“Las industrias nos ponemos al servicio de las estrategias contra la despoblación”
ES una realidad incuestionable: sin trabajo en el área rural, no hay pueblos. Es el principal motivo por el que se han vaciado. Por eso es vital mantener el que queda, crear las condiciones necesarias para que vengan más y mejorar la cadena de calidad de las que llevan muchas décadas implantadas en Navarra. Es el caso de Magnesitas Navarras, que en 2020 celebró sus 75 años de historia y ayer fue la empresa que utilizó César Luaces, secretario general de la Confederación de Industrias Extractivas de Rocas y Minerales (Cominroc), para ilustrar el tipo de firma comprometida con el territorio, el empleo de calidad y la sostenibilidad ambiental que tan necesaria es para dar vida a los pueblos. Por eso, Luaces adelantó que la industria, en este caso la minera, es consciente de que tiene que ir “de la mano” en todas las estrategias que vayan contra la despoblación.
Se entiende después de repasar el peso de estas empresas en los territorios. La industria extractiva está al principio de las cadenas de valor: Navarra,
en el puesto número 12, genera 44 millones en las plantas de primera transformación. La cifra se dispara “aguas abajo”, como precisó Luaces, que habló de un “efecto multiplicador en entornos rurales”. “En su transformación inmediata de primer uso, el valor ya es de 500 millones, y luego pasa a 3.600 millones en mercados directos”, precisó. Lo ilustró con una imagen bien gráfica: por cada explotación minera, hay diez empresas vinculadas y otras cien que cuelgan en mercados “aguas abajo” que usan esas materias primas. Una demostración del valor añadido de la industria.
MULTIPLICAR EL VALOR Luaces describió los motivos por los que una empresa de este tipo puede permanecer en el territorio durante 75 años, que no es poco tiempo. Lo primero: son industrias que ocupan muy poco territorio, y generan una creación de empleos e ingresos a su alrededor que permite anclar población y servicios en su entorno. Además, la minería hoy es un sector especializado y tecnificado como pocos, y la industria acapara buena parte de las “inversiones importantes en I+D”. La industria asociada, en su mayoría pymes, da empleo a la gente de la zona, y el cuidado medioambiental es cada vez más garantista: no solo importa la sostenibilidad del proceso, sino que también se está empezando a impulsar el empleo verde. Prueba de ello es que la industria extractiva es una de las pocas que trabajan codo con codo con el Ministerio del ramo. En cuanto al empleo, la industria es un filón de “empleos de calidad, estables, bien remunerados, con buen nivel de cualificación”, en la que cada vez tiene más peso la mujer. ●
“La industria genera una cadena de empleo e ingresos que ayuda a fijar población y servicios en la zona”