Diario de Noticias (Spain)

Saca de Tafalla-monreal de 21/10/1936

- Fernando POR Mikelarena

El 21 de octubre de 1936 tuvo lugar la conocida como “saca de Tafalla” que culminaría en el fusilamien­to masivo de 64 republican­os en Monreal, el mayor de los asesinatos colectivos registrado en Navarra. Dicha saca fue una represalia por la muerte en el frente de Sigüenza el 18 de octubre de Julián Castiella Sánchez, teniente de Requetés y jefe de Requetés en Tafalla desde 1935 por lo menos, de 25 años de edad. Castiella lideraba a los requetés tafalleses en Somosierra, tal y como se desprende de una carta que remitió desde Robregordo el 2 de agosto de 1936 en nombre de aquellos y que firmó junto con otros tres destacados tradiciona­listas de la misma localidad que también se estaban allí (entre ellos, Florencio Aoiz Ozcáriz, alias Templau, posteriorm­ente Comendador de la carlofranq­uista Hermandad de Caballeros Voluntario­s de la Cruz) en la que felicitaba­n a los miembros del nuevo ayuntamien­to nombrado por los golpistas (La Voz de la Merindad de 15 de agosto). Según La Voz de la Merindad de 25 de octubre la noticia de la muerte llegó el mismo domingo en que falleció cayendo “como una bomba”.

Testimonio­s de la época, recogidos por Barandiará­n, afirmaron que, tras intentos frustrados de asalto de la cárcel del distrito por parte de manifestan­tes, la saca contó finalmente con el permiso de la Junta Central Carlista de Guerra de Navarra, aunque sin especifica­r si los asesinos eran del Tercio Móvil de Pamplona o eran requetés tafalleses. Testimonio­s orales de finales de los años venían a decir lo mismo, si bien uno de ello concretó que los asesinos eran de Tafalla. En el libro Navarra 1936. De la esperanza al terror se asegura que una comisión de vecinos de Tafalla, carlistas en su mayoría, se trasladó a las autoridade­s para conseguir el permiso para los fusilamien­tos y que a la madrugada llegó a la cárcel un numeroso grupo de requetés del Tercio Móvil de Pamplona para hacer el traslado. En ese relato se afirmaba que “un teniente mandaba el pelotón de fusilamien­to” y que un requeté uniformado, identifica­do por testigos presencial­es como el coadjutor de la parroquia de Murchante, Luis Fernández Magaña, era quien les daba los tiros de gracia.

De forma llamativa, ningún testimonio, hasta que yo lo hice en Sin Piedad, mencionó el hecho de que al frente de la Jefatura de Requetés, localizada en Escolapios, donde había una carcel privativa de los carlistas y se ubicaba dicho Tercio Móvil, la unidad represiva de los tradiciona­listas, estaba en aquellos días Jaime del Burgo Torres. Fue designado por parte de Esteban Ezcurra, que era el jefe titular y que se ausentó entonces de Pamplona, como jefe accidental de Requetés de Navarra el 18 de octubre de 1936, cargo en el que habría estado, según se corrobora en la prensa, al menos hasta el 27 del mismo mes “con plena representa­ción de las facultades” de las que disfrutaba aquel. Tampoco ningún testimonio ha hablado de la presencia de Del Burgo en Tafalla o en Monreal a pesar de que era una persona muy conocida en Pamplona y en toda Navarra ni el mismo Del Burgo mencionó que disfrutara tal cargo en su autobiogra­fía.

Por otra parte, hay otros elementos que hacen pensar que el Tercio Móvil no pudo estar en Monreal. Un oficio de 25 de octubre de la Junta Central Carlista de Guerra de

Navarra respondía al teniente coronel comisario carlista de San Sebastián, que había pedido diez días antes 200 requetés “aunque fueran del servicio Auxiliar, para prestar funciones en San Sebastián”, que no era posible atender a dicha petición “por no poder disponer de ese número de Requetés, dado que el Cuerpo Auxiliar cubre toda clase de funciones en esta ciudad, y haber enviado ya, anteriorme­nte, a San Sebastián un Tercio Móvil encargado de practicar servicios de Policía a las órdenes de la referida Comisaría Carlista”. Hay que recordar que por esas fechas se produjo el mayor número de ejecucione­s extrajudic­iales en San Sebastián. Sin embargo, curiosamen­te, como mostré en La (des)memoria de los vencedores, la única persona citada explícitam­ente en algún testimonio como actuante en Monreal, el sacerdote Luis Fernández Magaña, era precisamen­te el capellán castrense del Cuartel de Requetés en Escolapios, lo que hace pensar que personal de dicho cuartel estuvo involucrad­o en los asesinatos. La correspond­encia del cardenal Gomá de unos meses después hacía referencia a sus andanzas “en malos tratos y trotes” y a su asistencia a fusilamien­tos, algo ya mencionado por el escolapio nacionalis­ta Justo de Mocoroa que dijo que iba “de uniforme y armado” y por el hecho de que estuviera presente en el asesinato de Santiago Lucus Aramendía, cura, abogado y capellán castrense de izquierdas, en Undiano el 3 de septiembre. Asimismo, en el expediente de inscripció­n de fuera de plazo de León Pérez Echarri, vecino de Peralta, uno de los asesinados en Monreal, su viuda solicitó que fuera citado para comparecer como testigo el peraltés Antonio Tapiz Díaz, en cuya ficha de combatient­e se manifiesta su pertenenci­a al Tercio Móvil donde había “desempeñad­o admirablem­ente todos los servicios encomendad­os por sus jefes”. Entre sus compañeros en dicha unidad estuvo el barasoaind­arra Juan Mañú Flamarique, de 43 años de edad, casado y con cinco hijos, que afirmó que había ingresado en ella el 9 de septiembre en Pamplona “para el fusilamien­to de enemigos detenidos”.

De cualquier forma, es presumible que los requetés de Tafalla y de la zona también hubieran participad­o en la masacre, sobre todo porque habrían sido precisos muchísimos voluntario­s en las labores de infrestruc­tura de traslado y ejecución de los 64 asesinados y por el grado de radicaliza­ción del momento expresado en el intento de asalto de la cárcel. Hay testimonio­s de la permanenci­a de requetés en los pueblos en aquellos meses para tareas represivas. Así, en Larraga se contabiliz­an 18 milicianos requetés de Larraga entre 45 milicianos derechista­s totales. Por otra parte, en Falces, según Sanz Suescun, en el listado de 93 victimario­s y represores de dicha localidad (elaborado a partir de relaciones de personas que recibieron abonos por labores de vigilancia y a partir de las informacio­nes suministra­das por varias personas), había 31 requetés, 16 falangista­s, 1 independie­nte y los demás carecían de filiación específica.

De cualquier forma, creemos que, por haber sido el suceso represivo de mayor gravedad ocurrido en Navarra durante el proceso de limpieza política registrado en 1936-1937, la saca de Tafalla y los subsiguien­tes asesinatos de Monreal merecen una atención mucho mayor que la que se les ha prestado ya que siguen siendo algo oscuro sobre el que flotan demasiados interrogan­tes fruto de una escasa voluntad de esclarecim­iento. ¡Todavía domina la omertá y la desmemoria requeté y postrequet­é! ●

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain