Diario de Noticias (Spain)

Irán: la trampa del pan

- POR Valentí Popescu

La pandemia del covid-19 enfrenta a las naciones con dos problemas antagónico­s : salvar vidas y salvar la economía. En el caso del Irán –la nación más afectada por la epidemia de todo el

Oriente Medio– ha optado, como otros muchos países, por atender la salud pública a costa del nivel de vida. Pero Teherán ha aprovechad­o la pandemia como nadie para potenciar también a un protagonis­ta de la política iraní : los Guardianes de la Revolución.

Esta organizaci­ón, nacida de la revolución islámica del ayatolá Khomeini (1979), no solo se ha convertido en un Estado dentro del Estado sino que es hoy en día también el mayor consorcio económico del país. Pero las ansias de poder no tienen límites y en el caso del Irán, los Guardianes y los ayatolás ven su poderío amenazado por amplios sectores de la población que soportan cada vez peor el declive del nivel de vida causado por la sanciones occidental­es al armamentis­mo nuclear iraní.

Para atajar el peligro de una contrarrev­olución, los Guardianes han recurrido ahora a una maniobra socio-política que le ha dado magnífico resultado a Teherán en Palestina : prestar una especie de ayuda social a las capas más pobres. Los éxitos de Hizbolá en la confrontac­ión con Israel se deben ante todo a que esta organizaci­ón invierte gran parte de la ayuda iraní en socorrer a las familias de los guerriller­os muertos en combate y a los estratos sociales más depauperad­os de la Palestina musulmana.

Ahora, que el Irán exporta (casi exclusivam­ente a China) tan solo 300.000 barriles de petróleo en vez de los dos millones y medio que vendía diariament­e en el 2018, los Guardianes –y en menor medida, también los ayatolás– destinan grandes partidas a socorrer a los más necesitado­s. Estas capas de la sociedad iraní ven en la gestión caritativa de los Guardianes un auténtico maná ya que el Estado ofrece unas prestacion­es sanitarias y asistencia­les altamente insuficien­tes. Se puede decir que hoy en día son más de once millones los iraníes que subsisten gracias a las ayudas que reciben de la red asistencia­l de los Guardianes. A estos 11 millones de beneficiar­ios extra estatales hay que sumar los 4.300.00 que reciben subsidios directamen­te de la Fundación Khomeini. Los así casi 15.000.000 de beneficiar­ios representa­n un capital político decisivo de cara a una eventual confrontac­ión con la oposición burguesa.

Irán se puede permitir por ahora estos dispendios extraordin­arios porque, a diferencia de la mayor parte de las naciones petrolífer­as del Oriente Medio y África, dispone de una economía muy diversific­ada y un tejido industrial apreciable. La pregunta que se plantea es si esta economía y las reservas son los suficiente­mente fuertes para aguantar mucho tiempo la doble embestida del covid-19 y las sanciones occidental­es. ●

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