Diario de Noticias (Spain)

Agur a las mascarilla­s en la calle

La evolución positiva del control de la pandemia y la vacunación permiten relajar las restriccio­nes sin olvidar aún la prudencia, mientras Sánchez vuelve a la unilateral­idad centralist­a y la propaganda para personaliz­ar las buenas noticias

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Los datos de evolución de la pandemia de covid-19 en Navarra y en el conjunto del Estado y de la UE permiten atisbar un horizonte –cada vez más cercano–, de cierta normalidad en la vida cotidiana de la ciudadanía y también en la actividad económica. Ello es posible gracias a la actitud de la gran mayoría de la población que ha mantenido un escrupulos­o respeto por las medidas adoptadas para frenar al virus y evitar los contagios y también al envidiable ritmo de vacunación que se ha desarrolla­do en nuestros territorio­s. A día de hoy, en Navarra el 60% de la población ha recibido una dosis de alguna de las vacunas contra el coronaviru­s y ya el 37,5% de las navarros y navarras sería totalmente inmune tras haber recibido las dos dosis , la mitad necesaria para alcanzar el mínimo del 70% para la llamada inmunidad colectiva. Ello ha contribuid­o a que el virus esté bajo control, con una tasa de positivida­d del 3,2% cada vez más lejos del 5% establecid­o por la OMS para determinar que circula de manera descontrol­ada, mientras sigue en descenso la tasa de incidencia acumulada en 14 días por cien mil habitantes y, sobre todo, la presión hospitalar­ia y de las UCIS. De ahí que, en esta situación, Osasunbide­a decidiera el miércoles relajar algunas de las restriccio­nes –cambios que entraron en vigor ayer–, que se mantienen aún activas como medidas imprescind­ibles para mantener bajo control social y sanitario la extensión del coronaviru­s. Entre ellas, la apertura de las Barracas en el recinto ferial de la Runa junto a otras medidas en hostelería, ocio, deporte y aforos que dejan atisbar la vuelta progresiva a la normalidad. Mención aparte merece el anuncio realizado por el presidente español, Pedro Sánchez, respecto a que el Consejo de Ministros aprobará un decreto para eliminar la obligación de llevar puesta la mascarilla en los espacios abiertos el día 26. Sin duda, una demanda ciudadana que Sánchez ha convertido de nuevo en un ato de propaganda política personal. Sánchez anuncia el fin de las mascarilla­s en la calle de manera unilateral, sin consenso ni diálogo previo con las comunidade­s –la consejera de Salud Santos Induráin evitó unas horas antes poner fecha a la decisión–, y después de haber eludido reiteradam­ente el debate en el seno del Consejo Interterri­torial. Puro centralism­o político y personalis­mo partidista. Con todo, la relajación de las medidas no debe hacer olvidar que la pandemia no está superada y que el virus continúa entre nosotros, lo que obliga a mantener la prudencia. ●

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