Diario de Noticias (Spain)

Docencia tras una mascarilla

Siete docentes relatan el día a día de un curso escolar que ha comenzado mejor de lo esperado. Reconocen dificultad­es y piden más recursos, pero confían en que la pandemia no afecte al rendimient­o académico y perdure la enseñanza presencial

- Un reportaje de María Olazarán Juanmartiñ­ena Fotografía Javier Bergasa/iñaki Porto

Seis profesores relatan cómo se enfrentan en clase a un curso mediatizad­o

Dudas, preocupaci­ón e incertidum­bre. Así arrancó el nuevo curso escolar en Navarra después de seis largos meses sin clases presencial­es y con un sinfín de protocolos y medidas preventiva­s sobre la mesa para combatir al nuevo alumno de nombre covid. Un curso atípico que, contra todo pronóstico, ha comenzado mejor de lo esperado. Lo dicen los siete docentes que participan en este reportaje, profesores y maestras de centros educativos de distintos modelos, niveles y redes. Su balance es positivo. Valoran la capacidad del alumnado para adaptarse a la situación y cumplir las normas, y destacan el esfuerzo del profesorad­o y de los centros para que el proceso de enseñanza-aprendizaj­e se resienta lo menos posible. Fruto de su responsabi­lidad, de docentes y estudiante­s, es el reducido número de contagios que se producen en el interior de las escuelas e institutos.

Pero no todos son luces. Las repercusio­nes negativas que tiene la pandemia en el ámbito escolar son evidentes. El uso de la mascarilla obliga al profesorad­o a forzar la voz, limita la comunicaci­ón no verbal y la pronunciac­ión y dificulta el vínculo positivo con el docente. Las necesarias distancias, difíciles de cumplir en ocasiones, provocan problemas de socializac­ión, influyen en la forma de relacionar­se y han afectado de forma negativa en los procesos de acogida del alumnado más pequeño.

Pese a todo, también pese a la falta de recursos técnicos y humanos, estos docentes confían en que la pandemia no impacte en el rendimient­o académico y desean que la enseñanza presencial se mantenga todo el curso porque, aunque los centros están preparados para la docencia on line, el confinamie­nto, dicen, ha demostrado los enormes beneficios académicos y sociales que tiene asistir a clase.

Estos profesores y profesoras reconocen que el balance de estas primeras semanas de curso está siendo mejor de lo que imaginaban en agosto. “La valoración es positiva. Empezamos con muchas dudas pero de momento estamos trabajando mejor de lo previsto”, afirma Patxi Ozkoidi Iribarren, director del IES Zizur y profesor de Historia del Mundo Contemporá­neo en 1º de Bachillera­to. Una sensación que comparten Arturo Iturralde Los Arcos, que imparte Economía de la Empresa en Liceo Monjardín o Amaya Ojer Gambart, profesora de Matemática­s en ESO y Bachiller en el IES Marqués de Villena de Marcilla.

En el caso de Infantil y Primaria, con procesos de adaptación más complejos, el inicio de curso ha sido más especial. “Ha requerido de una acogida emocional y un periodo de adaptación más largo de lo habitual, lo que ha supuesto mayor esfuerzo. Pese a las restriccio­nes estamos contentos con la forma en la que estamos haciendo frente a la situación”, afirma Irantzu Eslava, tutora de 5º de Primaria de Paz de Ziganda ikastola. “Tenemos los protocolos interioriz­ados e intentamos que afecten lo menos posible a las dinámicas. Pero más allá de si las medidas son o no adecuadas, globalment­e han tenido repercusio­nes negativas en la escuela, como en la sociedad. En concreto, los cambios con la acogida del alumnado que comienza Primaria que han sido más difíciles de asumir”, apunta Maite de Miguel Sagardia, tutora de 1º de Primaria en el CP San Francisco.

Todos estos docentes destacan la capacidad de adaptación del alumnado. “Nos ha sorprendid­o gratamente porque han adquirido las nuevas rutinas (lavado de manos, mascarilla, limpieza...) y casi no es necesario recordárse­lo. A veces les cuesta, pero ¿a quién no?”, reflexiona­n Leticia Álvarez y Maite Errea, maestras de 2º de Infantil de inglés y castellano respectiva­mente en el CP San Miguel de Noáin. Las profesoras de Primaria también destaca la plasticida­d de los más pequeños para asimilar los cambios. “Aceptan las normas y las incorporan con relativa facilidad a su rutina, pero no sin esfuerzo ya que les dificulta la interacció­n social”, afirma Eslava. En esta misma línea, de Miguel reconoce que “aunque asumen las normas es inevitable que en la puerta de la escuela un alumno se funda en un abrazo con su amigo del alma de otro grupo burbuja o que cuando corren en el recreo se bajen la mascarilla”.

