LAS CLAVES DE LA DEFENSA
● Sin violencia no hay rebelión. Los acusados esgrimen su trayectoria en defensa de la cultura de la paz y los Derechos Humanos y parten de la base de que el movimiento independentista ha demostrado a lo largo de los años ser pacífico y cívico, hasta el punto de que, más allá de algún caso “aislado”, señalan, los únicos episodios de violencia que ha habido son los protagonizados por las fuerzas de seguridad del Estado con las cargas para tratar de impedir el 1-O. A diferencia de la Fiscalía, a la que acusan de “inventar” la violencia, los acusados argumentan que ni el 20-S ni el 1-O asumieron la posibilidad de generar un “estallido violento”. ● Protesta pacífica. Uno de los epicentros de la acusación por rebelión recae en el cerco a la comitiva judicial que registró la consellería de Economía el 20 de septiembre de 2017, donde miles de personas se concentraron para protestar por aquella operación contra el referéndum del 1-O. Los acusados niegan que se impidiese la actuación judicial, alegan que la concentración fue “legal, pacífica y festiva”, amparada por el derecho a la libertad de expresión, y denuncian el “sesgo ideológico” de la secretaria del juzgado de instrucción número 13, que efectuó un “relato apocalíptico” de lo ocurrido, pese a que la comitiva no sufrió “ningún rasguño”.
● Violencia policial. Mientras los Mossos d’esquadra, con el mayor Josep Lluís Trapero al frente, acataron la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) de impedir el 1-O preservando la convivencia ciudadana, la Guardia Civil y la Policía actuaron con una “violencia indiscriminada”, incluso cometiendo “tortura” que ahora “encubre” la Fiscalía, según las defensas.
● El 1-O. El referéndum fue la “única decisión de ejecución unilateral” en todo el procés y se convirtió en un “punto de no retorno” y en un “digno ejercicio colectivo de expresión política” que, según las defensas, escandalizó a Europa por la violencia policial. “Extraña rebelión –alegan los acusados– aquella en la que los ciudadanos, supuestos ejecutores de un alzamiento violento y tumultuario, blanden una papeleta como única arma y, al acabar la jornada, regresan pacíficamente a sus casas”.
● DUI. Carles Puigdemont dejó en suspenso la declaración unilateral de independencia el 10 de octubre y el Parlament la aprobó mediante una resolución el 27 de octubre, que no fue publicada en el Diario Oficial de la Generalitat ni llegó a hacerse efectiva porque era una mera expresión de la “voluntad política” para generar un escenario de “negociación multilateral ineludible” entre Cataluña, España y la Unión Europea “basado en el respeto a los principios democráticos”, argumentan. ● Diálogo. Insisten en que su empeño era dialogar y negociar en un marco democrático no violento, amparados en el derecho a la autodeterminación que creen que existe para Catalunya.