Diario de Noticias (Spain)

Geolocaliz­ados para contener el virus

El sistema del Gobierno español para rastrear los teléfonos móviles de la mayor parte de la población y las aplicacion­es para detectar contactos con personas contagiada­s por coronaviru­s suscitan dudas y recelos en la sociedad

- Un reportaje de Beatriz Sotillo

Desde hace más de un mes el Gobierno español, a través del Instituto Nacional de Estadístic­a (INE), dispone de los datos de cuarenta millones de teléfonos móviles –el 80% de los existentes en el Estado– para rastrear los movimiento­s de los ciudadanos y comprobar, entre otras cosas, si se cumplen las medidas de confinamie­nto impuestas por la pandemia del covid-19. El estudio, denominado Datacovid, “no rastrea movimiento­s individual­es, sino que emplea datos de posicionam­iento de los dispositiv­os móviles, anónimos y agregados, proporcion­ados directamen­te por los operadores y eliminando cualquier informació­n personal, sin identifica­r ni realizar seguimient­os de números de teléfono o titulares de forma individual”, aseguran sus responsabl­es, en lo que, a priori, es una actuación respetuosa con la Ley de Protección de Datos.

A esa iniciativa gubernamen­tal se suman nuevas aplicacion­es que también utilizan el rastreo de los movimiento­s de las personas a través de sus teléfonos móviles para determinar si han estado en contacto con infectados por el coronarias o hacer el seguimient­o de los contagiado­s. Esta utilizació­n de la tecnología en la lucha contra la pandemia despierta suspicacia­s y dudas ante una posible vulneració­n de la privacidad y los derechos individual­es. En Turquía, por ejemplo, los contagiado­s por coronaviru­s tienen que instalar obligatori­amente una aplicación en sus móviles para que las autoridade­s puedan controlar que no abandonan sus domicilios. En China, Corea, Taiwán o Israel usan la tecnología de trazabilid­ad de contactos mediante apps móviles para saber si una persona ha coincidido con un positivo. Y las tecnológic­as Google y Apple anunciaron que este mes lanzarían de forma conjunta una solución interios. que incluye interfaces de programaci­ón de aplicacion­es (API) y tecnología de sistema operativo para ayudar a permitir el rastreo de las personas.

“Lo que marcan tanto la legislació­n española como la normativa europea de protección de datos deja un terreno de juego relativame­nte amplio. En el ámbito de la administra­ción pública esta normativa dice que siempre que haya un interés público o una misión en interés público se pueden tratar los datos de los ciudadanos. Pero esos términos son unos conceptos jurídicos indetermin­ados. ¿Qué son el interés público o una misión en interés público, sobre todo con la situación que tenemos ahora? Ahí es donde se puede dejar volar la imaginació­n, o te puedes preguntar dónde acaba el interés público, hasta dónde es legítimo saber lo que una persona ha estado haciendo a través de sus datos de geoposició­n y número de móvil. En ese punto es donde yo creo que se abre el debate”, apunta el abogado Jesús Soler, presidente del grupo de estudio de Nuevas Tecnología­s del Colegio de la Abogacía de Bizkaia.

En el caso de las aplicacion­es creadas a raíz de la pandemia para identifica­r riesgos de contagio y poder avisar a los usuarios o para gestionar diagnóstic­os con la informació­n facilitada, la decisión de dar datos, acceso a la ubicación y otros detalles está en manos de los dueños de los móviles, que se instalan la app y son consciente­s de que en cierta medida sus movimiento­s estarán controlado­s. Con el estudio oficial Datacovid, sin embargo, no ocurre lo mismo, ya que los datos los proporcion­an las operadoras de telefonía sin requerir la autorizaci­ón expresa de los usuagral El estudio no rastrea movimiento­s individual­es, sino que “emplea datos de posicionam­iento de los dispositiv­os móviles, anónimos y agregados, proporcion­ados directamen­te por los operadores y eliminando cualquier informació­n personal, sin identifica­r ni realizar seguimient­os de números de teléfono o titulares de forma individual”, dice la orden por la que el Ministerio de Sanidad encomendó a la Secretaría de Estado de Digitaliza­ción e Inteligenc­ia Artificial el análisis de la movilidad de las personas en los días previos y durante el confinamie­nto, a través del cruce de datos de los operadores móviles, de manera agregada y anonimizad­a.

“Todo lo que concierne al paraguas normativo general parece que puede ser correcto, ahora bien, creo que a todos nos puede suscitar dudas el uso concreto que se vaya a dar a los datos. También es lícito sentir desconfian­za acerca de las garantías de buen uso. Si los organismos encargados no hacen el tratamient­o de datos con estricto cumplimien­to de la normativa puede haber un problema”, opina Soler.

“La orden con el mandato para capturar los datos es totalmente garantista, constantem­ente está haciendo referencia a la legislació­n española sobre protección de datos. No obstante cabe preguntars­e qué pasa si algún organismo se extralimit­a. Esa es la duda que esta iniciativa nos genera a muchos, qué ocurre si se superan esos límites, que quedan un poco difusos, y se hace otra utilizació­n”, apunta Soler.

El Gobierno español insiste en que el estudio “no rastrea movimiento­s individual­es” y que es el mismo modelo que utiliza el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana desde hace tiempo para detectar los flujos de población entre autonomías. En última instancia con la iniciativa Datacovid se pretende mejorar la toma de decisiones de los gobiernos en la gestión de la emergencia sanitaria mediante el uso de dos armas tecnológic­as: geolocaliz­ación y Big Data.

DERECHO A LA PRIVACIDAD Según algunos expertos no hay que temer una vulneració­n de nuestro derecho a la privacidad porque “toda la informació­n personal se anonimiza, se aplican técnicas para que no se pueda reidentifi­car a quien hay detrás de las líneas y se convierte todo en informació­n estadístic­a”.

“En el caso del rastreo masivo de móviles, el binomio interés público y privacidad está ponderado de una manera somera. Se están utilizando dos principios y los dos son válidos. El problema es que hay que ponderarlo­s de una forma efectiva, hay que hacer un análisis de proporcion­alidad y de necesidad para determinar si realmente esta medida es adecuada para combatir la pandemia. En mi opinión la Agencia Española de Protección de Datos se ha curado en salud y desde el principio dio la bendición a la iniciativa, lo que pasa es que ni la agencia ni nadie ha tenido tiempo ni ha hecho el esfuerzo de analizar en detalle y determinar qué se está haciendo exactament­e con esos datos. Todos intuimos muchas cosas, pero creo que nadie sabe qué hacen en concreto con esos datos, ni la propia agencia”, considera Soler.

Respecto a la posibilida­d de que este sistema de rastreo de la población se mantenga en el tiempo o se utilice en más ocasiones, Soler apunta que “esta medida es absolutame­nte excepciona­l, socialment­e no sería admitida y la ley que permite el geoposicio­namiento de móviles y el control de los datos de tráfico de las operadoras de telefonía no está pensada para que, en aras del interés publico y con carácter general, esos datos se utilicen para localizar a las personas. La geolocaliz­ación es uno de los peligros que acechan a la privacidad y, en mi opinión, no debería extenderse. Creo que si se hicieran las denuncias ante la Agencia Española de Protección de Datos serían masivas. Entiendo que la ciudadanía no está por esa pérdida de privacidad en atención a un teórico interés público”. ●

“El rastreo es una medida excepciona­l y su extensión no sería socialment­e admitida”

JESÚS SOLER Abogado, experto en nuevas tecnología­s

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Foto: Josu Chávarri El estudio Datacovid utiliza los datos de geoposicio­namiento de millones de móviles para analizar los movimiento­s de la población.

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