El 41% de las firmas que dejan Navarra van a Madrid por su baja fiscalidad
● En 2019 se reactivó la salida de compañías rumbo a la capital, con 29 fugas que facturaban más de 108,2 millones ● La capital seduce a los directivos bonificando al 100% Sucesiones y Patrimonio
PAMPLONA – En el centro del país y de la polémica, la comunidad de Madrid lleva años ejerciendo como aspiradora de talento, empresas y riqueza no solo para las comunidades más próximas. También territorios relativamente alejados como Navarra sienten las consecuencias de años de políticas conservadoras, con reducciones de impuestos a las rentas más elevadas, que se han convertido en un imán para quien desea ahorrar en su factura fiscal. A falta de comprobar el impacto de la epidemia de coronavirus, esta tendencia se observa también en los cambios de domicilios de las empresas. Desde 2016, el 41% de las sociedades que dejan la Comunidad Foral escoge como destino la comunidad capitalina.
29 de ellas lo hicieron durante el año pasado, el ejercicio con mayor movimiento empresarial desde 2016. Estas compañías sumaban una facturación de 64,5 millones de euros, más del 60% del total. 17 firmas con una facturación de apenas cinco millones de euros realizaron el camino inverso, de Madrid a Navarra. En total, durante el año pasado, 71 empresas con ventas superiores a los 108,2 millones de euros dejaron Navarra con destino a otras comunidades. Por el contrario, a Navarra entraron 57 empresas que facturaron 37,2 millones de euros
Los datos, que están recogidos en el estudio de cambios de domicilio de Informa DB, muestran que Navarra no es una excepción en este sentido. La Comunidad Autónoma Vasca también perdió empresas en favor de Madrid (105 salidas y 65 llegadas) y lo mismo se puede decir de Catalunya, Andalucía, Galicia o Aragón. Todas pierden en el intercambio de compañías con la capital, pese a que, en el caso de Catalunya, el año refleje un cambio de tendencia después de un final de 2017 y un 2018 desastroso en ese sentido.
“En 2019 –explica el informe– Madrid sigue siendo el primer destino elegido por las empresas que cambian de domicilio y gracias a ello tiene un saldo positivo de 630 empresas”. En cuanto al volumen de facturación, en cambio, “Madrid es la que registra el saldo negativo más importante debido a la salida de varias empresas grandes”.
Un análisis más reposado de los datos de los últimos cuatro años muestra que Madrid mantiene esa capacidad de atracción de empresas, que también parecen posee territorios como Baleares, Cantabria y La Rioja. En los últimos cuatro años, el saldo de Navarra es negativo, debido sobre todo a la abundante salida de empresas registrada en 2016, coincidiendo con los primeros retoques fiscal del Gobierno foral elegido en 2015. En 2017 y 2018 llegaron más empresas de las que se fueron y el año pasado se perdieron 14.
El Gobierno de Navarra solía recordar que la fiscalidad no es uno de los motivos que citan las empresas para justificar su decisión de implantar su sede en un territorio u otro. Las compañías –argumentaba el Ejecutivo– pueden tenerlo en cuenta, pero priorizan otros factores, desde la capacidad para encontrar al personal adecuado o unas adecuadas infraestructuras comunicativas.
La fiscalidad, sin embargo, cuenta. Y, de hecho, Madrid ha hecho bandera de ello desde hace ya más de una década y media, reduciendo, y finalmente bonificando al 100%, aquellos impuestos que afectan no tanto a las empresas como a sus directivos y grandes accionistas. En total, según los cálculos de la propia Consejería de
Hacienda de
Madrid, la comunidad habría dejado de ingresar en torno a 48.300 millocomunidad nes de euros entre 2004, justo después del Tamayazo que evitó un Gobierno de izquierdas, y 2019.
En este tiempo, Madrid ha ido rebajando algunas figuras fiscales clave para los patrimonios más elevados. Es el caso del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, bonifica
do al 99% en Madrid, lo que supone una merma superior a los 2.600 millones de euros al año. Solo en 2018, 40 personas heredaron en Madrid más de 10 millones de euros cada uno, lo que suponía una base imponible de algo más de 875 millones de euros. La Hacienda madrileña apenas ingresó por este concepto apenas 2,5 millones de euros. Dicho de otro modo: cada uno de estos millonarios herederos apenas pagó al fisco unos 63.000 euros. Algo parecido sucede con el Impuesto de Patrimonio, especialmente progresivo, y que solo supone pagos relevantes para quienes atesoran patrimonios superiores al millón de euros. Bonificado al 100%, Madrid, cuya capacidad de respuesta hospitalaria quedó desnudada en primavera por la epidemia, deja de ingresar todos los años casi 1.000 millones de euros.
