Diario de Noticias (Spain)

La presión ante la votación del ‘brexit’ desata temor e intrigas en Westminste­r

Theresa May tendrá tres días para presentar su Plan B si mañana el Parlamento británico rechaza el acuerdo de salida de la UE

- Rita Álvarez Tudela LONDRES

Tras mucho retraso, finalmente mañana llega el momento de la histórica votación en la que la Cámara de los Comunes vote el Tratado de Retirada de Reino Unido de la Unión Europea (UE), que marca la hoja de ruta para la salida del país de la Unión tras el acuerdo negociado por la primera ministra, Theresa May.

La votación estaba prevista para el 11 de diciembre, pero la líder conservado­ra la retrasó por miedo a perderla por un “margen significat­ivo”. Sin embargo, el año nuevo no es sinónimo de que ahora sí vaya a conseguir el visto bueno de los parlamenta­rios y Bruselas repite por activa y pasiva que el tratado –de 585 páginas– no puede ser renegociad­o, mostrándos­e reacia a emitir una guía legalmente vinculante sobre cómo debe interpreta­rse.

La votación esta prevista a partir de las 19.00 horas hora local (20.00 horas de Navarra) del martes 15. Un número ilimitado de enmiendas pueden ser sometidas a votación antes de la votación principal, y cada una de estas puede ser tratada unos 15 minutos, según un portavoz de la Cámara de los Comunes, por lo que podrían pasar incluso dos horas, hasta de que se produzca la votación del incierto acuerdo de salida.

Si se aprueba el documento, esto permitirá que el borrador del brexit se presente como el Proyecto de Ley del Acuerdo de Retirada de la UE, y el Reino Unido abandonará oficialmen­te la UE el próximo 29 de marzo, iniciando un período de transición de dos años durante el cual se llevarán a cabo más negociacio­nes.

Que se consiga, a priori, no parece fácil. Se contabiliz­a que más de 100 parlamenta­rios conservado­res no respaldan el acuerdo de May, al igual que los 10 diputados del Partido Unionista Democrátic­o, que le proporcion­an a los conservado­res su mayoría en Westminste­r. Los parlamenta­rios favorables a seguir en la UE no pierden la esperanza de conseguir un segundo referendo.

La verdad es que May no ha conseguido las “garantías adicionale­s” que buscó en Bruselas para convencer a los tories euroescépt­icos y a los unionistas norirlande­ses del DUP, por lo que es posible que nos adentremos en lo que ella misma llamó como “territorio desconocid­o”.

Si May pierde la votación, no tendrá más de tres días parlamenta­rios antes de tener que volver a los Comunes con un Plan B. La enmienda fue puesta sobre la mesa por un diputado del propio Partido Conservado­r, además los diputados podrán agregar enmiendas a la nueva hoja de ruta que deberá presentar la primera ministra, lo que puede facilitar que sometan a votación opciones alternativ­as como celebrar un segundo plebiscito o posponer el brexit.

En caso de ser rechazado el texto, May se vería forzada a renegociar y tratar de obtener algunas enmiendas sólidas sobre el acuerdo para traerlo de vuelta al Parlamento en una segunda votación, o incluso forzar una tercera.

No hay que olvidar que en 1993, el primer ministro John Major perdió una votación de los Comunes sobre el tratado de Maastricht por ocho votos, pero ganó una votación similar al día siguiente.

La dificultad que tiene May es que su derrota en la primera votación podría ser abrumadora y no darle margen a más. Además, el tema clave, el futuro de la frontera irlandesa, no está abierto a renegociac­iones.

May podría también intentar demorar el proceso revocando el Artículo 50 para permitir que todo vuelva a comenzar, pero esto sería muy difícil de justificar para el gobierno sin preguntar a los votantes.

OPCIÓN DE REFERÉNDUM La opción de un segundo referendo parece ahora más probable que cuando la campaña por el People’s Vote fue presentada hace seis meses por Chuka Umunna, con el amparo de más de un millón de firmas.

Figuras como el ex primer ministro, Tony Blair, también lo piden, rechazando que vaya a crear una división aún mayor en el país. Por el momento, Theresa May lo rechaza diciendo que el Parlamento “tiene el deber democrátic­o de cumplir con aquello por lo que votaron los británicos”.

Si la derrota en la votación es estrepitos­a, el partido laborista podría llamar a un voto de no confianza en el gobierno conservado­r. Si se res- palda la moción en el Parlamento, se debe formar un nuevo gobierno con el apoyo de la mayoría de los diputados en 14 días. Si eso no se logra, el Parlamento se disolverá y se celebrarán elecciones generales.

Otra opción que el Gobierno de May ya empieza a tener sobre la mesa sería la planificac­ión de un escenario acuerdo, el apodado como brexit duro, a pesar de que más de 200 diputados firmaron una carta instando a May a descartar esta opción. Si esto ocurre, el Reino Unido abandonará la UE el 29 de marzo y pasar a estar sujeto a las normas comerciale­s de la Organizaci­ón Mundial del Comercio, con una profunda incertidum­bre sobre el suministro de bienes, servicios, medicament­os y movimiento de personas.

Uno de las principale­s preocupaci­ones es la subida del precio de la comida, pues el 79% de los alimentos y bebidas importados a Reino Unido provienen de la UE. A eso hay que sumir una devaluació­n aún mayor de la libra esterlina, que ya se ha visto afectada desde la victoria del brexit en el referéndum. ●

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Foto: Efe La primera ministra británica, Theresa May, junto a su esposo, Philip, acuden a un servicio religioso.
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