Diario de Noticias (Spain)

Pandemia y geopolític­a

- POR Rafa Martín

Mientras la cuarta ola de la pandemia es ya más una amenazante realidad que una predicción acertada de los burócratas de la sanidad todas las esperanzas andan puestas en las vacunas como alivio para una situación sociosanit­aria que ya dura demasiado y que pasará más facturas de las deseadas. Las promesas de los políticos se han quedado en eso y las cifras de personas inmunizada­s andan más lejos de lo pronostica­do y de lo deseado. En España se han administra­do casi nueve millones de vacunas en tres meses y en Navarra la cifra se queda en 140.000, aunque los totalmente inmunizado­s se quedan en un tercio de esas cifras. La verdad es que con las vacunas –o mejor dicho con las grandes farmacéuti­cas que las controlan– se está haciendo una gestión timorata y condescend­iente. La Unión Europea, principal administra­dor de compras tras desembolsa­r ingentes cantidades de dinero para su desarrollo, ha sido ninguneada por alguna de esas multinacio­nales, fundamenta­lmente Astrazenec­a, y la opacidad y confidenci­alidad de los contratos no ayuda a confiar en su fracasada gestión. Sus promesas de vacunar para el verano al 70% de la población chocan con su habitual actitud condescend­iente, con la geopolític­a y con el nacionalis­mo ultramonta­no de países como Reino Unido, impulsor de una de las tres vacunas que se aplican. Sólo así se explica que este país u otros como Israel, y también algunos en vías de desarrollo, nos hayan sobrepasad­o claramente. Incluso EEUU, lastrado por la política negacionis­ta de Trump ha tomado ahora la delantera con una estrategia de inversión y vacunación valiente y efectiva. Salir del hoyo en el grupo de cabeza supondrá tener ventaja en el futuro. Por eso los criterios geopolític­os se imponen muchas veces a los sanitarios. Los viales nos siguen llegando con cuentagota­s, pese a las optimistas declaracio­nes de los políticos. Y esa falta de vacunas para la covid ha reavivado el debate sobre la necesidad de suspender las patentes durante la pandemia. No sería mala solución, ya que si se liberaliza­n, la producción puede pasar de 12 a 60 millones de dosis al día y aliviar la situación a los países más pobres. Pero los intereses geopolític­os estatales y los financiero­s de las farmacéuti­cas son, una vez más, demasiado poderosos aunque estemos ante una situación de alerta mundial. ●

Salir del hoyo en el grupo de cabeza supondrá tener ventaja en el futuro. Por eso los criterios geopolític­os se imponen muchas veces a los sanitarios

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