“La despoblación es un asunto de Estado”
El sociólogo Jesús Oliva achaca la pérdida de habitantes a la migración y al envejecimiento
PAMPLONA – El último censo confirma la tendencia de las últimas décadas respecto al vaciamiento poblacional de ciertas áreas rurales de Navarra, sobre todo las comarcas más distantes y de montaña (Pirineo, Tierra Estella) pero también en otras como la Zona Media más próximas a la Cuenca de Pamplona. El sociólogo e investigador de la UPNA Jesús Oliva explica que, por lo general, son municipios que presentan fuertes fragilidades demográficas (envejecimiento, migración juvenil) y económicas (debilidad de los mercados de trabajo locales).
“La crisis desencadenada desde 2007 y las medidas de austeridad aplicadas como racionalización de servicios durante más de una década de recesión, han supuesto una vuelta de tuerca en esta vulnerabilidad. Una situación generalizada en el Sur de Europa y que afecta de manera especial a la Península Ibérica. De hecho, el problema de la despoblación rural está en la agenda del gobierno autonómico y estatal y constituye hoy un asunto de Estado”, señala.
La cordillera pirenaica, explica, constituye un ejemplo paradigmático. “A principios del siglo actual solo el 17% de sus municipios mostraba ya saldos demográficos positivos y tanto el envejecimiento como la emigración femenina cuestionaban su futuro demográfico (uno de cada tres de sus residentes era entonces mayor de 60 años). Los Pirineos navarros ofrecen esa misma relación: el 93% de sus menos de 15.000 residentes en 2016 se localizaba en municipios menores de 2.000 habitantes, que mostraban un saldo demográfico negativo continuado”.
Según explica el investigador en Desarrollo Rural, “en 2016 pueblos como Uztarroz (con una edad media de 63,9 años), encabezaban el envejecimiento regional. Y el padrón no registraba ningún vecino menor de 15 años en Abaurrea Baja, Sarries o Uztarroz. Se trata de entornos demográficos extremadamente vulnerables donde el envejecimiento duplica la media regional”. 2010 2017 2018 hemos estado en torno a los 4.000 habitantes, supone el tamaño natural de la Merindad y estamos volviendo a los orígenes, después de haber crecido por la inmigración. Alguna familia incluso vuelve”, apunta, y reconoce que el tejido empresarial de la zona “sigue funcionando”. En las zonas rurales, eso sí, la historia es otra. “En los valles la población se va envejeciendo, el futuro no es muy positivo y ojalá tuviéramos una solución pero es muy complicado. Mucha gente joven se va a Pamplona”, señala, indicado que en Sangüesa “no ha saltado la alarma porque se veía venir: igual en la próxima legislatura volvemos a los 11 concejales, en vez de los 13, pero sería volver a los orígenes”.
EL CASO DE LA RIBERA En la Ribera navarra, los datos son curiosos. Tudela ha vuelto a ganar habitantes este año que acabamos de dejar, con 295 personas más en las listas del censo, pasando de las 35.298 a las 35.593. Y es una cifra que, además, conforma su máximo histórico por encima de los 35.429 que residían en 2011, hasta ahora el mayor número de tudelanos empadronados.
La Ribera crece por tercer año consecutivo, afianzando una tendencia al alza al llegar a los 101.102 vecinos (478 personas más en un año), pero del balance del INE se desprende también el descenso de poblaciones como Cadreita, Carcastillo, Fitero, Ablitas, Villafranca, Cascante, Corella o Cortes, algunas de ellas significativas en la última década. Las que más pierden son Cortes (222), Corella (191), Fitero (259) y Carcastillo (153).
El alcalde de Tudela, Eneko Larrarte, valora que para hacer un análisis poblacional en La Ribera, la visión ha de ser más global. “No por municipios, porque Tudela, Cascante, Murchante o Fontellas forman una conurbación, como si fuera un continuo. Hubo cierto bajón durante la crisis y ahora se está recuperando, aunque en porcentajes pequeños. Existe una tendencia a la concertación del centro frente a la periferia porque hay más recursos, servicios y trabajo en las ciudades”, explica.
Demanda, al igual que hacen otros alcaldes, un mayor esfuerzo político: “Implantación de empresas para que los jóvenes no se vayan y los pueblos no se queden vacíos. Hace falta una apuesta por el equilibrio territorial que tiene que ser decidida y continuada en el tiempo”. ●