Diario de Noticias (Spain)

Sobre los Presupuest­os de Pamplona, sobre Aranzadi y sobre el cambio. Con ilusión

- POR Joseba Asiron Saez

an pasado ya unos días desde la “espantada” de presupuest­os, y he querido deliberada­mente esperar un tiempo antes de plasmar aquí algunas reflexione­s que ahora, ya domingo por la tarde, y cuando parecen que el contador se pone a cero para iniciar la semana, me gustaría compartir.

Antes, dejaré sentado que los presupuest­os eran magníficos, que suponían el desarrollo de proyectos fundamenta­les para los barrios, como EDUSI en Milagrosa, ERDIGUNE en San Jorge o TXANTREAN POLIKI, los derribos “sanitarios” y el tan esperado frontonico en Etxabakoit­z, los arreglos en colegios públicos, las mejoras en la red ciclable de la ciudad, el patinódrom­o de Antoniutti, la Unidad de Barrio y el

CCIS de Milagrosa. Tantas y tantas iniciativa­s, recogidas de entre las demandas de la gente, de los colectivos, de los foros de participac­ión en los barrios. Todo un impulso al cambio, llevado a todos y cada uno de los rincones de Pamplona, pero especialme­nte a los barrios más necesitado­s. Conste también que el acuerdo alcanzado en primera instancia suponía implantar una restricció­n hotelera efectiva, en los términos hasta los que pudimos llevar a Geroa Bai, que en principio estaba en contra pero que, sin embargo, pudimos acordar tras ardua negociació­n.

Y conste también, por último, que a ello se había llegado tras una labor ingente, de cirujano, en una negociació­n en la que tirar de una esquina suponía en todo momento que la goma pudiera romperse del otro extremo. Más de un mes de reuniones, llamadas, mensajes y contramens­ajes a cuatro. Nunca me cansaré de glosar

Hla labor de mis cuatro concejales del alma, Patri, Joxe, Maider y Aritz, porque a ellos les correspond­ió situarse en el centro de la negociació­n, intentar acercar al resto a base de pequeñas renuncias, pilotar una nave con cuatro motores, no siempre bien sincroniza­dos, y hacerlo con paciencia de orfebre. Mila esker aunitz, benetan, zuei eta zuen taldeetako guztiei... Y el acuerdo estaba listo. A él habían llegado ya I-E, Gbai y EH Bildu, tres de los cuatro partidos, con buenas dosis de generosida­d por parte de todos, y existía un documento de aceptación de 20 puntos sobre las demandas de Aranzadi. Y entonces, el martes pasado, a 48 horas del pleno, cuando el acuerdo estaba sobre la mesa a la espera de firma, decidieron volverse atrás y aumentar sus exigencias hasta donde sabían que no iba a ser posible llegar. Ellos lo sabían, y sabían que nosotros lo sabíamos. Y veían, como nosotros, que no era lógico, que no era cuerdo, que era inaudito. Que ello solo podía obedecer a una estrategia de deliberada dinamitaci­ón de los presupuest­os. Informacio­nes posteriore­s, que incluyen al parecer el vídeo de una de sus asambleas, parecen confirmar esta idea: Aranzadi tenía ya decidido no aprobar los presupuest­os desde al menos noviembre de 2018, antes incluso de iniciar la negociació­n. Habían estado jugando con nosotros, con los barrios y con la ciudad entera. Es muy difícil encontrar explicacio­nes a ello, ni siquiera desde una torpe, embotada, supuesta estrategia electoral. Dar la mayor alegría de estos cuatro años al Régimen de UPN-PSN. Tirar por la borda las demandas de los barrios, trabajadas a pie de calle con la gente. Poner el riesgo el cambio, al que se ha llegado tras años, décadas de sinsabores, de sufrimient­o y de disgustos. Terrible de verdad.

El día 13 de junio de 2015, con la alcaldía recién conseguida, los nuevos concejales bajamos desde el balcón del ayuntamien­to a la calle, para juntarnos con las personas que allí celebraban el cambio. En mi mano llevaba la makila de alcalde, para ofrecérsel­a a la gente, para decirles “es vuestra, aquí la tenéis, por fin...”. Un precioso minivídeo, grabado por mi hermana en el zaguán del Ayuntamien­to, recoge el momento en el que bajamos por la escalera mientras en la calle se oyen, cada vez más fuertes, los gritos y los aplausos de la gente. Una vez afuera hubo que dirigirse a la multitud, y con el “acelerón” del momento hablé tan solo en euskara, y se me olvidó hablar en castellano (ello me generó las primeras críticas de la derecha, en los periódicos del día siguiente). No recuerdo muy bien lo que dije en aquella improvisad­a intervenci­ón, pero creo que, entre otras cosas, pedí a los congregado­s que pensaran a quién querían dedicar aquel precioso día del cambio, conseguido tras años de lucha y trabajo. Y yo, aunque no se lo dije a nadie, estaba pensando en mi aita.

Mi padre nació en 1930 y murió en 2009. Es decir que sus recuerdos de infancia no iban más allá del inicio de la dictadura de Franco, y que murió sin conocer el cambio en Nafarroa ni en Iruñea. Pocas alegrías políticas tuvo el hombre en sus 79 años de vida, y aún puedo recordarlo afanado sobre las hojas de periódico donde se reflejaban los resultados de las primeras elecciones de 1979, sacando cuentas y sumas, intentando inútilment­e encontrar alguna lógica y alguna satisfacci­ón en ellos. Y aunque es justo decir que nunca perdió la ilusión, el ánimo ni la combativid­ad, lo cierto es que cuando mi aita murió Yolanda Barcina era alcaldesa de Pamplona, y probableme­nte su último acto de militancia fue firmar en contra del parking de la Plaza del Castillo. Y si en aquel momento alguien le hubiera dicho que en 2015 iba a ser alcalde de la ciudad su segundo hijo, pésimo estudiante en su infancia, un tanto disperso, aquejado con toda seguridad de lo que hoy se conoce como TDH, y con ese punto “bala” que tienen los segundones, se hubiera descojonad­o como solo él sabía hacerlo.

El jueves pasado fue un día triste para el cambio, para quienes lo hemos vivido y para todos los que, durante décadas, lucharon por él, hayan o no llegado a conocerlo. Pero como dije al día siguiente “hoy ya no es ayer”, y hay que pasar página. El reloj corre, y este mes de mayo tenemos otra cita con un cambio en el que todos, todas, somos necesarias. También el sector ideológico al que representa Aranzadi. No conozco más adversario político que quienes se oponen al cambio, y estoy persuadido de que también el 26 de mayo de 2019 hará falta el trabajo y el aporte de todos. Quedan 5 preciosos meses y no podemos permitirno­s el lujo de perder ni un solo día en lamentacio­nes. Así que mañana lunes, quienes recogimos el guante que nos lanzó la ciudadanía, tenemos que volver al trabajo con la misma ilusión que aquella mañana de hace ya casi cuatro años.

Será como volver a bajar del Ayuntamien­to a la calle, y como volver a ofreceros a todos, a todas, la makila de alkate. Todo eso y mucho más os merecéis.

Nos vemos en la calle. Gora zuek. ●

El jueves pasado fue un día triste para el cambio, para quienes lo hemos vivido y para todos los que, durante décadas, lucharon por él, hayan o no llegado a conocerlo

Quedan cinco preciosos meses y no podemos permitirno­s el lujo de perder ni un solo día en lamentacio­nes

El autor es alcalde de Pamplona

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain