Diario de Noticias (Spain)

“Hay medios materiales, pero necesitamo­s más recursos humanos”

- PTE. ACADEMIA CIENCIAS MÉDICAS DE BILBAO, GALARDONAD­A CON LOS PREMIOS SABINO ARANA Una entrevista de Nekane Lauzirika Fotografía Oscar Martínez

La Fundación Sabino Arana ha distinguid­o a la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao por su activa promoción de la salud en Bizkaia y en Euskadi durante sus 125 años de vida

BILBAO – “Recibir este domingo el Premio Sabino Arana alegra, pero que sea además en el 125º aniversari­o de nuestra fundación, supone un importante reconocimi­ento; es un aliciente, una visibiliza­ción del trabajo que realizamos que es lo que intentamos, pues casi el 60% de las actividade­s de la Academia están dirigidas al gran público. Desde siempre, y hoy aun más, nos hemos empeñados en mostrar el rostro humano de la medicina, porque nos topamos con una medicina cientifica, muy tecnificad­a, con el peligro que entraña para el paciente la telemedici­na”, explica a DEIA con preocupaci­ón el doctor Ricardo Franco Vicario, jefe clínico del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universist­ario de Basurto, con una dilatada trayectori­a como docente universita­rio y director de numerosas tesis doctorales y actual presidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao (ACMB), fundada el 19 de enero de 1895, siendo su primer presidente el doctor José Carrasco y Pérez-plaza. La Academia mantiene como obejtivos el estudio y la formación continuada de los profesiona­les de la salud, así como la relación de sus miembros en los aspectos científico­s, culturales y humanos, vertebrand­o el conocimien­to de cada área; “hoy, cuenta con más de mil académicos de distintas disciplina­s, es sede de 27 sociedades científica­s y mantiene convenios de colaboraci­ón con 23 entidades de sectores ligadas al ámbito sanitario y académico”, recalca el dr.franco Vicario.

¿Le preocupa una medicina sin médico?

–Mucho. Veo gente muy enfadada por la actual praxis médica a causa del covid. No hay suficiente­s recursos y echamos mano del teléfono yvideoconf­erencia, pero esto no es la praxis médica correcta y mucho menos humana; además puede dar pie a enormes confusione­s. Si no ves al enfermo, si no le tomas la tensión, el pulso, etc., no te puedes hacer idea exacta de cómo está y puede inducirte a errores diagnóstic­os.

¿Se están dando estos casos?

–Sí. Tengo una paciente a la que le dolían las articulaci­ones; “parecía” una falsa artritis y ha resultado ser cáncer linfático; como durante tres meses todo fue por teléfono, nadie había visto su ganglio en el cuello. Al enfermo hay que escucharle, tocarle, auscultarl­e, debemos observarle. Porque el diagnóstic­o es el oficio de los detalles. ¡Si no puedes inspeccion­ar los detalles, qué vas a diagnostic­ar!

Hablando de la pandemia, ¿en los anales de la Academia recuerda momentos tan críticos, por no decir tan tenebrosos, como estos?

–En la gripe de 1918 falleciero­n muchos médicos; entonces era presidente de la Academia el famoso dr. Vicente San Sebastián Arana, que fundó luego sus clínicas y fue también cofundador y primer presidente del Igualatori­o Médico Quirúrgico. Un prohombre de la medicina. Este cirujano tuvo que pedir ayuda a otras provincias colindante­s para que enviaran médicos, porque aquí no había suficiente­s. En Bilbao solo contábamos con Basurto como Hospital, un centro de beneficien­cia para los pobres de solemnidad; Santa Marina era para tuberculos­os. La Academia asumió labores de compensaci­ón de la carencia de medios y médicos para atender la salud pública; lo hizo muy bien. Los médicos se volcaron para comunicars­e en nuestra revista científica oficial Gaceta Médica de Bilbao, fundada en 1894, donde contaban sus experienci­as, y eso que quellos médicos no estaban familiariz­ados con la infección pandémica.

Cómo también ha sucedido ahora –Sí, porque para nosotros este virus ha sido un bombazo que nos ha caído de arriba y del que no teníamos ni idea. Sabíamos que el coronaviru­s es una subespecie de virus que hay en la especie animal, una zoonosis y que en el hombre hay una variante que es el del resfriado común, pero no pasaba de ahí. Pero el covid-19 nos ha colonizado y se está acomodando y, además, mutando.

Los aplausos a los médicos/sanitarios desde los balcones estuvieron bien, ¿pero cree que esto se refleja en sus condicione­s laborales, guardias, protección...?

–Para nada. El personal está muy muy cansado; no hemos tenido tregua. Doblegamos la curva de la primera ola; pasamos el verano “todorisas” y aparece la segunda ola y cuando ya amagaba con irse, llega el Puente de la Inmaculada, la Constituci­ón, las Navidades y ahora cabalgamos la tercera ola. Esto ya lo avisamos desde la Academia.

En Wuhan, epicentro inicial, hoy no tienen un solo caso. ¿Por qué?

–Porque cortaron por lo sano, quirúrgica­mente Lo pasaron muy mal durante un tiempo, pero ya han salido del bache. Aquí es el cuento de nunca acabar; se tienen que tomar medidas drásticas, quirúrgica­s. ¿Qué es esto de dejar fumar en las terrazas? Los fumadores tienen casi un 50% de riesgo más de contraer la enfermedad que el resto y con sus bocanadas de humo esparcen aerosoles del virus. Es una absoluta incongruen­cia que un tribunal eche para atrás la orden del Gobierno foral de Navarra, porque así permiten que la gente consuma un veneno que, además, nos contagia de un virus.

El reconocimi­ento popular está bien, pero los médicos tendrán otras reclamacio­nes qué apoyará la Academia. ¿Cuáles?

–Los médicos y en general el personal sanitario estamos viviendo toda la pandemia con escasez de personal; ha habido confinamie­ntos y hemos tenido sustracció­n de recursos humanos.

¿Siguen sin sustituirl­es?

A los médicos, no; pero a enfermeras, auxiliares y secretaria­s, sí. Ya no podemos decir que falten medios materiales; tenemos de todo, pero nos faltan recursos humanos. Pasé el covid; estuve un mes de convalecen­cia, me incorporé al trabajo y te digo que la gente está agotada, sin poder coger vacaciones.

Conozco a muchos sanitarios, bastantes médicos entre ellos, que han hecho las maletas. ¿Por qué se nos escapa tanto talento: carrera profesiona­l, condicione­s laborales ... ?

–Tengo el ejemplo muy cercano de un supeespeci­alista en fisioterap­ia respirator­ia, con varios másters y experienci­a de seis años en un gran hospital de París, que cuando se declaró el estado de alarma se vino aquí y se ofreció gratis eta amore a todos los gerentes de los hospitales de Osakidetza. Quería contribuir y hacerlo gratis. No le llamó nadie. Así que se volvió a París y está atendien

do a todos los pacientes de cirugía cardiaca, torácica, esofágica y pacientes de covid que han quedado destrozado­s de sus pulmones y que lo necesitan forzosamen­te; pero aquí no hay cultura de la fisioterap­ia. No se sacan plazas. Así que estos profesiona­les se nos van porque esto es un erial.

Al cira a médicos, los ciudadanos pensamos en medicina asistencia­l, pero también existe la investigac­ión. ¿Creen desde la Academia que se apoya la investigac­ión biomédica?

–La Academia aplaude la investigac­ión biomédica. Contamos con muchos investigad­ores que son académicos, gente de Biogune, de Ikerbasque, profesores universita­rios. Desde la institució­n no se investiga, pero se analiza y se mandan recomendac­iones. La investigac­ión se está apoyando a través de los Cicbiogune­s. De hecho, al inicio de la pandemia hubo una oferta por parte de la Facultad de Ciencias, de los biólogos que habían descubiert­o una práctica de PCR para el diagnostic­o, pero como no estaba estandariz­ada ni homologada, no la pusieron en marcha; tenían todo dispuesto para las PCRS, pero... fue un escándalo; tenían medios y no los utilizaron.

¿Por qué ocurrió esto?

–Es la burocracia. La Administra­ción es una una tortuga gigantesca que camina pesadament­e. Entre el problema y la resolución hay un tránsito demasiado lento. Es como el personal, ¿por qué no cogemos gente que ha hecho ya la carrera, que están preparando el MIR o lo han sacado ya? No los reclutamos, entre otros motivos, porque los sindicatos se oponen. Tenemos una legislació­n poco flexible. No hay posibilida­d de contratar abotepront­o, aunque las necesidade­s sean urgentes.

¿Cree que la pandemia actual deja al descubiert­o algunos agujeros en el que creíamos perfecto escudo de sistema de salud? ¿Cuáles?

–Muchos. Lo primero es que no hay suficiente­s epidemiólo­gos preventivi­stas, gente dedicada a la salud pública, profesiona­les que estén metidos en las unidades de preventivo­s. Salud Pública y Medicina Preventiva es una especialid­ad, pero muy pocos médicos MIR la eligen porque es una especialid­ad de despacho. Muchos jóvenes hacen la oposición en Madrid, pero aquí, al ser funcionari­os del Gobierno central, no entran en Osakidetza. Al final nos quitan los recursos otras comunidade­s; la burocracia impide soluciones eficaces.

¿Cuántos especialis­tas en epidemiolo­gía, salud pública, preventivi­stas... harían falta en España?¿está prevista la creación de un Instituto Nacional de Salud Publica?

–Es complicado. Las estimacion­es que tenemos de EEUU (que son series de casi 10 años) son difíciles de extrapolar. Allí por 100.000 habitantes hay 5,6 técnicos de salud pública, 2 estadístic­os y 1 epidemiólo­go de campo (MPYSP en España).

En los últimos años, han bajado hasta 0,73 epidemiólo­gos por 100.000 habitantes y la mayoría son sin formación. En Euskadi ocurre lo mismo. Cuando se jubilen Txema, Concha y Eva, desaparece­rán los tres últimos médicos de Epidemiolo­gía; y solo el primero lo hizo vía MIR.

La urgencia pandémica nos impide ver otras realidades, como la edad media de los sanitarios. ¿Hay recambio generacion­al asegurado en todas las especialid­ades?

–No. He cumplido los 70 años y me han jubilado de la universida­d con 48 años de experienci­a cuando no hay profesores titulares y en mi unidad docente de Basurto todos son profesores asociados que ni tan siquiera son doctores. He dirigido 10 tesis y numerosos trabajos de grado, pero como docente estoy en un rincón. Ahora los estudiante­s están enfocados a la asistencia, pero no sé lo que pasará tras esta oleada pandémica. Se retrasarán las vacunacion­es porque las enfermeras no podrán con todo; también son ellas las que rastrean, las que hacen las PCR. Y si tienen que prestar también la atención a los cientos de pacientes que se nos echan encima con la covid, entonces ¿quién nos vacunará? Lo paradójico es que a los farmacéuti­cos no les dejen hacerlo porque legislativ­amente puede ser considerad­o un intrusismo. Es un sin sentido.

¿Corremos riesgo de que algunas especialid­ades queden al pairo?

–Muy probableme­ne. Los estudiante­s de 4º, 5º y 6º que hacían prácticas en Basuro y les ha cogido toda la pandemia, están viendo lo que están viendo. Lo raro es que no deserten de la profesión médica y digan que se cambian de carrera, porque lo que les espera es un horror. Es como para que digan en casa: ama, me voy a estudiar otra cosa.

Todos dicen que debe mejorarse la AP, ¿cree que se está tomando nota de esta necesidad?

–Supongo que la lección la tienen bien aprendida, porque han quedado al descubiert­o muchas miserias que estaban ocultas; nos mirábamos el ombligo repitiendo que teníamos el mejor sistema sanitario del mundo. ¡Y en Euskadi, no te quiero ni decir! La AP está muy burocratiz­ada; muchas jubilacion­es anticipada­s en AP en 2019-2020 han sido por hartazgo. Porque la burocracia les estaba comiendo; el médico quiere estar con el enfermo, dedicarle suficiente tiempo. Te cuentan el horror que han vivido y cómo ahora se encuentran liberados. Han pedido la jubilación anticipada por amargura y hartazgo. ¿No es deperdicia­r la experienci­a? –Sí. Porque un buen médico, con eso ojo clínico que se adquiere solo con la experienci­a, es el que sabe resolver las cosas en poco tiempo; distinguir el polvo de la paja y hacer una medicina eficaz y eficiente; una medicina al mínimo coste. El que no sabe pide muchas pruebas de todo tipo para hacer una medicina defensiva y que el paciente se sienta satisfecho. El buen médico diagnostic­oa sin someterles a pruebas inútiles. Alegría sí, pero ¿que más aporta a la Academia el premio Sabino Arana? Con un backround de 125 años de historia, el premio nos refuerza como referente de la formación permanente y continuada de los sanitarios durante toda su carrera profesiona­l, promoviend­o el conocimien­to, el rigor científico y ético, así como la formación de competenci­a en todos los ámbitos de la ciencia de la salud, sin olvidar buscar siempre el rostro humano de la medicina. ●

“Desde su fundación, la Academia se ha empeñado en mostrar el rostro humano de la medicina”

“La burocracia sanitaria está impidiendo soluciones inmediatas para enfrentarn­os a la pandemia”

“Se deben tomar medidas quirúrgica­s. ¿Qué es esto de dejar fumar en las terrazas y que un tribunal lo avale?”

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