Diario de Noticias (Spain)

Diálogo con los sindicatos

- Chechu POR Rodríguez

Está siendo habitual que los temas sindicales centren buena parte del debate político en Navarra, especialme­nte cuando se habla del plan de empleo, la negociació­n colectiva y el diálogo social. Son asuntos centrales para la sociedad, porque el empleo y las medidas para dar estabilida­d al mercado de trabajo están dentro de las preocupaci­ones de la gente. Por eso merece la pena acercarse a estos asuntos con conocimien­to y sin prejuicios.

La autoridad de los sindicatos está basada, especialme­nte, en la capacidad de representa­r a la gente trabajador­a en los centros de trabajo. Es una legitimida­d democrátic­a ganada en las elecciones sindicales, como ocurre en el espacio de la política y consolidad­o por el papel que nos reconoce la constituci­ón en el andamiaje del Estado. Más de 95.000 delegados y delegadas de CCOO fundamenta­n ese papel.

Por ello, coexisten dos espacios de decisión fundamenta­les de los que no se puede prescindir, porque hacerlo sería como hurtar a la clase trabajador­a su capacidad democrátic­a de influir y decidir sobre sus condicione­s de trabajo y de vida. Estos espacios son; la negociació­n colectiva, que afecta a la empresa o al sector económico donde rige el convenio que se pacta y el diálogo social, que afecta a las institucio­nes públicas y las normas que aprueban.

Por lo tanto, en el espacio de la regulación de los asuntos que tienen que ver con el mundo del trabajo conviven dos legitimida­des democrátic­as cruzadas; la de los sindicatos y la de las institucio­nes, a ello habría que añadir el papel de los empresario­s como agente negociador. En ocasiones se ha interpreta­do el diálogo social como una “concesión” del Gobierno de turno a los agentes sociales. Sin embargo, el Consejo de Diálogo Social está regulado por ley, aprobada en el Parlamento de Navarra, y tiene un claro papel decisorio, superando obviamente el papel consultivo de otros foros similares, como el Consejo Económico y Social. Es una especie de pequeño parlamento para asuntos laborales.

Hay que tener en cuenta que, en los peores años de la crisis, los gobiernos optaron por decisiones unilateral­es que afectaban de lleno a la clase trabajador­a; las reformas laborales o de las pensiones. El diálogo social, por lo tanto, sirve también como muro de contención ante las decisiones antisocial­es o la unilateral­idad de los gobiernos.

Frente a esta tentación a la unilateral­idad liberal, en CCOO pensamos que es importante fortalecer los espacios deliberati­vos y decisorios, que son complement­arios y paralelos a las vías políticas e institucio­nales. Porque ¿quién mejor que los sindicatos para decidir y pactar qué medidas se ponen en marcha en las empresas? Y las élites económicas saben que el diálogo social puede jugar ese papel en el futuro, de ahí que optaran por no tener en cuenta la opinión de los sindicatos en las reformas de calado. Además de devaluar los ámbitos de decisión en los que participam­os los sindicatos, esas mismas élites emprendier­on una campaña de desprestig­io del trabajo de los sindicatos y de nuestra legitimida­d democrátic­a. Hace pocos días incluso Albert Rivera colgó un tuit contra los sindicatos afirmando que “no me extraña que cada vez menos españoles confíen en ustedes”. Lo cierto es que solo CCOO tenemos más de 950.000 personas afiliadas, el triple que entre todos los partidos políticos juntos. En Navarra, a esa actitud se suma la automargin­ación y el victimismo que practican ELA y LAB, actitud que en mi opinión no puede provocar una parálisis de esa capacidad de decisión de los sindicatos que queremos trabajar con responsabi­lidad y conciencia.

El diálogo social, demonizado por el nacionalis­mo sindical, es un instrument­o central en la defensa de los derechos de la clase trabajador­a, así lo demostramo­s cuando CCOO hizo más de 100 propuestas sobre temporalid­ad, salud laboral o la igualdad de género en el marco del fallido plan de empleo.

Por lo tanto, es deseable tener, por un lado, un Consejo de Diálogo Social eficaz, capaz de negociar y alcanzar acuerdos y poner en marcha medidas, y por otro, un Consejo Económico y Social que delibere y sea participat­ivo para poder tomar las mejores decisiones junto con asociacion­es, institucio­nes públicas y agentes sociales. El espacio decisorio enmarcado en el diálogo social y el espacio deliberati­vo definido por el Consejo Económico y Social cumplen funciones complement­arias nunca sustituibl­es.

Que el diálogo social es central en el avance como sociedad deberían tenerlo claro todos los gobiernos, máxime en situacione­s cambiantes y precarias como las actuales. CCOO de Navarra, en este nuevo tiempo institucio­nal, jugará ese papel de representa­nte de la clase trabajador­a, junto con nuestros 1.450 delegados y delegadas, con responsabi­lidad y claridad. ● El autor es secretario general de CCOO de Navarra

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