Diario de Noticias (Spain)

“Estamos aquí para cambiar esos prejuicios que implican que la gente deje de bailar”

El bailarín y coreógrafo lesakarra, codirector de la compañía Led Silhouette, recibe mañana en Baluarte el Premio Promoción del Talento Artístico 2021

- Martxel Rodriguez Una entrevista de Ana Jiménez Guerra Fotografía Iñaki Porto

PAMPLONA – Dice Martxel Rodriguez (Lesaka, 1990) que estudió el grado de Física en la UPV porque quería entender cómo funciona el universo. Y esa sed de conocimien­to la traslada al baile. Como fuente inagotable: “Lo bonito y trágico que tiene la búsqueda de respuestas es que sólo te lleva a más preguntas. Y eso ocurre en la creación escénica contemporá­nea”, explica el bailarín y coreógrafo. Ése es el motor de Led Silhouette, la compañía que el navarro codirige junto a Jon López y cuya sede se encuentra en su pueblo, Lesaka. Y precisamen­te en esas calles comenzó a bailar el reciente Premio Promoción del Talento Artístico, que concede el Gobierno de Navarra. ¿Qué supone este reconocimi­ento y premio para usted?

–Una alegría muy grande. A nivel personal, un reconocimi­ento a la trayectori­a que haya podido tener hasta ahora y también creo que se valora la posible proyección que podamos tener como compañía y como creadores aquí en Navarra. Y como sector de la danza, muy agradecido­s de que una vez más se apueste por poner en la palestra a la danza en general. Nuestro trabajo se enmarca dentro de la danza contemporá­nea, pero el haber premiado a alguien relacionad­o con la danza y con el cuerpo, también dice bastante de las personas que dan el premio por hacer una apuesta e intentar equilibrar los diferentes géneros y disciplina­s artísticas.

¿Es necesario poner la danza sobre la palestra?

–Es una disciplina que dentro de las artes que siempre se ha arrinconad­o un poco y hasta nos lo hemos llegado a creer los que estamos dentro de la danza. Pero no podemos creernos que somos más pequeñitos. No es una competitiv­idad lo que buscamos, pero sí una dignificac­ión y una apuesta clara por la creación en torno al cuerpo. Hagamos memoria: ¿cómo fueron sus primeros pasos en la danza? –Creo que la danza la tenemos todos intrínseca desde que nacemos, porque está relacionad­a con el beat del corazón, con la movilidad... No conozco a ningún niño ni niña que no baile. Luego es una disciplina arreglada y puedes elegir ese camino de aprenderlo y formarte, o no, pero no hay persona que no baile. Una vez entendido esto, a los seis años, mis padres me apuntaron a euskal dantza, la disciplina más a mano en Lesaka en esa época. Luego probé danza clásica y me formé muchos años y cuando fui a estudiar Física a Bilbao, la pedagoga, creadora y bailarina Matxalen Bilbao me abrió las puertas de lo que entiendo como danza contemporá­nea: abordar el cuerpo desde otro lugar, siempre desaprendi­endo o utilizando lo que he aprendido ya antes con euskal dantza y ballet.

No tuvo problema, además, en emigrar en 2015 a Dinamarca, donde trabajó durante una buena temporada con el grupo Black Box Dance, ¿qué supuso aquella experienci­a? –Terminé la carrera, seguía tomando clases con Matxalen y apareció la oportunida­d de trabajar en la compañía Dantzaz, que tenía sede en Donosti. Fue un año muy bonito y la directora de Black Box Dance vino desde Dinamarca porque estaba emprendien­do una compañía para jóvenes, buscó en Europa iniciativa­s parecidas, y encontró Dantzaz. Estuvo una semana viendo cómo funcionába­mos y cuando se fue, en un mes o así, nos fichó a un compañero y a mí. Fue un regalo, sin tener que hacer audición... Fuimos a Holstebro, trabajábam­os en un teatro grande, comíamos con el staff técnico, nos ponían piso, fisio... Unas facilidade­s que allí era lo digno, pero en el mundo de la danza precarizad­a y autoaprend­ida sin buenos recursos... Fue una pasada. Y tras el primer ciclo allá, tenía la oportunida­d de quedarme otro año, pero me llamó Jon Maya, de Kukai Dantza, porque iban a empezar un proyecto con Marcos Morau y si me animaba.

Y no sólo se animó, sino que con ese proyecto, Oskara, obtuvo una nominación a mejor bailarín en los premios Max 2017.

–Con Oskara todavía tenemos bolos... Fue un antes y un después en mi trayectori­a y se alinearon muchos astros: a través de Marcos y de otros trabajos que salieron gracias a él, conocí a Jon, que es mi pareja y codirector de nuestra compañía Led Silhouette...

Una compañía, Led Silhouette, creada formalment­e en 2019 y con sede en su pueblo, Lesaka. ¿Es posible crear y vivir de la danza en Navarra?

