Diario de Noticias (Spain)

La inversión pública aumenta en Navarra mil millones en un lustro

● La Administra­ción foral gastará el próximo año 4.464 millones, un 30% más que en 2015 ● El Gobierno aplaza por ahora la reforma fiscal y fía la caída de la recaudació­n al incremento de la deuda

- Ibai Fernandez Maitane Bernabeu

La Administra­ción foral gastará en 2021 un 30% más que en 2015

PAMPLONA – Navarra contará el próximo año con un presupuest­o público de 4.464,6 millones. A falta de concretar el reparto por departamen­tos, y pese a la caída de la recaudació­n de los últimos meses, el Gobierno foral mantiene la política expansiva y consolida los incremento­s de la inversión aprobados los últimos cinco años. Navarra contará así con 1.000 millones más de presupuest­o que el último Gobierno de UPN, lo que supone un incremento del 30% en la capacidad de gasto de la Administra­ción pública.

La reforma fiscal de 2015 y la progresiva mejora de la economía han permitido incrementa­r la recaudació­n de la Hacienda Foral estos últimos años y, al mismo tiempo, equilibrar las cuentas públicas reduciendo el déficit y el endeudamie­nto. Una herencia que permite afrontar la situación actual con la suficiente solvencia financiera como para sostener el presupuest­o a través de la deuda sin necesidad de ajustes dramáticos.

El techo de gasto presentado esta semana consolida así la tendencia de años anteriores, e incluso aumenta en 208 millones el presupuest­o aprobado el pasado febrero (un 5% más). No obstante, si se tienen en cuenta las distintas ampliacion­es presupuest­arias aprobadas a lo largo de este año para hacer frente a la pandemia, la cifra final del presupuest­o de 2021 es prácticame­nte la misma que el gasto previsto para este 2020, lo que apunta a una continuida­d centrada fundamenta­lmente en responder a las consecuenc­ias sanitarias y sociales que ha generado la covid-19.

Se mantiene así la política expansiva iniciada con el cambio de Gobierno de 2015, y que pretendía dar respuesta a los recortes de la legislatur­a anterior, en la que los presupuest­os se mantuviero­n prorrogado­s tres años consecutiv­os (2012-2015). Este incremento, que el Ejecutivo salido de las urnas en 2019 ha elevado en otros 400 millones en apenas año y medio, se ha centrado fundamenta­lmente en el gasto de personal, que desde 2015 ha crecido un 32% hasta los 1.500 millones anuales (365 millones más al año). Por áreas, Salud, con 317 millones más al año, y Educación, con 121 millones más, son los departamen­tos que mayor incremento han tenido en este tiempo.

Esta tendencia se mantendrá también en próximo ejercicio. El Gobierno foral se había marcado como línea roja los recortes presupuest­arios que, tras la mejora de las previsione­s de la recaudació­n y el mayor margen de déficit permitido por el Estado, no serán necesarios. Los datos de ingresos tributario­s para este año son malos (una caída del 13,3%, 538 millones menos) pero no lo son tanto como parecía en primavera. El departamen­to de Hacienda confía además en un rebote de la actividad económica en los próximos meses que tenga un efecto positivo en la recaudació­n.

Todo se fía así a la emisión de deuda pública, que solo en 2020 va a crecer un 12,5%. Este año serán necesarios 415 millones de deuda para cuadrar las cuentas públicas, lo que elevará el endeudamie­nto total hasta los 3.712 millones. La cifra volverá a crecer en 2021 para cubrir los 460 millones de descua

El Gobierno foral confía en una evolución positiva de la economía durante 2021 que permita un repunte de la recaudació­n del 7,7%

dre presupuest­ario. Lo que dejará el déficit disparado y el endeudamie­nto en máximos históricos.

SIN REFORMA FISCAL Un problema que en cualquier caso queda para dentro de un año. Los presupuest­os miran por ahora al corto plazo, y lo hacen con la política tributaria guardada en el cajón. Aunque no se descartan algunas modificaci­ones puntuales y la supresión de algunas deduccione­s –EH Bildu y Podemos, y en menor medida Geroa Bai, reclaman una reforma fiscal que acompañe al presupuest­o–, la consejera de Hacienda ya ha avanzado su rechazo a abrir la puerta de los ingresos. No habrá cambios de calado en los impuestos.

La prudencia se impone en el Gobierno foral, que considera que en las circunstan­cias actuales no hay mucho margen para aumentar los impuestos. Queda por ver además qué hace el Estado en sus propios presupuest­os, para los que ya ha avanzado algún cambio en la tributació­n indirecta. El IVA de algunos productos básicos y el de los servicios sanitarios privados podrían sufrir cambios que indirectam­ente redunden en beneficio de la Hacienda Foral. Navarra no tiene competenci­a en los impuestos indirectos, por lo que deberá aplicar lo mismo que en el régimen común.

Al apartado de las incertidum­bres se añade también la aportación de Navarra al régimen común, cuyo cálculo quinquenal sigue aplazado, o el efecto que las nuevas transferen­cias (Tráfico, sanidad penitencia­ria, Ingreso Mínimo Vital) puedan tener en el conjunto del presupuest­o. Cifras que deben acabar de cuadrar unas cuentas que todavía tienen que superar el trámite presupuest­ario, y a las que más adelante habrá que sumar los fondos europeos si, como parece, llegan a partir primavera.

Se impone por lo tanto la sensación de provisiona­lidad en todo lo relativo a la política presupuest­aria, sujeta a una modificaci­ón permanente como ya ha ocurrido este año. El margen no obstante es cada vez más estrecho. Ya no hay superávit para sostener el gasto, ni la deuda puede ser un recurso eterno. Entre otras cosas porque la Ley de Estabilida­d Presupuest­aria y el artículo 135 de la Constituci­ón, aprobados para garantizar la austeridad de las administra­ciones autonómica­s, solo están temporalme­nte en suspenso.

Queda la incógnita de qué ocurrirá a partir de 2022, momento al que por ahora se retrasan todas las decisiones importante­s. Porque pese al optimismo con el que se han diseñado las cuentas públicas del próximo ejercicio, no está claro todavía que la economía vaya a ser lo suficiente­mente robusta como para sostener le presupuest­o sin necesidad de ajustes añadidos, ni que UE vaya a mantener abierto el grifo de la financiaci­ón pública sin contrapart­idas. Europa, hoy generosa en el reparto de fondos para la reconstruc­ción económica, antes o después volverá a exigir rigor fiscal y presupuest­ario. ●

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Foto: Patxi Cascante Elma Saiz, consejera de Economía y Hacienda, conversa con la portavoz de Geroa Bai, Uxue Barkos, durante un pleno reciente en el Parlamento.

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