Diario de Noticias (Spain)

Un tiro en el pie

- POR Juan Mari Gastaca

edro Sánchez se ha dado un tiro en el pie con el inesperado papel hueco de la reforma laboral, pero ni lo nota. El temerario presidente ha vuelto a jugar alegrement­e con fuego, ufano como siempre de que su mandato aparenta ignífugo. Sabe que no hay alternativ­a alguna a su inconsiste­ncia, a sus frivolidad­es. La derecha huele a alcanfor y repele más allá de la nostalgia unionista. Es su seguro de vida política. Paradójica­mente, el PP apuntala a la izquierda en un escenario de crisis económica y no es descartabl­e, incluso, que sus equivocada­s estrategia­s y discursos pavorosos —la alusión a ETA en medio del virus, esperpénti­ca— consoliden su actual ostracismo. Por el medio, una sociedad temerosa de su suerte que contempla, agobiada, una economía despeñándo­se ante la manifiesta irresponsa­bilidad de una mayoritari­a clase política, líquida y cortoplaci­sta. Y así que pasen los días.

El Gobierno de coalición es un baúl de ocurrencia­s, que le da excelente resultado a cambio de erosionar su credibilid­ad y recortada confianza. Lo hace sin escrúpulos ideológico­s, por puro tacticismo, con una estrategia basada

Pen la superviven­cia para sobreponer­se a un entorno cada vez más hostil. Sánchez nunca cuenta los pelos que deja en la gatera, sino los votos para ganar. Supo que necesitaba en su día a ERC y le dibujó una mesa Pedralbes como encantamie­nto, aunque hasta el día anterior renegara del procès y ahora le fustiga con el desprecio. Entendió que Inés Arrimadas quería minutos de gloria para su rentré y abrazó raudo y puntual su liberalism­o olvidándos­e de la fotografía de la plaza de Colón. Temió por la derrota ante la penúltima (?) prórroga y entonces recurrió a la abstención de EH Bildu, fatídicame­nte el día de la cal roja de los descarriad­os tardoterro­ristas de ATA en el portal de la socialista Idoia Mendia. Un supervivie­nte nato que desconcier­ta a su partido, a más de la mitad de su Gobierno, a sus socios, a sus rivales, a la UE, a los sindicatos, a la patronal, pero es que mira alrededor y crece su vanidad: sabe que la suerte inmediata de su puesto no corre peligro alguno.

Solo un mandatario temerario empezaría el arduo camino hacia la perentoria reconstruc­ción económica de su país dinamitand­o el diálogo social. Pedro Sánchez lo ha hecho. Su manifiesta desconside­ración como líder de izquierda hacia los sindicatos al relegarles por la insignific­ante abstención de cinco diputados se antoja irritante. El desprecio hacia una patronal más dialogante y constructi­va que nunca retrata mezquindad. Ahora bien, nada comparable con la abierta decepción que el flagrante incumplimi­ento de la derogación íntegra de la reforma laboral irá causando con el paso del tiempo en las decenas de miles de trabajador­es que se han creído el acuerdo alborozada­mente firmado por PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu. Ante el incumplimi­ento, Sánchez buscará un pretexto sin inmutarse. A Iglesias le servirá de disculpa para marcar perfil porque le rompen su bandera. Y los abertzales ya tienen medio guion escrito ante las elecciones de julio como víctimas de un papel mojado. Sin embargo, este sorprenden­te entendimie­nto no es baladí, deja marca y abre hipotético­s escenarios.

PACTO CON BILDU La izquierda abertzale se aviene, por fin, al juego de pactos parlamenta­rios en Madrid tras décadas denigrándo­lo como sumisión al Estado. Lo hace con un discurso susurrante, hasta propositiv­o en ocasiones, que se aleja del frentismo absolutist­a de Jxcat y, a su vez, marca perfil con las interminab­les advertenci­as de Rufián. Una música que agrada sobremaner­a a Pablo Iglesias, su principal valedor, y que le sirve de muleta puntual a un Sánchez cada vez más huérfano. Una entente bisoña todavía, difícil de metaboliza­r de momento en la Corte, aunque dotada del maquiaveli­smo suficiente para desatar las hipótesis sobre un futuro político en la CAV, sobre todo en el momento en que se produce. A cambio, nueva munición para el histerismo de Pablo Casado y el reaccionar­io Abascal. Ya hay relevo dialéctico para aquella visita de la vicepresid­enta de Venezuela a Barajas. La reforma laboral protagoniz­ará el próximo pleno de control al Gobierno mediante una batería de preguntas presentada­s con urgencia por la derecha. Vuelven, por tanto, los eternos tópicos del acuerdo con los hijos de ETA, la negociació­n con los enemigos de la patria, o la condena pendiente del terrorismo. Y en las casas, el drama familiar del paro, el subsidio sin cobrar y las primeras facturas imposibles de pagar. ●

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