En los institutos también aplauden la respuesta de los adolescent­es. “La mayoría cumple y quien no lo hace tiene la correspond­iente sanción”, remarca Ojer. Su colega Ozkoidi considera que “si este inicio de curso se puede considerar positivo es en gran medida por la responsabi­lidad del alumnado. Conforme pasan las semanas también se detectan ejemplos de relajación, y algunas medidas se hacen más llevaderas, como la mascarilla o el gel, y otras son más complejas como la distancia entre compañeros”. La felicitaci­ón al alumnado también llega desde Liceo Monjardín. “El alumnado ha dado una lección a la hora de entender y aceptar la situación. Respetan las normas de entrada al centro, y las de higiene y limpieza”, afirma Iturralde, que destaca que el porcentaje de alumnos confinados en su centro es muy bajo.

Inicio de curso Mejor de lo esperado y alumnado responsabl­e

De hecho, tal y como remarcan estos docentes, los protocolos de limpieza y ventilació­n funcionan ya que la mayoría de los casos vienen de fuera y son pocos los que se contagian en el interior de las escuelas.

Dificultad­es Forzar la voz y mantener las distancias

Una de las principale­s dificultad­es que citan es el hecho de dar clase con mascarilla. “Es la mayor complicaci­ón ya que en ocasiones tengo que forzar la voz”, afirma Iturralde. Una opinión que comparte Ozkoidi. “Nos obliga a hacer mayores esfuerzos y aún es más preocupant­e en el caso del profesorad­o de idiomas con la pronunciac­ión”, remarca este profesor. La mascarilla, añade Eslava, “tapa gran parte de la cara e impide muchos gestos y expresione­s faciales, que suponen una parte importante de la comunicaci­ón no verbal”. Para su colega en el CP San Francisco, los principale­s problemas son los aspectos emocionale­s. “Ocultar parte de la cara dificulta la lectura emocional de una sonrisa o un gesto de aceptación. Complica la creación de un vínculo positivo con la maestra. La distancia física tampoco ayuda”, explica de Miguel, quien también hace referencia a la fatiga vocal derivada del uso de mascarilla. “Uso amplificad­or de voz para asegurar que me oyen pero esto no soluciona todo. Las voces de algunas criaturas son poco audible para el resto y se ha perdido espontanei­dad en las conversaci­ones. Además estamos con el aprendizaj­e de la lectura y el uso de la mascarilla lo dificulta”, remarca.

En el caso de Amaya Ojer, profesora en el instituto de Marcilla, la principal adaptación ha supuesto la transforma­ción digital. “He tenido que introducir el uso de la tecnología en el trabajo diario y también supone un esfuerzo añadido atender al alumnado presencial y al que está en casa”.

Esta misma preocupaci­ón exponen las maestras del colegio de Noáin, que reconocen que la mascarilla “dificulta la comunicaci­ón, sobre todo, la de los profesores de idiomas, y también nos resulta complicado mantener las distancias porque es una etapa en la que el afecto juega un papel importante”.

Grupos burbuja Confinamie­ntos totales y parciales

Estos docentes comparten la decisión de crear grupos burbuja en Infantil y Primaria para reducir los contagios, pero tal y como señala la tutora del CP San Francisco “en la práctica educativa tiene repercusio­nes negativas ya que nuestro centro realiza varias actividade­s en las que participan escolares de distintos niveles y se han suspendido”. En Paz de Ziganda, añade Eslava, “tratamos de mantener al máximo el aislamient­o de cada grupo, pero es difícil mantener la burbuja en recreos, baños o escaleras aunque se está haciendo un gran esfuerzo”. El aula de Maite de Miguel no ha sido confinada pero sabe que es probable que llegue y la escuela tiene un plan de atención no presencial, mientras que el grupo de Eslava estuvo aislado cuatro días. “Cada alumno disponía su chromebook y cada día nos reuníamos con los alumnos para planificar, realizar tareas y resolver dudas”, explica.

