EL MERCADO LABORAL ACUSA YA EL FRENAZO Y DESTRUYE 3.300 EMPLEOS EN EL ÚLTIMO TRIMESTRE
● El empleo público es el motor en el último año, con 5.700 nuevos ocupados ● La industria añade 1.400 trabajadores en un año y el paro femenino sube en verano: 2.100 más
PAMPLONA – La economía frena y con ella lo hace el empleo, que en verano ha comenzado a emitir señales de cierta alarma. Sigue aumentando la ocupación en términos interanuales y Navarra se mantiene como la comunidad con la tasa de desempleo más baja (8,19%, solo tres centésimas más que la muy estacional Baleares), pero los últimos tres meses parecen haber mostrado los límites del actual periodo expansivo: 3.300 empleos destruidos suponen el peor dato en un tercer trimestre desde 2010.
Junto a ello, el desempleo subió en 1.800 personas y la combinación de ambas cifras parece anticipar un final de año complicado, con el crecimiento económico más próximo ya al 2% que al 3% y algunas de los principales incógnitas que constriñen el crecimiento sin resolverse. Ni el brexit ha concluido, ni Alemania parece capaz de esquivar la recesión ni la guerra comercial desatada por Trump ofrece señales de que vaya a amainar a corto plazo. Y, junto a ello, España afronta las cuartas elecciones generales en apenas cuatro años.
“Ha sido un mal trimestre dentro de un buen año”, quiso destacar Carmen Maeztu, consejera de Derechos Sociales del Gobierno de Navarra, que ayer ofrecía su primera valoración de una Encuesta de Población Activa. Maeztu destacó que “si se elimina el factor estacional, las cifras son más positivas, puesto que se “está reduciendo el desempleo a un ritmo bueno”, con 4.400 personas paradas menos. Esto supone una reducción del 14,5% en el último año, la mayor caída “por detrás solo de Baleares” y que deja una tasa de desempleo, por debajo del 10%, que, recordó Maeztu, era el “objetivo del empleo para el año 2019”.
De hecho, solo cuatro comunidades, además de Navarra y Baleares, cerraron el pasado trimestre con una tasa de paro de una sola cifra: Aragón, País Vasco, La Rioja y Cantabria conforman un eje del Ebro dinámico, que combina actividad industrial con cohesión social y que se mantiene como una de las áreas económicos, al margen de Madrid (10,26% de paro) y del Mediterráneo, más importantes del país.
Este eje, incluido Catalunya, ha creado algo más de 100.000 pues
tos de trabajo en el último año, de los que a Navarra le correspondieron 6.600. Esto supone un aumento del 2,32% en los últimos 12 meses, una cifra ya claramente inferior a la de pasados trimestres y más parecida al crecimiento económico que se intuye para los próximos. El Gobierno de Navarra todavía prevé que el PIB aumente un 2,2% en 2020.
ATONÍA PRIVADA Los 6.600 nuevos ocupados, con resultar positivos, camuflan en cualquier caso una debilidad del sector privado cada vez más evidente. Según la EPA, en el último año apenas ha creado 1.400 puestos de trabajo, mientras que fueron las administraciones publicas las grandes generadoras de actividad: pasan de 43.400 a 49.100 empleos, con un crecimiento además de 3.200 personas en el último trimestre. Un aumento difícilmente sostenible y que seguramente se corte en los próximos trimestres.
El análisis por sectores parece confirmar la atonía del sector privado. La construcción mantiene unos 17.300 ocupados, prácticamente los mismo que hace un año (unos 600 menos) y la industria gana apenas 1.400 nuevos ocupados, hasta los 77.700. Son los servicios los grandes generadores de empleo en el último año (7.400), si bien en los últimos tres meses destruyeron unos 2.300 empleos.
Esta caída del empleo en el sector servicios en el tercer trimestre coincide con un incremento del paro femenino en 2.100 personas. “Aumenta así la brecha de desigualdad que siguen sufriendo en el mercado de trabajo”, indicó el sindicato CCOO en una nota. “La tasa de paro entre los hombres es del 6,64%, mientras que la de las mujeres es del 9,96%, recordaba CCOO, que añadía que desigualdad laboral se traslada también a la precariedad: las más afectadas por la temporalidad y la parcialidad de las jornadas, un 3,3% más de temporalidad que los varones y un 18,7% más de parcialidad que éstos”. ●