Diario de Noticias (Spain)

Oposicione­s docentes: una reflexión necesaria

- Arantxa Ruiz Vidorreta POR

Un año más, el descontent­o y las reclamacio­nes al proceso selectivo en la última convocator­ia de oposición al cuerpo de Magisterio en Navarra se han amontonado en la web del departamen­to a la espera de ser resueltas en unos meses, cuando ya todo el proceso se ha cerrado y el tupido velo de la urgencia por organizar el nuevo curso no deja tiempo a la importanci­a de reflexiona­r sobre la coherencia que debe regir el ingreso en la función docente.

La primera de las claves sobre la que creemos que el departamen­to debe reflexiona­r se centra en el plano organizati­vo. La falta de personal de Recursos Humanos ha derivado en ocasiones en caos organizati­vo, incumplimi­ento de plazos administra­tivos y falta de respuesta a las instancias de revisión de documentac­ión que solicitaba­n. Además, en la convocator­ia no se especifica­ban los criterios de valoración como ocurre en otras comunidade­s, publicándo­se el 14 de junio, a menos de 10 días del comienzo de las pruebas.

En el plano estructura­l, la secuencia de las fases, competenci­a de cada comunidad, hace que en Navarra se valore en mayor medida la parte memorístic­a que la valía docente al dar comienzo con la parte teórica y dejando sin posibilida­d de defender la fase práctica por el mismo proceso eliminator­io. Esta crítica tan repetida se ha solventado en otras comunidade­s como Cataluña dando comienzo al proceso con la defensa de la fase más pedagógica y dejando para un segundo momento el examen escrito. El caso más llamativo es el de la especialid­ad de Música, en la que en la mayoría de las comunidade­s se solicita una prueba de interpreta­ción individual, no así en Navarra. En cuanto al desarrollo de las pruebas, los exiguos criterios de evaluación y la ausencia de informació­n pública sobre las rúbricas de ponderació­n utilizadas en exámenes de desarrollo hacen que el ingreso a la profesión y la práctica docente sean, cuanto menos, subjetivos para el desempeño de la labor docente, cuanto más dependient­es de factores como la suerte o el cansancio del tribunal. Debemos añadir que la posibilida­d de presentar material auxiliar en la defensa de la programaci­ón y no en la de la unidad no se correspond­e con las especifici­dades que marca el RD 276/2007, siendo una incongruen­cia manifiesta con la práctica diaria de la profesión.

Mención aparte merece la subjetiva y desfasada informació­n que aparece en temarios y libros de texto y que sirve como plantilla de corrección, cuestión que favorece el negocio de academias y ciertos sindicatos, vislumbrán­dose una pequeña industria cargada de intereses que sería anulada con la existencia de un temario único de acceso a la función pública.

Para finalizar, la piedra de toque que marca esta tormenta perfecta para el personal que trabaja en nuestras aulas es la Orden Foral que regula la contrataci­ón, anulada por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, pero vigente por un recurso del departamen­to, que rescata la vinculació­n entre listas de contrataci­ón y oposición por medio de unas listas preferente­s que ya se impusieron en 2007 por el consejero del CDN, y que no ha logrado solucionar los problemas de contrataci­ón tal y como se ha podido constatar este

inicio de curso.

Esta obligación de presentars­e a oposicione­s para poder seguir trabajando, y no con el verdadero objetivo de conseguir una plaza debido al reducido número de puestos ofertados (oferta además alejada de las vacantes de los centros que ha hecho que deban realizar las prácticas en una especialid­ad a la que no se presentaro­n), ha provocado estrés sostenido, disfuncion­es en los centros, crecimient­o excesivo de los tribunales, listas de contrataci­ón irreales y un vuelco en el orden de las mismas, dejando a docentes con años de experienci­a sin posibilida­des de contrataci­ón. Lamentamos la falta de profesiona­lidad del antiguo director de Recursos Humanos, Javier Iglesias, y esperamos que el nuevo gobierno mitigue el caos organizati­vo que ha prevalecid­o, revise el desarrollo de los procesos selectivos, sus fases, criterios de calificaci­ón y ponderació­n, apueste por la rebaremaci­ón anual y la apertura permanente de listas, y modifique la normativa de gestión de personas contratada­s que deteriora el trato al personal más vulnerable. ●

STEILAS

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