PROTESTAS DE OTRAS CCAA Estas sucesivas rebajas fiscales, unidas al diseño radial de algunas infraestructuras y al efecto de atracción que ya supone la capitalidad, han disparado la rivalidad territorial entre comunidades. La Comunidad Valenciana y Asturias, ambas en manos socialistas, se encuentran entre las más beligerantes, y reclaman que el estado fije unos mínimos para dos tributos fácilmente deslocalizables. La ministra de Hacienda no ha confirmado que la próxima ley de Presupuestos de 2021 incorpore alguna medida en este sentido.
En el caso del Impuesto de
Sociedades, el que grava directamente los beneficios que obtienen las compañías, las diferencias son sin embargo mucho menores. Los tipos de Navarra, en concreto los que se refieren a las grandes empresas, se encuentran algo por encima de la media (28% frente al 25), si bien esto refleja solo una parque de la realidad, aquella que luego aparece en los grandes titulares. El impuesto, agujerado por múltiples deducciones y minoraciones, ha perdido buena parte de su antigua capacidad recaudatoria. En Navarra aporta la cifra más baja en relación al PIB de todo el Estado, apenas un 1,2%, frente al casi 2% de media española.
Quizá la epidemia, que está castigando con especial dureza a grandes núcleos urbanos como Madrid, revierta en parte esta concentración de talento, riqueza y empresas que reflejan casi todos los indicadores comparados. Desde comienzos de siglo XXI, la renta per capita de Madrid no deja de crecer y de tomar ventaja respecto a la media nacional, algo que no sucede por ejemplo en Navarra. También el tamaño de su economía crece más que la media y hace ya dos años que rebasó a Catalunya por primera vez en la historia. Y, del mismo modo, sigue siendo un imán para recién licenciados universitarios, como muestran los datos de variaciones residenciales. Desde la crisis de 2008, mucha más gente va de Navarra a Madrid de la que realiza el camino inverso. ● 2002 2019
SALDO DE LLEGADAS Y MARCHAS DE SOCIEDADES EN NAVARRA 2013-2019
80 60 40 20 0
73
La firma de Zizurkil confía en que su conocimiento junto con una cartera de clientes entre los que figuran Bimbo o Gullón les abrirá las puertas de un mercado “hermético” grande que pueden tener un millar de operarios y donde cualquier paro representa un importante gasto.
¿Se han especializado en algún tipo de producto alimentario?
–Trabajamos transversalmente con todos los clientes de alimentación, desde fabricantes de pan o dulces hasta platos precocinados o snacks. Por nuestra trayectoria, siempre hemos estado más centrados en empresas de panificación y galletería, que son las que más materias primas utilizan.
¿La práctica totalidad de su producción son proyectos llave en mano?
–Sí. Cada proyecto se adapta a las especificaciones de nuestros clientes y, además, hay que tener en cuenta que las condiciones climáticas, dimensionales, técnicas e incluso normativas son muy diferentes en cada país. Partimos de un diagrama de funcionamiento básico que luego adaptamos a nivel de ingeniería, fabricación e instalación en la casa del cliente. Son retos atractivos, la experiencia es un grado y los resultados son buenos.
¿Representa esta característica un valor añadido para sus clientes?
–Es una de las mayores diferencias con respecto a nuestra competencia.
Desde la planta de Zizurkil se procede al diseño, gran parte de la fabricación y la supervisión y puesta en marcha de todos nuestros equipos, lo que nos da un mayor control del proceso y nos permite conocer y mejorar lo que ofrecemos al cliente. Y esto es importante porque el montaje es uno de los procesos más críticos, tiene que ser rápido y sin fallos porque, como he comentado antes, en ocasiones el cliente tiene que parar su producción.
¿Cuál es la tipología de sus clientes?
