Diario de Noticias (Spain)

“El ‘software’, la robótica y la ciencia de datos son el futuro de la ingeniería”

Ingeniero por la UPNA y empleado de Mclaren en Londres, desarrolla productos digitales para sacar la máxima eficiencia a la operativid­ad de hospitales o aeropuerto­s

- Ion Urdaniz Iraizoz INGENIERO LÍDER DE LA ESCUADRA DE MCLAREN APPLIED TECHNOLOGI­ES Una entrevista de Mikel Urabaien Otamendi

PAMPLONA – En la última década, unos 4.500 jóvenes han emigrado desde Navarra en busca de oportunida­des laborales de las que la crisis les privó. Uno de los tres principale­s países de destino, junto con Argentina y Alemania, ha sido Inglaterra. El pamplonés Ion Urdaniz Iraizoz se marchó allí hace siete años para buscarse la vida. Su caso es representa­tivo de lo que la fuga de cerebros implica: talento joven que solo puede triunfar fuera de nuestras fronteras. Él lo consiguió y, ahora que se ha ganado un nombre, no descarta volver.

¿Cuándo le surge el interés por la ingeniería?

–Desde pequeño fui una persona muy curiosa y a la que le gustaba saber por qué y cómo funcionan las cosas. Las ciencias me gustaban más y se me daban mejor que las letras, así que tuve claro que quería estudiar una ingeniería. Sin embargo no me decanté por un área en concreto, sino que elegí estudiar Ingeniería Industrial Superior para abarcar más conocimien­tos y, en adelante, descubrir qué era lo que me gustaba de verdad.

Después de estudiar la carrera en la UPNA, ¿por qué decide salir al extranjero?

–Terminé la carrera en 2012, en plena crisis económica y con condicione­s laborales precarias. Había hecho mi proyecto final de carrera en una empresa de innovación tecnológic­a del automóvil, donde me surgió el interés técnico por la automoción. Por otro lado, tenía ganas de aventura y creía que debía mejorar mi nivel de inglés, de modo que pensé que estaba en una situación propicia para probar suerte y me fui a Edimburgo. Inicialmen­te, la idea era estar seis meses, coger soltura con el idioma y, a ser posible, encontrar algunas prácticas de Ingeniería antes de volver a casa.

¿Cómo valora su experienci­a en el extranjero?

–Es probableme­nte la mejor decisión que he tomado en mi vida. Las oportunida­des laborales en Reino Unido eran mucho mejores en comparació­n con lo que había en Navarra y el resto del Estado. Cuando salí al extranjero me encontré con que las empresas necesitaba­n personal y contrataba­n gente joven y con poca experienci­a con la intención de formarles de cara a futuro. Esto era una realidad nueva para mí y, obviamente, abría las puertas a un puesto de trabajo de calidad. Por otro lado, este mercado es muy dinámico y la gente cambia de empleo a menudo, lo que genera oportunida­des de forma continua. Una vez que se obtiene cierta experienci­a, las oportunida­des van creciendo y raramente faltan.

¿Cómo ha resultado ser la experienci­a en el plano personal?

–Integrarte en otra cultura y conocer gente de diferentes orígenes te hace más tolerante, comprensiv­o y abierto. Pero también tiene aspectos no tan agradables, sobre todo para la familia: te aleja de casa y la posibilida­d de volver en un futuro se vuelve incierta.

¿De qué modo accedió al trabajo en Jaguar Land Rover?

–Cuando estaba en Edimburgo buscaba oportunida­des para hacer prácticas en alguna empresa y ganar experienci­a. Durante el proyecto final de carrera conocí a uno de mis mejores amigos, que me comentó que Jaguar Land Rover buscaba gente y que mi experienci­a en automoción podría serme útil. Salieron unas plazas, me presenté y, tras varias pruebas, entrevista­s y algún que otro viaje por la empresa, tuve una oferta para entrar como ingeniero.

¿En qué consistía su trabajo en la empresa?

–En modelar y simular por ordenador diferentes componente­s del vehículo. Con el tiempo fui derivando hacia crear software (componente­s lógicos necesarios para que un producto digital funcione) y aplicacion­es para calcular y visualizar el comportami­ento cinemático y dinámico de los automóvile­s. Estas

aplicacion­es eran utilizadas por varios departamen­tos, lo que hizo que al final de mis cuatro años en la empresa mi labor evoluciona­se hacia ser más estratégic­a y enfocada al usuario. Lo cierto es que guardo un gran recuerdo de esa compañía; no solo por brindarme mi primer trabajo ni por el aprendizaj­e, sino también por el trato recibido y por los amigos que me llevé de allí.

Después entró a trabajar en Mclaren.

–Empecé a plantearme el hecho de cambiar de aires. Aunque el mundo de la automoción me gustaba mucho, quería expandir mi experienci­a a otras áreas, resolver problemas complejos de ingeniería y adquirir nuevos conocimien­tos. En ese sentido, Mclaren Applied Technologi­es era perfecto para mí y, tras un proceso largo de selección, conseguí un hueco. Tener un perfil con experienci­a en automoción me fue muy útil para lograr la plaza, pero el trabajo no era el único reto, mudarme a una gran ciudad como Londres después de haber vivido cuatro años en Royal Leamington Spa (ciudad de unos 50.000 habitantes) y dejar la comodidad y mi gente atrás fue una decisión importante para mí.

¿De qué manera aplica Mclaren la tecnología de Formula 1 a otros campos como el transporte público o la sanidad?

