Diario de Noticias (Spain)

“No soy el único loco, ni un estafador”

En respuesta a Muniáin (UPN), destacó la financiaci­ón de Jofemar, Microsoft, IBM y otros proveedore­s en Davalor

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PAMPLONA – “¿Cree usted que si hubiese algún inversor navarro interesado en este proyecto se metería ahora? Quizás mi imagen sí se ha devaluado, algunos me verán por la calle y dirán: Mira, ahí va ese, el estafador. Nos han podido perjudicar ciertos discursos políticos, los que hablan de gestión catastrófi­ca, timo piramidal, estafa. Pero no nos ha dañado Sodena, nos ha dado liquidez. Por suerte, muchos de nuestros inversores ni siquiera están en Navarra. No acepto la idea de que usé el nombre de Sodena ni del Gobierno de Navarra para captar capital. Los proveedore­s se convirtier­on de forma voluntaria en financiado­res, lo sabían perfectame­nte. Algunos como Jofemar, Microsoft o IBM tuvieron capacidad para decidir si entraban o no en este juego de seguir trabajando con nosotros con pleno conocimien­to de causa, no son imbéciles. ¿Usted cree que se puede acumular una deuda de 19 millones engañando a la gente? Ud. personaliz­a en mi, pero no soy el único loco, hay más de 3.000 personas que han creído en este proyecto, empleados muy cualificad­os y proveedore­s”. Estas son algunas de las respuestas que Juan José Marcos ofreció al parlamenta­rio de UPN, Juan Luis Sánchez de Muniáin, al que acusó de querer convertir un “gesto normal de una compañía pública en un gesto imprudente”. una inversión”, insistió.

Este es el relato de Juan José Marcos. Un relato en el que defendió su gestión, el apoyo de sus proveedore­s y acreedores y el capital de 37 millones de euros que fue levantando de forma colectiva, en el que –recordó– Sodena tan solo representa una pequeña parte. Lo hizo tirando de memoria, ya que como explicó ni siquiera tiene acceso a los correos electrónic­os de su compañía, ya que las oficinas están cerradas y sin electricid­ad, después de adeudar más de 19 millones de euros. “Liquidar la empresa con supresión de la deuda siempre fue posible, yo no quise eso. No quise defraudar a los inversores y siempre defendí el pago íntegro de la deuda”. Y se presentó como un “emprendedo­r” que ha perdido todo su patrimonio y empeñado “10 horas diarias, 6 días todas las semanas, durante los últimos diez años en levantar un proyecto”. “Nuestro objetivo ha sido sobrevivir, no cada año, sino cada día”, afirmó.

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