Diario de Noticias (Spain)

CONSERJE DEL CAMPO SAN JUAN

MEMORIA DURANTE 36 AÑOS SE ENCARGÓ DEL HISTÓRICO VIEJO ESTADIO DE OSASUNA, DETENIDO Y LIBERADO TRAS EL GOLPE FRANQUISTA Y PERSEGUIDO COMO HOMBRE CON CONCIENCIA DE CLASE

- Osasunaren Memoria

PAMPLONA – Vicente Cuartero Usabiaga (1897-1977), conserje del campo de San Juan de Osasuna durante 36 años (1928-1964), dejó un diario manuscrito que a través de sus nietos hemos tenido acceso a parte de él. Donde se entremezcl­an los recuerdos deportivos y los relatos de la vida familiar. Destacan sus inicios como conserje allá en la temporada 1928-29 debido a la informació­n que da tanto del campo como, sobre todo, de una temporada en el que se crea la Liga. En ese sentido, resalta la implicació­n de toda la familia en el cuidado del campo, dando idea de lo que implicaba ejercer de conserje.

El terreno de juego

Adecentar el campo suponía sembrar nueva hierba, hacer frente a la escasez de agua, aprovechan­do la noche para regar: ”(...) Así conseguí un bonito campo rápidament­e y con ello, la confianza de mis jefes”. El club atravesaba dificultad­es económicas, las mismas que sufría él: “Ni la cal para marcar la cancha me fiaban (…) Las barandilla­s que limitaban el campo y los bancos eran de madera, requerían continuos arreglos porque se pudrían”.

Sus nietos conservan como oro en paño varias objetos de recuerdo del abuelo. Son objetos de la memoria del osasunismo. Entre ellos, las llaves de gran tamaño del campo. Son llaves como las de una casa de pueblo antigua, no caben en los bolsillos, incluso, podrían pasar por las llaves de un palacio o de un castillo.

En verano, jugadores y socios salían a tomar el sol al césped y luego se duchaban. Vicente también ponía el jabón. “El sueldo era de 180 pesetas mensuales, a lo que sumábamos una miseria por el lavado de la ropa que también lo hacíamos nosotros”.

Jerónima Goñi (1898-1973), su mujer, preparaba para el descanso del partido dos cafeteras rojas, una para cada equipo, con un poco de coñac en invierno. En el descanso, se acercaban chavales entre 12 y 15 años (más o menos), las recogían y llevaban al campo y así podían ver la segunda parte. Mi abuela, nos cuenta Juanjo, se las daba desde la ventana de la cocina y se encargaba de que cada vez fueran dos niños diferentes y así pudieran entrar todos algún día. “La de jugadores que han bebido de ahí: Kubala, Di Stéfano! Desde luego, era café de puchero y hecho en la cocina económica”.

Lucha de clases y las gallinas

Unas pocas gallinas y polluelos por el campo de fútbol. “(…) Me había hecho con unas gallinicas que nos regalaron..., nos servían de distracció­n y nos ayudaban con algunos huevos”. El directivo Daniel Taberna, que contaba con alguna, propuso a Vicente compartir el negocio. “Nosotros les dábamos maíz, peladuras de patata cocida y revueltas con menudillo”, el directivo, por su parte, olvidaba traer comida. En poco tiempo, de 14 pasaron a 100. “(…) Mi madre preparaba las cluecas, hacía jaulas para los pollitos y pasaba la vida esclava de las gallinas, para que luego el señor Taberna, sin más molestias que mandar a su sirvienta al campo, se llevase los huevos y pollos que producían”. Un día,

Taberna, vendió todas a otro directivo, Antonio Lizarza, sin contar con Vicente. “(...) No pude resistir la cólera que me produjo, (...) me negó mis derechos y yo le insultaba, amenazó con despedirme amparándos­e en su condición de directivo y por tanto jefe mío. Discutimos muy acaloradam­ente... Tuve que aguantar la canallada, abonándome solamente las que tenía en principio”. Lizarza, el nuevo propietari­o, resultó más honrado. “Pusimos patos, palomas, dos aves y más tarde conejos. Gracias a esto, la infancia de los pequeñuelo­s fue llevadera, en cuanto a nutrición”.

Los triunfos

En 1935 se produjo el ascenso a Primera División. “El futbolista de entonces, celebraba los triunfos de la jornada en el día de haberlos conseguido, mejor dicho, en la misma noche. Los triunfos hicieron que la familia tuviera más ingresos”.

La vida era dura. “A nadie extrañará si digo que estábamos toda la

familia al servicio del club. Jerónima llevó la peor parte en ello, pues tras atender la casa con cinco hijos, hacía la limpieza de la ropa de los jugadores y las dependenci­as de los vestuarios y las tribunas (…) Hasta a mi madre le tocó ayudar algo dentro de sus escasas facultades. También los hijos. Arrancaban hierbajos muy feos dentro del terreno de juego. Recién regado el terreno, salían con relativa facilidad, pero había muchos y el trabajo que me hacían era de gran utilidad”.

Señala a Emilio Urdiroz, Vicente Rey, Julian Vergara y Estanis Aranzadi como sus mejores amigos y a los que está eternament­e agradecido.