–Antes trabajábamos lo artesanal y ahora estamos en el sector industrial. Intentamos conseguir empresas grandes porque son las que mayor rango de inversión tienen. Por ejemplo, acabamos de firmar un proyecto para España con Bimbo, la mayor empresa de panificación del mundo con sede en México. Otro buen cliente, con el que llevamos 15 años trabajando, es Gullón, una empresa familiar que tiene la mayor fábrica de Europa de galletas en Aguilar de Campoo. También hemos realizado trabajos para Nestlé. A nivel estatal nuestros clientes son de mediano tamaño.
¿Hay diferencia entre medianas y grandes empresas?
–Las medianas suelen invertir más en tecnología, mientras que las grandes buscan un retorno a corto plazo, unos tres años, por lo que piden máquinas más sencillas y estandarizadas. El mediano no mira tanto el retorno, sino la calidad. Es importante resaltar que somos extremadamente discretos con mucha de la información que tratamos, ya que en el sector alimentario muchos procesos productivos son el ADN del producto y la competencia en el mercado es voraz. Nosotros tenemos la receta de productos tan conocidos como las galletas Oreo, y debemos mantener una estricta confidencialidad.
¿Con qué equipo cuenta Gashor para responder a las necesidades de los clientes?
–Actualmente somos 45 personas en
“Este año no acabaremos con la facturación prevista en enero, pero sí dentro de unos márgenes asumibles, somos optimistas”
plantilla y subcontratamos labores accesorias como el cableado de cuadros, algunos elementos de calderería o montaje electromecánico. El 40% de la plantilla pertenece a producción, un 30-40% a ingeniería y un 20-30% a comercial. El equipo que más ha evolucionado y crecido ha sido el de ingeniería, puesto que ha pasado de aplicar pequeñas mejoras en hornos artesanales para la panadería de la esquina a diseñar instalaciones industriales para Nestlé. Actualmente, el corazón del negocio de nuestra empresa reside en la ingeniería, tanto a nivel de diseño de proceso como en electromecánica y automatización, lo que significa una alta cualificación y multidisciplinaridad. ¿Qué lugar ocupa la I+D en la actividad de la empresa?
–Nuestro tamaño de empresa no nos permite tener un departamento de I+D, pero parte externalizamos con Inasmet y con agencias de desarrollo a través de ayudas, sobre todo en materia de automatización porque antes todas las máquinas eran independientes, pero ahora están interconectadas y nuestros equipos tienen que incorporarse al sistema.
¿Qué nivel de exportación tiene Gashor?
–Nuestras ventas exteriores representan entre el 20% y el 30% de nuestra facturación, pero queremos incrementar este porcentaje. España es nuestro mercado principal y también
“Diseñamos, fabricamos, supervisamos y ponemos en marcha todos nuestros equipos, lo que nos da un control total sobre el proceso”
“Nuestro objetivo es acceder a empresas de tamaño grande porque son las que tienen un mayor rango de inversiones”
competencia, sobre todo en Europa, pero lejos de temerlos hacen que queramos mejorar cada día. Hay que tener en cuenta que entre un 60% y un 70% de los alimentos que encontramos en el supermercado está producido por no más de diez compañías, que tienen muy estandarizados sus procesos y exigen lo mismo a las empresas con las que trabajan. Nuestro menor tamaño con respecto a nuestros competidores tiene como ventaja que podemos ser más ágiles y rápidos en proyectos de tamaño medio.
¿Qué perspectivas manejan?
–Tras un año malo viene otro bueno. Las expectativas son buenas y queremos crecer. El know how lo tenemos, lo que nos falta es poder acceder a mercados para ampliar nuestra facturación y Europa es el objetivo, porque allí tenemos mucho potencial pero aún no hemos explorado ese mercado. Por circunstancias varias, hemos invertido más tiempo y recursos en Sudamérica que en Iparralde, y vamos a cambiar esta estrategia. Tenemos las máquinas, tenemos el conocimiento, y ahora debemos ir a Europa y vender. Es un mercado muy complicado y hermético, donde para acceder hay que hacerse un nombre, y poco a poco lo vamos consiguiendo gracias a una cartera de clientes muy conocidos. El futuro es bueno, somos positivos porque hemos hecho los deberes y ahora toca ampliar. ●