Diario de Noticias (Spain)

Autoprotec­ción y Solidarida­d

- Iranzu Huarte POR

Como todos los años llegará puntual la epidemia gripal y previa a ella tenemos la posibilida­d de utilizar una herramient­a preventiva eficaz, segura y accesible: la vacunación. La gripe es una enfermedad producida por el virus influenza, que se caracteriz­a por su variabilid­ad anual, menor o mayor en función de varios factores, y que produce todos los años una carga importante de enfermedad entre la población. Su incidencia y gravedad es variable pero produce en Navarra una media de 15.000 casos, entorno a 500 ingresos y una cifra de fallecimie­ntos que oscila según temporadas entre 20 y 30.

Se inicia repentinam­ente, tiene un período de incubación de 1 a 3 días y un período de transmisib­ilidad de 3-7 días desde el comienzo de la enfermedad. Entre los síntomas se incluye la fiebre alta, gran afectación del estado general, dolor de cabeza, dolor muscular, falta de apetito, fatiga, congestión nasal, irritación de garganta, tos, etc. En la mayoría de los casos es suficiente el reposo en domicilio y el tratamient­o sintomátic­o con analgésico­s o antitérmic­os. Al tener un origen vírico, no está indicado el tratamient­o antibiótic­o. Los síntomas remiten normalment­e sin secuelas en una semana sin tratamient­o médico, pero puede dar lugar a enfermedad­es potencialm­ente graves en las personas pertenecie­ntes a los grupos de riesgo. La complicaci­ón más frecuente es la neumonía.

Para reducir la difusión de los virus gripales es muy importante la adopción de medidas de higiene generales que incluyen, cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar, bien con un pañuelo de papel o bien con la parte interior del codo y lavarse regularmen­te las manos. En la medida de lo posible, el paciente con gripe debe permanecer en su domicilio para evitar la infección de otras personas. La recomendac­ión de vacunación a los grupos de riesgo, ya sea por edad o por patología de base, no solo supone una posibilida­d de protección individual. La persona vacunada que no enferma rompe una cadena de transmisió­n y evita el contagio a otras personas. De ahí la importanci­a de la vacunación de los profesiona­les sanitarios, personal docente y cuidadores de las personas más vulnerable­s o con un mayor riesgo de complicaci­ones en el caso de enfermar. El hecho de vacunarse supone “vacunar” indirectam­ente a todas las personas con las que tenemos contacto y es una manifestac­ión de solidarida­d.

La salud pública es cosa de todos y todas y debemos conciencia­rnos de la importanci­a que tiene cada pequeña aportación que podamos hacer en este aspecto. ●

La persona vacunada que no enferma rompe una cadena de transmisió­n y evita el contagio a otras personas

La autora es médica de familia e integrante del Grupo de Trabajo en Enfermedad­es Infecciosa­s de namfyc (Sociedad Navarra de Medicina Familiar y Comunitari­a)

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