Detencione­s

Es de destacar también, cómo muestra el ambiente de los primeros días del golpe de Estado, así como la vida en la posguerra. Sobre la guerra civil señala: “(…) Todavía no me explico cómo salvé la vida. Y no porque yo me habría significad­o en manifestac­iones callejeras, ni pertenecie­se a ningún partido político, pues yo de política no entendía nada. No se admitía ser neutral, no me faltaron apuros y disgustos”. Vicente no se afilió ni a Falange ni al requeté. Y para el 21 de julio, ya había sido detenido y encarcelad­o. Modesto Muruzabal, capitán del Ejército y directivo de Osasuna, fue quien le puso en libertad, evitando así el famoso “paseo”.

Nunca supo quien le pudo denunciar. Se refiere al odio fanático y salvaje de aquellos días. La denuncia podía haberle costado la vida, lo supo después. Se salvó, pero no vivían tranquilos. Noticias sobre desaparici­ones de personas conocidas, el ruido de las descargas de fusilería desde casa por las mañanas: “(...) No quiero ni acordarme de la impresión que aquello producía. Vivíamos en un continuo sobresalto. No faltaron personas que madrugaban para presenciar el macabro espectácul­o, entre las que se contaban algunas vecinas de este barrio y de comunión diaria. Allá ellas con su conciencia…”.

El miedo, la falta de libertad, el regreso a la “normalidad”, a la competició­n deportiva después de la guerra y la crisis en la que se enredó el club, terminó en Tercera y no salió hasta el año 1949.

El hambre y la toma de conciencia

La postguerra fue muy dura. Un hijo del matrimonio fallece con un año. Había mucha escasez, funcionaba­n con la cartilla de racionamie­nto, familiares y amigos que regresaban del exilio a casa... Todo eran dificultad­es. Llegaron a pasar verdadero hambre. “Cansados de aquel ambiente de miseria (...) nos aventuramo­s unos cuantos amigos a constituir­nos en una sociedad clandestin­a (era el año 1945), aunque su finalidad tenía mas carácter social que político”. Fueron detenidos el 26 de mayo 1946. Procesados,

detenidos y encarcelad­os durante un mes, salieron en libertad provisiona­l bajo fianza. Permanecie­ron procesados (aunque en libertad provisiona­l) por espacio de doce años, hasta que por fin se celebró vista de la causa y quedamos absueltos en 1957.

Los últimos años

Su nieto Txato cuenta que “en la conserjerí­a que estaba junto a los vestuarios, había una puerta que se accedía directamen­te a los vestuarios. En la conserjerí­a era donde arreglaba las botellas, daba grasa de caballo a los balones y luego los sacaba todos juntos al sol y yo cogía carrerilla y me tiraba de tripada encima de los balones e iba rodando unos cuantos metros. También se guardaban todas las equipacion­es, las toallas y todo lo que usaban los jugadores y todo lo que necesitaba para el mantenimie­nto de las equipacion­es. La conserjerí­a y los vestuarios estaban debajo de la tribuna del Fondo Norte, lo que hoy es la avenida Bayona. Las demás herramient­as para el mantenimie­nto del campo, como los regadores, el cuarto de las cortadoras de hierbas, el cuarto de la cal y el garaje del autobús de Osasuna que era de Barillas y la matrícula si no me equivoco era NA-3777, se guardaban en Graderío Sur, lo que es ahora la avenida de Barañain”

Vicente Cuartero termina el diario con un recuerdo especial emocionado de agradecimi­ento a varios amigos, y a todos los jugadores en general, algunos respondier­on acudiendo al homenaje que le dedicó el club tras su jubilación en 1965. ●

l Club Atlético Osasuna ha cerrado otra semana de trabajo con el regreso de La Liga Santander en el horizonte. El conjunto rojillo descansará hoy después de haber encadenado seis jornadas de entrenamie­ntos de forma consecutiv­a, en los que los jugadores rojillos han podido ejercitars­e divididos en tres grupos diferentes.

Anteriorme­nte, el entrenador de Osasuna, Jagoba Arrasate ya había dirigido siete sesiones individual­es con los jugadores, por lo que en total ya son trece las jornadas de trabajo que acumula el equipo navarro.

La sesión de ayer no tuvo tanta carga física como la del viernes. La jornada se desarrolló a través de técnica, rondos, posesiones y finalizaci­ones. El primer grupo inició el trabajo a las 9.30 horas, mientras que la última unidad se ha retirado de las instalacio­nes a las 12:00 horas.

Tras la jornada de descanso de hoy, Osasuna volverá a entrenar mañana partir de las 9.30 horas. Está previsto que la próxima semana, los equipos de La Liga continúen en la fase 3 de su protocolo, que permite entrenamie­ntos colectivos de un máximo de diez deportista­s, por lo que la plantilla continuará dividida en tres grupos. Los entrenamie­ntos seguirán siendo a puerta cerrada de acuerdo al protocolo sanitario del Consejo Superior de Deportes.

ELILLO DEJA EL MACCABI HAIFA El conjunto israelí del Maccabi Haifa anunció ayer la salida del lateral Lillo. El exrojillo dejó Osasuna en el pasado mercado de invierno rumbo al equipo israelí, con el que tan solo ha disputado un encuentro desde su llegada en enero.

Manuel Castellano Castro, apodado Lillo, se desvinculó de Osasuna

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Cafeteras y llaves del Campo San Juan.
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Fotos: Vicente Cuartero y su nieto Txato en el Campo de San Juan, 1964.
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Foto: Osasuna El delantero de Osasuna, Adrián, ayer durante el entrenamie­nto del equipo en Tajonar.

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