Un hombre bueno
Ha muerto Javier Pagola, pero queda la huella de su humanidad, su compromiso y su sapiencia. La marca de una voz inolvidable, entre cálida grave, que nos acompañó durante décadas desde Radio Pamplona. Sosegado y laborioso, le recuerdo concentrado en rastrear los cortes de la rueda de prensa que acababa de cubrir, o cargado de discos que cuidadosamente había elegido para condimentar su programa. Su vocación de servicio continuó en Medicus Mundi Navarra. En conjunto, Javier ha dejado una marca muy profunda por su sentido de la justicia, su compromiso social, su afán integrador, su calidad humana, y su altura reflexiva. Ha sido un comunicador nato, porque como él mismo escribió, “comunicar es bastante más que informar. La comunicación tiene dos tiempos: escucha y respuesta”. Por eso, creía en la palabra como herramienta social y en la escucha ética. “La apertura de la mente y del corazón es el primer paso para el diálogo y el entendimiento”, publicó. Habitual en DIARIO DE NOTICIAS, enriqueció nuestras páginas a base de entrevistas a los ponentes del Foro Gogoa, del que fue uno de sus impulsores. Todo lo que tocaba Javier tenía hondura, trabajo e ilusión. Recorrió Navarra por mil caminos, y nos dejó libros y horas de radio divulgativa. Fue euskaltzale y euskaldunberri. “Si tú tienes una geografía llena de topónimos que te están gritando nombres de una lengua que tiene que ver contigo, o si tus propios apellidos, o los de la gente con la que tratas, tienen que ver con esa lengua, necesariamente te verás atraído por ella”, dijo en una ocasión. Fue un hombre templado y profundo en una sociedad a menudo liviana y áspera, cuando no descarnada. “Reconocer al diferente no es equivalente a reconocer solo al diferente que se parece a nosotros”, observó. Su templanza no limó su inquietud transformadora. “El imperio de la violencia es infinito y sólo tres cosas lo atemperan: no admiréis el poder, no detestéis al adversario, no despreciéis a los que sufren”, expresó en otra ocasión. Fue un cristiano comprometido, contrario a boatos o fariseísmos. Me cuentan que le preocupaba morirse ahora y que fuera mucha gente a su funeral. “El mundo necesita más personas como Javier”, me han wasapeado, y lo suscribo. Eskerrik asko guztiagatik. Has completado un gran camino. ●
liar en estas circunstancias; anhelaba “una muerte humana” pero también “gustar el sabor de una buena vida” y reivindicaba, con motivo del 21 de junio, Día Mundial de la Esclerosis Lateral Amiotrófica, celebrada bajo el lema Rendirse no es una opción, soluciones públicas: investigación y servicios de rehabilitación permanentes y domiciliarios para todas las personas enfermas de ELA.
DE ARALAR 58 AL II IRUÑEKO ZAPIA Javier, además, ha mantenido contacto estrecho con sus compañeros de aula del Seminario, el popular grupo Aralar 58, –por ser ese el año que comenzaron sus estudios–, que reúne a unos 50 o 60 integrantes y del que, destacaba ayer su amigo Roberto Oiz, “Javier ha sido componente muy activo, incluso durante la enfermedad”. La enorme actividad vital de Pagola le llevaron también a presentar conferencias, impulsar jornadas, leer textos y organizar despedidas a sus amigos, presentar eventos cuando era requerido. Siempre buena cara y voluntariedad en citas sociales como, posiblemente una de las últimas, la celebrada en junio de 2019 cuando pese al inicio de su ELA participó en el homenaje a Jesús Velasco, ex alcalde y ex concejal de Pamplona fallecido por aquel entonces.
Por todo esto y por mucho más, Javier Pagola Lorente fue objeto de un popular reconocimiento en vida. El Ayuntamiento le otorgó en 2017 el II Iruñeko Zapia-pañuelo de Pamplona. Muy agradecido destacó su enorme ilusión por cuatro motivos: el Ayuntamiento le daba un premio sin voces contrarias, y eso significaba que entre distintos se han puesto de acuerdo; el galardón llevaba su nombre pero era para todas las personas que, diariamente, trabajan con vocación de servicio público; la entrega se celebraba el día de la ciudad y, por último, “decía Machado que solo el necio confunde valor y precio, y este premio tiene muchísimo valor pero el precio es pequeñico para las arcas del Ayuntamiento. Esas son las cuatro razones que me hacen feliz”, aseguraba.
Javier será despedido mañana por la mañana en el cementerio (9 h) y por la tarde en la iglesia de Santa María de Ermitagaña (19.30). Goian Bego ●