciudadanos se han extremado aún más porque saben que desgraciadamente esa es una vía segura de captación electoral. Pero no es la única condición que han aceptado sumisamente PP y Ciudadanos ante el neofascismo. El paquete implica además de racismo indisimulado, blanquear el machismo y el sexismo, desigualdad social, ocultar el genocidio franquista, centralismo territorial contra el autogobierno foral y devaluación de la calidad de las prestaciones públicas en educación y sanidad. Es con lo que se va a gobernar a partir de ahora Andalucía. Las explicaciones son disimulos políticos y periodísticos bochornosos. En realidad, gracias a Vox volvemos a descubrir, nítida y transparente, una verdad sobre la que nos cuesta situar nuestra mirada: nos toman por tontos estos tipos engreídos, supremacistas, indocumentados intelectuales que conforman la política de confrontación territorial, xenofobia, acoso a las mujeres y manipulación informativa, donde lo simbólico se impone a los valores, la toxicidad a la verdad y lo individual al bien común. Representan todo lo contrario a lo que representan las sociedades democráticas libres. Ahora sabemos que el viejo fantasma ha llegado y se ha instalado entre nosotros con la complicidad política, mediática y financiera de muchos. Por eso me molesta todavía más que haya otros en Navarra que también se sumen a esta estrategia de tomarnos por tontos aunque su disfraz ideológico sea diferente. Basta repasar las proclamas, las pintadas, las dianas y las amenazas para ver que toda la parafernalia montada alrededor del supuesto proyecto del Gaztetxe Maravillas en Rozalejo no era sino una táctica política para debilitar la propuesta política que posibilitó un cambio en Navarra frente a esas mismas derechas autoritarias y reaccionarias que ya vienen desde Andalucía. La dirección política que ha mecido la cuna y manejado los hilos desde el comienzo y que ha alimentado las consignas y el discurso del Gaztetxe Maravillas no ha ocultado su intencionalidad de atacar directamente ese modelo institucional de cambio –más aún a la vía política actual de la izquierda abertzale– que se puso en marcha en Navarra en 2015. La pinza de siempre entre los nostálgicos del viejo régimen que anhelan una vuelta triunfal para seguir priorizando sus intereses particulares con los nostálgicos de una supuesta vanguardia revolucionaria y los últimos en llegar a la pinza, que tratan de ocultar su fracaso en Iruña y en el Parlamento optando por dinamitar el cambio para tratar de conseguir inútilmente unos pocos votos. No son tiempos los que vienen para regresar a los caminos de las eternas derrotas, sino de poner pie en pared para defender un modelo de convivencia social y de futuro generacional para Navarra. Los tontos son quienes aún les compran esa mercancía caducada hace mucho tiempo. ●