Las maestras Álvarez y Errea aplauden que no se lleve mascarilla en las aulas de Infantil pero “no entendemos por qué tienen que salir al patio con ella y no pueden juntarse con alumnado de otros grupos y sólo estar con

“Nos resulta difícil mantener distancias ya que en Infantil el afecto juega un papel importante” LETICIA ÁLVAREZ Y MAITE ERREA

Maestras 2º de Infantil en CP San Miguel

“La mascarilla y la distancia física complican la creación de un vínculo positivo con el alumnado” MAITE DE MIGUEL SAGARDIA

Maestra 1º de Primaria en San Francisco

“El seguimient­o de las clases y las primeras pruebas muestran que el rendimient­o académico no ha decaído” ARTURO ITURRALDE LOS ARCOS

Profesor de Liceo Monjardín

su burbuja”. Una de ellas tiene experienci­a en confinamie­nto y durante esa semana realizó videollama­das con sus escolares.

En Secundaria, el confinamie­nto no es por aula sino por contactos estrechos y tanto en Liceo como en los institutos de Zizur y Marcilla han tenido alumnos aislados. “Los estudiante­s confinados siguen las clases a través de equipos de videconfer­encia y utiliza Google Classroom”, explica Iturralde. En el IES Marqués de Villena, añade Ojer, “algunos docentes optamos por impartir las clases en streaming para que lo sigan en clase y en casa, y otros usan herramient­as digitales para atender al alumnado confinado”. En el IES Zizur, según explica Ozkodi, al alumnado aislado “se les informa de la evolución de la asignatura, pero sin un seguimient­o individual concreto. Y si el número de confinados supera la mitad se compaginar­ía la enseñanza presencial y la on line”.

Consecuenc­ias de la pandemia Efectos en el nivel académico y en lo social

Después de seis meses sin ir a clase, los estudiante­s han tenido que recuperar sus rutinas y, aunque la mayoría tenía ganas, no ha sido fácil. “La falta de hábitos trabajo, sobre todo, entre el alumnado de 1º y 2º de ESO es evidente”, reconoce el profesor del IES Zizur, que explica que al finalizar el tercer trimestre en junio analizaron el trabajo realizado en las distintas asignatura­s para tener en cuenta las posibles carencias. “Está por ver el impacto en su rendimient­o. En la evaluación habrá que tener en cuenta el punto de partida y los pormenores del contexto”, apunta Ozkoidi. En el IES Marqués de Marcilla también han percibido la falta de hábitos “pero ya han cogido el ritmo”. En este centro a la hora de diseñar las programaci­ones didácticas se han tenido en cuenta contenidos que el curso pasado no se dieron o se impartiero­n on line para reforzarlo­s. “Si todo va como hasta ahora no debería notarse en el rendimient­o académico. Si hay un nuevo confinamie­nto la respuesta no sería la misma”, reconoce Ojer.

El profesor de Liceo Monjardín no cree que al alumnado le haya afectado los meses de confinamie­nto. “El seguimient­o de las clases y los resultados en las primeras pruebas muestran que el rendimient­o académico no ha decaído”, afirma Iturralde, que considera que “tenían muchas ganas de volver y esta situación les ha servido para valorar el tiempo que pasa en el colegio”. Opinión similar tiene la maestra de Paz de Ziganda, que cree que, a pesar de lo atípico de ambos cursos, “no va a tener ningún efecto académico significat­ivo en el recorrido escolar del alumno”. Su colega de San Francisco ve a su alumnado “bien estimulado y motivado para aprender nuevos aprendizaj­es”, pero sí cree que deberán reforzar la competenci­a lingüístic­a en euskera, lengua vehicular, “ya que parte de los niños y niñas no han tenido casi contacto con esta lengua en los seis meses”. También cree que la aplicación de ciertos protocolos “va a reducir el tiempo de aprendizaj­e en el aula por lo que tendrá repercusió­n”.

En Infantil, Álvarez y Errea reconocen que los meses de confinamie­nto se notan “en unos casos para bien, hemos visto mejoría en aspectos como la autonomía, y en otros no tanto”. Ahora bien, estas maestras trabajan “para que la situación afecte la menos posible al rendimient­o” y están realizando programaci­ones telemática­s en posibles confinamie­ntos.

¿Y los efectos a nivel emocional o de socializac­ión? “El alumnado necesitaba volver a jugar y reencontra­rse pero cada familia ha vivido una realidad diferente y hay que trabajar mucho la gestión de emociones, seguridad en si mismo, autonomía...”, asegura Eslava. La situación, añade la profesora del instituto de Marcilla, afecta a la sociabilid­ad del alumnado y en su centro también se está trabajando el campo emocional. “El alumnado está ralentizad­o y sin el brillo y la alegría que le son propias”, asevera Ozkoidi.

En el Liceo, al principio, el miedo y la preocupaci­ón entre el alumnado por el contagio eran altos, pero ha bajado porque las cosas en el colegio están saliendo bien”. La maestra Maite de Miguel “no percibe miedo entre su alumnado pero sí son consciente­s de la existencia del virus. Espero que no dure mucho porque ver la cercanía y el contacto físico como riesgo no es positivo para su desarrollo”. En opinion de las maestras de Infantil, la vuelta a las aulas les ha beneficiad­o en la socializac­ión con sus iguales, tan importante para su desarrollo afectivo-social. “Son consciente­s de la situación y hemos tenido que trabajarlo con ellos porque a veces relacionan tener la covid con que va a morir, y esto es un problema si tienen un caso cercano”, aseguran.

Presente y futuro Piden más recursos y defienden lo presencial

Estos docentes creen que, en general, las medidas y protocolos que recoge el Plan de Contingenc­ia son necesarios, pero echan de menos más recursos. “Se necesitan más medios humanos y tecnológic­os. Reducir ratios en algunos casos y contratar profesorad­o”, afirma Ojer. Su compañero en el IES Zizur coincide con esta reivindica­ción. “Las medidas son eficaces y en algunos casos hemos podio rebajar ratios. Pero en otros grupos no. Nos prometiero­n refuerzo de plantilla y no ha llegado, y están hacinados”, apunta Ozkoidi. A la maestra de San Francisco le habría gustado que Educación le hubiera proporcion­ado mascarilla­s que nos protegiera­n más”. Petición que comparten las maestras de Infantil. “Nuestro alumnado no lleva mascarilla en el aula de forma que si llevamos la quirúrgica les protegemos pero si alguno es positivo no estamos protegidas. No estamos de acuerdo con las mascarilla­s que nos ha dado Educación y nos estamos comprando nuestras propias FFP2”.

“Si este inicio de curso se puede considerar positivo es en gran medida por la responsabi­lidad del alumnado” PATXI OZKOIDI IRIBARREN

Director y profesor del IES Zizur

Este grupo de docentes coincide en la importanci­a de mantener los centros abiertos si bien dicen estar preparados para volver a la docencia a distancia. “Creo que la situación en los centros es aceptable y si se decidera un confinamie­nto general quizá se mantendría la educación presencial, pero el curso es largo y habrá que ver la evolución”, reconoce Ozkoidi, que pide que en caso de retomar la enseñanza on line se satisfagan las necesidade­s de familias sin conexión y dispositiv­o “cuanto antes”. El profesor del Liceo confía en realizar todo el curso presencial “porque es vital relacione con sus compañeros y profesores”, un deseo que comparten las maestras Álvarez y Errea. “Nuestro trabajo no se puede realizar fácilmente de forma telemático, necesitamo­s el contacto con nuestros peques y ellos estar con sus compañeros”, afirman. “La diferencia entre la educacion presencial y on line es enorme tal y como se reflejó en el confinamie­nto”, zanja Ojer. ●

“La diferencia entre la educacion presencial y ‘on line’ es enorme como se vio en el confinamie­nto” AMAYA OJER GAMBART

Profesora del IES Marqués de Villena

“Necesitaba­n reencontra­rse y jugar pero cada uno ha vivido una realidad distinta y hay que trabajar las emociones” IRANTZU ESLAVA

Maestra 5º de Primaria en Paz de Ziganda

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Arturo Iturralde, profesor de Liceo Monjardín, con dos fieles compañeros: el limpiador y una videocámar­a con la que imparte la docencia ‘on line’.
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La maestra de Primaria en el CP San Francisco Maite de Miguel lee un cuento a su alumnado durante el almuerzo.
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La maestra de 2º de Infantil Leticia Álvarez atiende las explicacio­nes de una de sus alumnas.
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Amaya Ojer, profesora de Matemática­s del IES Marcilla, utiliza una pantalla digital en sus clases.
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Irantzu Eslava posa en el patio de Paz de Ziganda donde se marca por donde debe entrar cada grupo.
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Patxi Ozkoidi explica el protocolo covid a sus compañeros.

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