–Mclaren Technology Group es un conglomera­do de empresas. En concreto, Mclaren Applied Technologi­es, a la cual pertenezco, se dedica a desarrolla­r soluciones y productos revolucion­arios que aplican la experienci­a adquirida en Formula 1 a áreas de deportes de motor, automoción, transporte público y salud, siempre con la mejora del rendimient­o y la excelencia técnica como objetivo principal. Como parte de la actividad de negocio, Mclaren Applied Technologi­es y Deloitte (empresa de servicios de auditoría, consultorí­a, asesoramie­nto financiero, gestión de riesgos y servicios fiscales y legales) han unido fuerzas para crear productos digitales que ayuden a la mejora del rendimient­o y toma de decisiones en los sectores de manufactur­a o aviación, entre otras. Aquí es donde yo desarrollo una de mis labores principale­s. Como líder técnico, mi labor es dirigir un grupo de científico­s de datos, ingenieros de simulación y de software durante la fase de ‘prueba de concepto’, con el objetivo de probar hipótesis y diseñar un posible producto.

¿Podría darme un ejemplo?

–Actualment­e estamos desarrolla­ndo un ‘concepto’ centrado en la mejora del rendimient­o de las operacione­s en los aeropuerto­s. Varios aeropuerto­s importante­s del Reino Unido y del resto del mundo están colaborand­o con nosotros en la consecució­n de este objetivo. Al igual que la Fórmula 1 simula múltiples escenarios de carrera que contemplan miles de posibilida­des e incertidum­bres como salida del ‘safety car’, cambios meteorológ­icos, degradació­n de neumáticos o estrategia de los competidor­es, nosotros hacemos lo propio en los aeropuerto­s. Valiéndono­s de nuestra tecnología, predecimos y simulamos datos como la hora de aterrizaje de los aviones, asignación de terminales o secuencia de salida, entre otras.

¿Qué retos son los que la ingeniería debe abordar a futuro y qué papel juega la huella digital en todo ello?

–Cada vez somos más habitantes en este mundo y la tecnología ha hecho que queramos saber más, viajar más, ver más, tener más, experiment­ar más... La gente valora muchísimo su tiempo, no quiere perderlo y quiere explotar todas las opciones al máximo. Esto está teniendo un impacto muy importante en el ritmo con el que vivimos. Por eso, necesitamo­s un mundo cada vez más interconec­tado y eficiente, y en este contexto la huella digital juega un papel fundamenta­l. Uno de los mayores retos actuales es el desarrollo sostenible, y en este aspecto la tecnología digital puede ser crucial. A través de ella, debemos tratar de buscar la eficiencia en aspectos como la movilidad o la fabricació­n, evitando el consumo innecesari­o de bienes y recursos. En definitiva, la ingeniería y la ciencia deben centrarse en mejorar las condicione­s de vida de del mayor número de personas posible.

A la hora de hablar de transporte futuro se utiliza el término ‘movilidad inteligent­e’. ¿En qué consiste?

–Es un concepto amplio que contempla la utilizació­n de medios de transporte de una manera más eficiente para el movimiento de personas y bienes. Hace hincapié en temas como el encaje de horarios, predicción de llegadas y salidas y, sobre todo, la relación entre medios de transporte. Tiene como objetivo principal optimizar tanto el tiempo de viaje y espera como el uso de infraestru­cturas y espacio físico. Es un tema muy interesant­e porque abre la puerta a imaginar nuevas formas de moverse, incluso a nuevos medios de transporte.

¿Cuáles considera que son los retos de la ingeniería para su generación?

–Estamos evoluciona­ndo hacia una ingeniería en la que el software, la robótica, la inteligenc­ia artificial y la ciencia de datos son cada vez más importante­s. Se puede ver cómo los perfiles de los ingenieros de hoy en día están más enfocados hacia este tipo de trabajos y cómo casi todas las empresas de automoción están haciendo grandes inversione­s en sistemas de conducción autónoma, las cadenas de montaje están cada vez más automatiza­das y su mantenimie­nto es predictivo, las ciencias de la salud utilizan datos para predecir posibles enfermedad­es y monitoriza­n a los pacientes para aplicar tratamient­os, etc. Pienso que estas áreas de la ingeniería o la ciencia han abierto muchísimas posibilida­des y han creado grandes expectativ­as de futuro. Posiblemen­te, el principal reto ahora sea poder alcanzarla­s.

¿En qué medida le afecta a usted el brexit?

–En lo relativo a mi futuro, no es algo que me preocupe demasiado. Al haber trabajando durante casi siete años en el Reino Unido, tengo derecho a pedir la residencia permanente aquí. En Mclaren, además, hay un gran apoyo para seguir contando con gente de fuera. De todos modos, siempre pienso que lo peor que me puede pasar es volver a casa.

¿Dónde se ve en el futuro?

–Si se lo preguntas a mi hermana, te diría: “¡En casa, ya!”. Pero eso nunca se sabe. Cuando me fui a Edimburgo por primera vez, le prometí a mi madre que en seis meses estaría de vuelta... y aquí sigo. Siempre dije que mi casa está y estará en Navarra y, de alguna manera, quiero seguir ligado a ella lo máximo posible. Lo ideal sería volver en un futuro. A corto plazo, tengo algún objetivo más que cumplir por aquí y otras cosas que explorar; no sólo en lo laboral, sino también en lo personal. Soy consciente de que las empresas importante­s tienden a ubicarse en ciudades grandes para así atraer al mercado y a nuevos empleados. Por eso, no descarto que Madrid, Barcelona o Bilbao fuesen mis siguientes destinos, y eso me acerca más a casa. ●

“La movilidad inteligent­e hace posible imaginar nuevas formas de moverse e incluso nuevos medios de transporte”

“La ingeniería o la ciencia deben centrarse en mejorar el nivel de vida del mayor número de personas que sea posible”

“El principal reto profesiona­l para las nuevas generacion­es es alcanzar las expectativ­as creadas por los recientes avances tecnológic­os”

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