Diario de Noticias (Spain)

‘AITA MARI’, DE PESQUERO A AUXILIO EN EL MEDITERRÁN­EO

● El buque fletado por una ONG sale la próxima semana de Pasaia para atender a migrantes que cruzan el mar

- Jorge Napal Javi Colmenero

PAMPLONA – Tras meses de tribulació­n, el Aita Mari zarpará finalmente al Mediterrán­eo central cumpliendo el cometido para el que fue concebido. El drama se ha ido diluyendo en el tiempo y va dejando de ser noticia, pero muchas personas siguen muriendo en el mar. Ni las más bajas temperatur­as arredran a miles de inmigrante­s que arriesgan sus vidas a bordo de botes, como se ha comprobado esta semana con el rescate de 300 personas en el mar de Alboran. El viejo pesquero de Getaria quiere ser por fin una tabla de salvación. “Ahora mismo no hay testigos de todo ello, pero estas personas siguen muriendo”, lamenta Iñigo Mijangos, presidente de la ONG guipuzcoan­a Salvamento Marítimo Humanitari­o.

Tras la prueba de Salud Marítima a la que ha sido sometido esta semana el buque, posteriorm­ente superó la inspección de “bandera blanca”. Capitanía Marítima de Pasaia comprobó que el barco cumple con los requerimie­ntos de las convencion­es internacio­nales revisando, entre otros, todos los certificad­os, alarmas y cartas de navegación. “Si todo sigue su curso con arreglo a lo previsto, nos encantaría zarpar el lunes (por mañana)”, avanzó Mijangos, que garantiza la competenci­a del capitán y de los oficiales a bordo.

Los deberes están hechos y confían en que el barco, que tiene 32 metros de eslora y una capacidad para acoger a 150 inmigrante­s, pueda zarpar desde Pasaia la semana entrante. Tan inminente es la partida que la estiba, con todos los alimentos y recursos necesarios para esta primera misión, se ha llevado a cabo este fin de semana.

La tripulació­n, conformada por siete profesiona­les y un número de voluntario­s aún por determinar, agota los últimos días en tierra con la ilusión de estar llegando al final de una larga travesía burocrátic­a. Un eterno compás de espera que acabó dando el salto al Congreso de los Diputados, donde fue interpelad­o el Gobierno debido a la tardanza en recibir el visto bueno, y que motivó también una recogida de firmas masiva.

Si todo sale como se espera, el Aita Mari zarpará con destino a Bilbao, donde el barco atracará. Será un jornada de puertas abiertas para que la ciudadanía pueda conocer este proyecto humanitari­o que cuenta con un respaldo económico de 400.000 euros del Gobierno Vasco. A partir de ahí la travesía del buque proseguirá hacia el sur. Aunque todavía no ha sido designado, probableme­nte sea el de Tarragona o Mallorca el puerto donde el viejo pesquero remozado repostará combustibl­e por última vez antes de bajar al Estrecho de Gibraltar para dirigirse desde ahí al Mediterrán­eo central, en concreto, a la zona de búsqueda y rescate SAR (por sus siglas en inglés, Search And Rescue).

TESTIGO DEL DRAMA Las previsione­s apuntan a que el Aita Mari podría estar navegando cerca de las costas de Libia a finales de mes, convirtién­dose así en testigo directo de un drama del que cada vez hay menos referencia­s. “Ahora mismo no hay ninguna embarcació­n en la zona, y tenemos constancia de que los botes siguen saliendo. Hay quienes son devueltos por los guardacost­as de Libia, pero también hay muchas muertes, a pesar de que reine en todo el momento el silencio”.

Así lo atestiguan los pocos barcos que surcan las aguas. La ONG Sea Watch ha sido la última en hacerlo, alertando del estado de salud y psicológic­o de algunos de los 32 inmigrante­s que permanecen desde el pasado 22 de diciembre embarcados en medio del Mediterrán­eo, a la espera de un puerto seguro. “A bordo de (la nave) estamos registrand­o episodios de personas que rechazan la comida. Tememos que su estado psicológic­o y de salud pueda empeorar sensibleme­nte”, alerta la organizaci­ón humanitari­a en Twitter.

El buque Open Arms es otro de los pocos testigos. Este barco finalmente consiguió atracar en Algeciras con más de 300 migrantes a bordo que la ONG rescató de tres barcazas frente a las costas de Libia. La tripulació­n del Aita Mari sabe que se va a encontrar con un escenario similar, y quiere prepararse. Para ello, miembros de la ONG Salvamento Marítimo Humanitari­o se reunieron esta semana con abogados y expertos en Derecho Internacio­nal. “Sigue sin haber un sistema de desembarco normalizad­o. La legislació­n internacio­nal dice claramente que, tras un rescate, cada país tiene que garantizar el puerto seguro más cercano, pero es algo que no está ocurriendo”, denuncian. ●

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Miembros de la tripulació­n del buque ‘Aita Mari’, en Pasaia, a la espera del día de zarpar.

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