Cartas al director
Los textos dirigidos a esta sección no pueden exceder las 30 líneas y deben ir firmados. Debe adjuntarse fotocopia del DNI del que no me llamen de compañías de telefonía con las que no tengo contrato, que no circule un coche policial a velocidad mínima detrás de mí en un paseo, que la política mire por la gente (¡jua, jua, jua!, ¡uy perdón!), que la información sea real y clara por muy dura e increíble que pueda parecer o que no aparezcan facilidades bajo un sombrero opaco porque durante todo este tiempo nos hemos mantenido unidos.
El socavón se presenta enorme, algo no vivido hasta ahora en situación no bélica. Puesto que hay tantísimo en juego, no sería ético escribir la manipulación en los tiempos del covid. Jesús Pérez Artuch
¿Con qué patriotismo te quedas?
Comienzan a ser habituales en España las congregaciones de muchas personas protestando con gritos y golpes a sus cacerolas contra la política puesta en práctica por el Gobierno español para luchar contra la pandemia, originada por el SARSCOV-2, de la covid-19. Claman libertad y piden la dimisión del presidente del Gobierno, engalanados muchos de ellos con la bandera nacional a modo de capa de superhéroe, pretendiendo dar la impresión de ser patriotas, simplemente por la exhibición del símbolo nacional.
La mayor parte de ellos, especialmente los que se pasean por Núñez de Balboa, ni lo son ni les interesa, pues sus intereses particulares no yacen en el interés de la patria, es decir, en el interés general. Oportunismo en mano, aprovechan las circunstancias para vociferar contra un gobierno que no les gusta, por “comunista, antiespañol y dictatorial”, obviando, como es habitual en su proceder, que es consecuencia de las urnas. Poseen, y que lo conservemos durante largo tiempo, el derecho a expresar su malestar.
Al mismo tiempo y como efecto de la misma epidemia que azota el país y muchas otras partes del planeta Tierra, largas colas de personas, tan españolas como las anteriormente citadas, se agrupan en torno a comedores sociales y ONGS cuya labor puntual se centra en reducir y aminorar el brutal impacto socioeconómico de esta profunda crisis sanitaria.
Tan españoles son unos como otros. Ambos manifiestan conductas y actitudes patriotas, sin embargo no lo hacen de la misma manera. Para los primeros, lo crucial es exhibir símbolos y salvar la patria dinamitando el actual gobierno, mientras que para los segundos, el concepto de patriotismo descansa en ayudar y apoyar a los conciudadanos más castigados por esta horrible pandemia.
Yo no dudo con cuál me quedo. Si puedo elegir entre el patriotismo populista de unos y el patriotismo social de otros, me quedo con el social, fundamentalmente porque mis intereses particulares coinciden con los generales, o sea, con los de mis compatriotas y conciudadanos.
Ignacio Azparren Tellería
Manual del ‘covidiota’
Me despierto, son las 13 horas, hay 30 whatsapp, 20 son vídeos latinos diciendo que llega el apocalipsis y debes hacer las maletas (¿no fue en 2012?), y otro dice que en la vacuna insertarán nanorobots con fecha de caducidad, o que los Illuminati están manejando el planeta.
Asimilo cualquier teoría conspiranoica a pies juntillas. Voy a pasear, no es la hora pero me da igual (el virus no está en la calle sino en las personas). Además, a las 8 de la tarde siempre quedo con la cuadrilla, vamos todos juntos sin mascarilla, menos uno que es un pringao acojonado. ¡Qué bien! Se suspenden las clases, ya tengo aprobado (me bajé de la Dark Web las respuestas a los exámenes y se las pasé a todos mis colegas, menos al pringao).
Por primera vez he visto a mis padres en una manifa, protestaban porque llevan dos meses sin poder ir al campo de golf, ¡qué pasada! Iban con un palo hierro 5 y lo han traído doblado, si al menos lo hubieran estampado en la cabeza de un progre…
Y aquí seguimos con el pesado de Pedro Sánchez pidiendo otra prórroga para el estado de alarma, esta vez quiere un mes más. No sé cómo no ha cesado ya al tal Simón ese, podría seguir el ejemplo de Bolsonaro, o Trump, esos sí saben coger al toro por los cuernos para no hacer enfadar a los empresarios, uno de esos haría falta aquí para no desmembrar España en 17 cachos.
Es que es llegar al poder los progres, y ahora de la mano de comunistas proetarras… ¡Y España se va al carajo! Siempre lo mismo: ¡A regalar dinero al pueblo! A ver quién paga luego esta factura. ¿Subiendo la cuota al club de golf de mis padres?
Bueno, termino aquí, porque son las 23 horas y empieza mi paseo nocturno solitario (pero libre de chusma y perroflautas). Rafa Zamora Sancho