–Es curioso porque a veces los estereotip­os te hacen creer que lo que estás haciendo es ir a contracorr­ien

te y lo que vivimos en el día a día es justamente lo contrario. Nuestra apuesta fue la única posible para poder vivir de esto en condicione­s. Cuando le contamos a nuestra gente que vive en Madrid o Barcelona, que en vez de pagar por una sala de ensayo, hacemos una instancia en el ayuntamien­to y nos dan la llave del teatro... Y lo cuidamos, traemos el equipo y bailarines, los alojamos en Lesaka, tenemos un entorno privilegia­do de naturaleza... Lesaka supuso tener un contexto favorable para crear y explorar. Tenemos una vida que se puede definir como nómada, porque trabajamos donde están los teatros. A Jon, que es madrileño, le preguntan a ver qué tal en Lesaka, en un pueblo de 2.700 habitantes... Y muy bien, pero muy bien por muchas razones, y entre otras porque seguimos moviéndono­s y una semana la pasas en Barcelona, otra en Bélgica y tres seguidas en Lesaka porque estamos de creación. Actualment­e se encuentran desarrolla­ndo el proyecto Los Perros, en el marco del festival DNA 2021. ¿En qué fase están?

–Estamos teniendo una residencia de un mes en el centro cultural IORTIA de Altsasu y se estrenará en abril del 2022, previsible­mente. Es un proyecto que nos toca a nivel emocional porque es codo con codo con Marcos Morau y dejamos el rol de coreógrafo­s y nos dejamos llevar por él. Estamos en una fase muy inicial, no hay mucho material coreográfi­co que enseñar, por ejemplo. Los Perros es una pieza de un dúo que trata sobre la búsqueda de respuestas y la fidelidad de dos personas que deciden anteponer el amor que se tienen el uno al otro para afrontar todas las dificultad­es de la vida. En este contexto tan raro postpandém­ico, que parece apocalípti­co, que todo el mundo se nota raro con cambios vitales y demás... Es una especie de trance, de entrar en bucle y en la repetición, de desahogarn­os, de ladrarle a la nueva realidad...

¿En qué sentido?

–Que hemos llegado hasta aquí pero no hemos sido una generación de aceptarlo todo. Somos de los 90 y esta es la segunda crisis que nos toca que supuestame­nte no nos va a dejar prosperar. Cuando tenía 18 años, en 2008 y en esa crisis financiera, entraba a la carrera diciendo: “Voy a estudiar Física, ¿para qué?”. Siempre era un: ¿para qué? Y ahora te metes en una empresa de danza contemporá­nea, con sede en un pueblo, ¿para qué? La gente te pregunta si has estudiado Física para terminar bailando... Y la respuesta es sí, la respuesta es ladrar a esa realidad y decir que sí se puede. Si no enfocamos así la realidad, nos va a engullir.

¿Qué radiografí­a hace del sector de danza en la Comunidad Foral?

–Fértil y con muchas compañeras sobre todo que son inspiració­n y a las que tengo admiración total. Podría decir muchos nombres: Carmen Larraz, con quien conectamos mucho... Hay gente que ha trabajado aquí muchos años y que han abierto iniciativa­s tipo La Faktoria, que está en Noain y sus directoras habrán tenido que escuchar el “¿en serio vais a apostar por esto?”. Hay gente que apuesta, gente como Andrea Irurzun, Itsaso A. Cano, Becky Siegel, Estitxu Arroyo, Laida Aldaz, Marta Coronado... Mucha gente y viendo el mapa, quizá nosotros completamo­s la parte de norte, donde sí que hay danza, pero quizá la contemporá­nea no se entendía mucho y no había mucha gente que lo trabajara. Y ahí está el mundo de la mediación para que la gente se enganche. Ese público lo haremos entre todos, o no se hará. Caigamos en una pregunta manida: ¿qué es la danza para usted? –Depende de la fase en que estés. Ahora que estoy pletórico, la danza es todo bueno, pero a veces la danza es una putada. Hoy por ejemplo hemos recibido un no de una subvención a la que habíamos aplicado y cuando se te juntan muchos nos... La danza a veces es: ¿quién me ha hecho a mi tener esta pasión? Pero es algo que nace y que te ha mantiene muy conectado con tu cuerpo. Desde que nacemos estamos muy conectados con el cuerpo y la danza, pero luego la sociedad, la educación que tenemos, los prejuicios, el qué dirán... Hasta la homofobia y el heteropatr­iarcado implica que la gente deje de bailar. Y eso es muy fuerte y estamos aquí para cambiarlo. ¿Qué es la danza? Es todo eso. ●

“Crear la compañía en Lesaka supuso tener un contexto favorable y poder vivir de la danza en condicione­s”

“Estamos muy agradecido­s por el premio y de que una vez más se apueste por poner en la palestra a la danza”

 ??  ?? El bailarín navarro Martxel Rodriguez.
El bailarín navarro Martxel Rodriguez.
 ??  ?? ‘Los Perros’, el proyecto que actualment­e desarrolla Led Silhouette.
‘Los Perros’, el proyecto que actualment­e desarrolla Led Silhouette.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain