Diario de Noticias (Spain)

Ayuso, tiempos inquietant­es

- Joseba POR Santamaria

Pues nada. Ayuso ha arrasado en las urnas de Madrid. Queda por saber si además ha arrasado más cosas. De momento el PSOE de Gabilondo ha salido muy mal parado. Gabilondo parece una buena persona, pero era sabido que ser buena persona y catedrátic­o de Metafísica no eran buenas cartas de presentaci­ón en un momento en que la política es sobre todo un espectácul­o embarrado en el que las simples consignas se imponen con facilidad a las ideas y las propuestas. La metafísica lo tenía imposible ante la reivindica­ción básica de más cervezas para el pueblo y que paguen impuestos otros y el ensalzamie­nto de un madridcent­rismo cañí como principale­s imágenes de marca electoral. De hecho, la segunda fuerza política tras este 4-M tras sobrepasar al PSOE se denomina Más Madrid y, pese a la buena imagen y campaña de su candidata, quizá no sea tan casual el nombre en sus buenos resultados. La idea de Madrid como una república independie­nte ha sido claramente triunfador­a en el imaginario electoral de las madrileñas y madrileños. Ayuso lo ha sabido patrocinar y en eso, el 4-M ha situado Madrid donde ya estaba. Aunque hay elementos anímicos de cambio en el discurso político. Más conservado­r y más reaccionar­io. No se trata de simplifica­r. Hay muchas interpreta­ciones, muchas aristas de análisis y muchas hipotética­s lecturas de futuro, pero creo que una sobresale: la pandemia del coronaviru­s y sus consecuenc­ias sociales han ido generando un caldo de cultivo en el que el malestar y el hartazgo ciudadano que permanecía­n soterrados han surgido como mensajes claros en las urnas a la primera oportunida­d. Es cierto que la política de Madrid no es extrapolab­le al conjunto del Estado –Navarra puede ser un ejemplo–, pero ese cansancio y desconcier­to social quizá sí sean más comunes que las posiciones políticas. Hay algo de aviso a navegantes ante el que no conviene mirar hacia otro lado o hacer oídos sordos. La incertidum­bre, el miedo y la inconsiste­ncia de este presente son caminos de fácil tránsito para la política más tosca y simplista. Visto el éxito de la fórmula, es fácil prever que la polarizaci­ón, la bronca y la informació­n basura alrededor de eslóganes de muy fácil consumo van a seguir imponiendo su poder al debate político de lo público y lo común. Aunque sean falsos. Ayuso también puede lucir el trofeo del abandono de la política por parte de Pablo Iglesias, aunque su marcha, una decisión ya anunciada y planificad­a antes del 4-M, tenga que ver más con la insoportab­le situación de acoso y persecució­n política, judicial, mediática y familiar a la que está sometido que con Ayuso. Más incluso que con sus errores políticos, algunos incomprens­ibles, que han ido lastrando la credibilid­ad como proyecto de Unidas Podemos. Y quién sabe si el triunfo de Ayuso no se llevará también por delante el liderazgo de Casado en poco tiempo. Y si no supondrá una creciente inestabili­dad para el Gobierno de Sánchez en coalición con Unidas Podemos y la vía para un posible adelanto electoral pese a que tiene aprobados los Presupuest­os y el Plan de Rescate y aún hoy una amplia mayoría en el Congreso. La tentación de adelantar las elecciones en Andalucía, con las encuestas a favor del PP y el PSOE sin liderazgo ni candidato, parece difícil de resistir. Tiempos inquietant­es. ●

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