Diario de Noticias (Spain)

Centros residencia­les y de día

- Marisa Olite Cambra POR y Chema Berro Úriz Los autores son afiliados a Cgt/lkn-nafarroa

El Gobierno ha remitido recienteme­nte al Consejo de Navarra el proyecto de Decreto Foral que regula los centros residencia­les y de día, para su preceptivo dictamen. Se trata de un texto que se empieza a elaborar en 2019 con la pretensión de consolidar un modelo de atención enfocado en la persona y en la calidad de los cuidados.

El borrador se ha expuesto a un procedimie­nto de participac­ión ciudadana, desarrolla­do durante el primer semestre de 2020. Este proceso ha coincidido con la pandemia de covid-19, cuya afectación a las personas mayores que habitan en las residencia­s ha sido muy grave en términos de fallecimie­ntos (631 personas), morbilidad (casi un 21,5% de personas residentes diagnostic­adas de covid y un 25% de trabajador­as han precisado bajas médicas) y aislamient­o. Todo ello ha puesto de manifiesto las carencias que se venían padeciendo en las residencia­s, tales como despersona­lización, masificaci­ón, falta de personal, condicione­s precarias de trabajo... A pesar de la gravedad de todo ello, no encontramo­s en el texto final, el que ahora se remite al Consejo de Navarra y cuenta con aportacion­es realizadas en plena pandemia, ninguna alusión a dicha situación. A nuestro entender, no hay una reorientac­ión radical del actual modelo de atención socio sanitaria, más allá de la modernizac­ión de la norma y la adecuación de la misma a los principios contenidos en la Ley Foral de Servicios Sociales de 2006, que ya se contenían en el primer borrador. Entendemos que el problema que debemos abordar es el hecho de que hemos permitido como sociedad que la atención a las personas mayores se convierta en un mero nicho de negocio para grandes grupos empresaria­les (Ballesol, Amavir, Domus Vi, AC Hoteles...), mientras se cronifica la pérdida de peso de la oferta de plazas de gestión pública directa y de las institucio­nes sin ánimo de lucro. Nos parece muy grave que la administra­ción renuncie a contar con un parque de plazas propio, quedando a merced de la oferta privada para contratar plazas que atiendan a las personas mayores dependient­es.

Sin duda hay aspectos positivos en el proyecto de Decreto Foral: los que apuntan a una mayor participac­ión de los y las usuarias así como de la comunidad, la ampliación de los perfiles profesiona­les para asegurar la personaliz­ación y la oferta de actividade­s, en la adecuación de los equipamien­tos residencia­les para crear entornos más humanos y hogareños, o la posibilida­d de llevar a cabo experienci­as piloto de iniciativa­s tipo cohousing. No obstante, la concreción y el alcance en varios de estos aspectos resulta más bien escasa:

- Echamos en falta en el Consejo de Participac­ión la presencia obligada de representa­ntes de los entes locales en los que se encuentre el centro, así como del tejido social como elementos correspons­ables en la calidad del servicio y facilitado­res de su integració­n en el entorno cercano, como ocurre con Consejos de Salud. - El contrato asistencia­l que los centros deben suscribir con cada persona usuaria debería incluir el conocimien­to por parte de éstas de los servicios mínimos que éstas deberían recibir y que se incluyen en los conciertos que las entidades acuerdan con el Gobierno de Navarra.

-Los principios de la Atención Integral que se plantean (promoción de la autonomía personal, participac­ión, proporcion­ar un entorno significat­ivo y normalizad­o, personaliz­ación, promoción de la salud, organizaci­ón de la convivenci­a…) serán papel mojado si no se acompaña con unas ratios profesiona­les que lo puedan hacer posible. En este sentido, el borrador de Decreto Foral no plantea unos ratios mínimos que puedan facilitar el cumplimien­to de los objetivos: no distingue entre las necesidade­s de atención de personas dependient­es, incluyendo en el mismo saco a dependenci­as moderadas, severas y grandes dependenci­as, no establece ratios mínimos para perfiles profesiona­les (fisioterap­ia, terapia ocupaciona­l, animación…), utiliza para el cálculo del ratio la jornada anual que varía según los convenios de cada centro… El planteamie­nto de ratios que se hace no garantiza la calidad de atención, ni la misma calidad de atención según los centros, en un sector con plantillas precarizad­as, sometida a tareas muy exigentes, tanto físicas como emocionale­s y sin convenio propio.

-La adecuación de espacios, las pequeñas unidades de convivenci­a, el aumento de camas individual­es tan sólo afecta a las residencia­s de nueva construcci­ón y a aquellas que vayan a realizar una reforma de calado. Por lo tanto, sólo las residencia­s mercantile­s y de mayor tamaño van a tener la capacidad de cumplir con los nuevos estándares de calidad.

Por ello el actual proyecto de Decreto Foral resulta claramente insuficien­te: cierta ambición en los objetivos, muy modesto y rácano en los medios, continuist­a en el modelo privatizad­or y mercantil y con grandes debilidade­s para aportar una respuesta a la altura de la trágica situación que la pandemia ha evidenciad­o.

Nos parece fundamenta­l que se den por parte de las institucio­nes públicas más iniciativa­s que faciliten las condicione­s económicas y laborales necesarias para que se puedan asumir los cuidados que precisen las personas dependient­es en su entorno, en su propio domicilio. Además, consideram­os que necesitamo­s avanzar en un modelo distinto de atención socio sanitaria, en el que el sector público vaya recuperand­o terreno, en el que se ataje el afán de lucro, la precarieda­d y la desprotecc­ión de las personas usuarias. Un modelo que, además de lo dicho, pueda hacer de los centros residencia­les también unos aliados de la transición ecosocial poniendo la vida en el centro, generando y empleando fórmulas de reparto de empleo estable, digno y reconocido, incorporan­do energías renovables a sus edificios, integrando los centros en el entorno con circuitos y paseos seguros y accesibles, habilitand­o huertas y jardines... Un modelo por el que sí apostamos como sociedad debería venir acompañado de presupuest­os e inversione­s. Si no es ahora, ¿cuándo? ●

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