El destino, o no

“Era su destino”. Es la discusión de siempre. “Estaba escrito que ese sería su día”. Más de lo mismo. El debate surge esta vez tras la muerte en París de una mujer residente en Toledo a la que alcanzó en la habitación de su hotel la onda expansiva provocada por una explosión que tuvo su origen en una fuga de gas en una panadería cercana. La fallecida había recibido por sorpresa el regalo de su marido de realizar un viaje “sin hijos”, como dos enamorados que pisaban y exploraban por primera vez la ciudad del amor. De verdad,

¿alguien cree que el destino es capaz de escribir un guion tan truculento con semejante secuencia de hechos? Yo no lo creo. Entiendo que ante un accidente de semejantes dimensiones, acortar los lamentos, los porqués sin respuesta, señalar al destino como algo inevitable e ineludible pueda aportar un sosiego más inmediato a los allegados, un “tenía que pasar” y ya está. Rechazo hasta esa expresión tan manida de “rebelarse contra su destino” porque entiendo que la vida se traza en cada elección que adoptamos, sea esta subir por las escaleras o por el ascensor. Por ejemplo, había pensado escribir de la felicidad y al final me ha salido esta columna. Y ahora que me digan que ha sido porqué así lo quería el destino... ●