Diario de Noticias (Spain)

Urnas en Madrid

- Joseba POR Santamaria

Esta noche las urnas exponen el resultado de las elecciones autonómica­s de Madrid. No creo que la jornada de ayer lunes fuese un tiempo de reflexión política profundo. No parecía quedar mucho para reflexiona­r a última hora después de una larga campaña electoral en la que el trazo grueso, el marketing político, las amenazas, la intervenci­ón judicial, la informació­n basura y la estupidez como eje de los mensajes se han impuesto por goleada a los discursos de ideas, propuestas y proyectos. Desde aquí, en eso que allí llaman provincias, todo lo que he visto, oído y leído me ha parecido tedioso, estrafalar­io y muchas veces también indigno para la política y para el ejercicio del periodismo. Una de las peores campañas electorale­s a las que asistido, por inútil, casposa y con mucho de mala cómica. No tengo claro que haya aún margen para la sorpresa y que las papeletas puedan descubrir un cambio de escenario político esta noche en favor de una hipotética suma de las candidatur­as progresist­as y de izquierdas. Más bien creo, como creía hace unos días, que no hay lugar para eso. Así que veo a Ayuso de presidenta de Madrid de nuevo en alegre karrikadan­tza con la ultraderec­ha de Vox. Lo peor es que en Madrid se da ese retroceso democrátic­o por hecho y se asume con total normalidad. Lo que está en juego son cosas básicas, pero de profundo ánimo popular: más cervezas y que paguen los impuestos para sostener al Estado y la solidarida­d social y territoria­l el resto de las comunidade­s. La verdad es que no se han tenido que esforzar mucho los asesores que mueven los hilos y escriben los diálogos del guiñol Ayuso. Lo han tenido fácil, sobre todo porque la estrategia y los mensajes de los candidatos de la izquierda han sido un permanente baile de posiciones al albur de lo que dictaban cada mañana Ayuso y los poderosos altavoces de sus medios afines, que en Madrid son prácticame­nte todos los más grandes. En ese sentido, la pugna estaba viciada de partida y la igualdad de oportunida­des mediáticas también ha sido un pesado lastre. Eso y también lo errático y cambiante que han sido los discursos de quienes buscaban sostener una alternativ­a al PP y a Vox. Por supuesto, me gustaría que el resultado de esta noche electoral fuese otro. Aunque solo fuera por cerrar las puertas a la influencia política de una organizaci­ón política como Vox en las mismas institucio­nes democrátic­as que aspira a tumbar. Todo augura, en caso de continuar dos años Ayuso de la mano de la ultraderec­ha, un futuro cercano todavía más incierto e imprevisib­le en sus consecuenc­ias para Madrid y para el conjunto del Estado. Un modelo de gobierno construido sobre la suma de absurdos, de opiniones contradict­orias y de mensajes de odio y confrontac­ión no parece un camino interesant­e. Tampoco sé cómo el resultado de hoy en Madrid puede afectar a la política en el Estado y a la estabilida­d del Gobierno de Sánchez. En el caso de Navarra, intuyo que más bien poco cuantitati­va y cualitativ­amente, más allá de que un acuerdo PP-VOX –bendecido por Navarra Suma– puede ser otra punta de lanza más activada contra el autogobier­no foral. Pero sí pienso que en esas urnas se juega buena parte de la democracia, o lo que queda de ella, en el Estado. Ya acosada duramente desde poderosas estructura­s de poder asentadas precisamen­te en Madrid. ●

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