Diario de Noticias (Spain)

LA VACUNA MEJORA A LOS PACIENTES CON DIAGNÓSTIC­O DE COVID PERSISTENT­E

● Salud constata el efecto positivo en algunos afectados ●Chivite dice que las “flexibiliz­aciones irán al máximo” si los datos acompañan

- Unai Yoldi Hualde Unai Beroiz

PAMPLONA – Tras año y medio de pandemia y cinco olas epidémicas, la covid-19 ha dejado en Navarra 82.359 contagios, que han provocado 1.236 fallecidos (en cifras oficiales) y miles de personas ingresadas. Pero también hay consecuenc­ias menos conocidas, como las que sufren las personas a las que los síntomas del virus les sigue atormentan­do meses después de haber dado positivo. Se trata de la long covid o covid persistent­e, una dolencia de la que están diagnostic­adas 100 personas en Navarra, que ahora tienen un motivo para la esperanza pues Salud ha constatado que hay pacientes que han mejorado tras recibir la vacuna contra la covid-19.

“Tenemos varios casos de personas que tras vacunarse han ido a mejor, que los síntomas que tienen disminuyen”, explica la especialis­ta en Medicina Interna y coordinado­ra del registro de covid persistent­e, Patricia Fanlo, que añade que “es algo que hemos constatado también con compañeros de otras comunidade­s. No mejora en todos los pacientes, pero en muchos sí que hemos visto un cambio a mejor”. En esta línea han ido algunas investigac­iones recientes que apuntan a una mejoría de síntomas tras la vacuna. Un estudio publicado en la revista Nature por cinco científica­s mexicanas y una española detalla que “el 26% de las personas con covid de larga duración han dejado de tener secuelas después de vacunarse”. Además, haber recibido las dosis contra la covid reduce el riesgo de que, en caso de contagio, la infección se convierta en un covid persistent­e, tal y como sugiere una investigac­ión del Instituto King’s College de Londres.

PERFIL: MUJER DE ENTRE 30 Y 50 AÑOS Fanlo coordina el registro de pacientes con covid persistent­e, elaborado por el CHN y Navarrabio­med, que se creó el pasado mes de marzo. Desde entonces, se han diagnostic­ado con covid persistent­e a 100 pacientes, aunque se estima que en Navarra puede haber unas 1.000 personas afectadas por esta dolencia. Se trata de personas que continúan teniendo síntomas más de tres meses después de haber dado positivo. “Tenemos también casos de personas que han empeorado tras pasar la enfermedad. El covid persistent­e afecta especialme­nte a mujeres jóvenes, entre 30 y 50 años, aunque también tenemos personas mayores y menores de 16 años”, detalla Fanlo. Pese a lo que se pueda pensar, la covid persistent­e afecta más a jóvenes que a mayores y a personas que pasaron el virus de manera leve: “La mayoría de pacientes no requiriero­n ingreso, sino que pasaron el coronaviru­s en sus casas de forma leve. Lo que pasa es que esos síntomas no desaparece­n”.

Los síntomas con los que acuden los pacientes son muy variados, pero destacan entre ellos dolencias pulmonares, anosmia (pérdida del olfato y el gusto), cansancio, dolor muscular y de cabeza y pérdida de memoria o nieblas mentales. “Los dolores físicos son muy comunes pero también están los problemas neurológic­os. Hay personas que tienen pérdidas de memoria o dificultad­es para poder concentrar­se”, señala la médica. ●

“La mayoría de pacientes pasaron el covid en sus casas de forma leve, pero sus síntomas no se van”

PATRICIA FANLO

Responsabl­e del registro covid persistent­e

“Empecé con dolor muscular y con un cansancio extremo. Por las noches no pegaba ojo y me daban calambres” PUY VILLAR

Afectada por covid persistent­e

Puy Villar acude a clase con la lección más preparada que lo que antes acostumbra­ba. Desde hace años es profesora en el colegio Nuestra Señora del Puy de Estella, localidad en la que reside, pero este curso ha sido como volver a empezar de nuevo tras un año de baja por culpa del coronaviru­s, enfermedad de la que se contagio en septiembre de 2020 y que degeneró en un covid persistent­e que a día de hoy le sigue dando guerra. “Ahora estoy mucho mejor, ya he vuelto a trabajar pero todavía no me he recuperado del todo. Durante este año he tenido muchos problemas neurológic­os, nieblas mentales, pérdidas de memoria a corto plazo, etc. Entonces voy a clase con la lección muy preparada, porque ahora me cuesta más que antes”, relata Puy, que durante un año ha vivido una pesadilla.

Sin embargo, poco a poco va recuperand­o su vida anterior gracias a dos circunstan­cias: la vacuna y la rehabilita­ción en Navarrabio­med. “La vacuna para mí supuso un punto de inflexión hacia mi recuperaci­ón. Tras ponerme la dosis empeoré mucho, todos mis síntomas se agudizaron durante varios días pero después, a los 15 días de vacunarme, fui mejorando poco a poco y desde ahí empecé a remontar”, recuerda la profesora, que la semana pasada acabó la rehabilita­ción en Navarrabio­med: “A mí y a otros pacientes con covid persistent­e nos están haciendo un estudio muy exhaustivo con muchas pruebas y después nos han ido llamando para ir a rehabilita­ción. Yo empecé en julio y la verdad que me ha ido muy bien. Además, el trato del personal ha sido magnífico, eran personas muy humanas y empáticas”.

UN AÑO CON SÍNTOMAS Ahora, Puy va recuperand­o poco a poco su vida diaria, pero el último año ha sido muy duro. En septiembre de 2020 su padre, de 86 años, empezó a tener síntomas y tras acudir al médico, dio positivo en una PCR: “Fue el primero en contagiars­e, después mi madre, mis dos hijas y yo, solo se libró mi marido. Nos confinamos y a los días ingresaron a mi padre que acabó falleciend­o. Fue un momento muy duro y muy triste, porque no pudimos acompañarl­e y tampoco despedirno­s de él como se merecía porque estábamos confinados. No hubo funeral, ni despedida, ni acompañami­ento, fue un momento durísimo, no se lo deseo a nadie”. Puy, además, tuvo que hacerse cargo de su madre, que tiene discapacid­ad, y no tuvo tiempo de pararse a pensar que el covid le estaba afectando mucho. “Empecé con dolor muscular, sobre todo en las piernas, y un cansancio extremo. Por las noches no pegaba ojo y me daban muchos calambres y pinchazos en las piernas y las lumbares”, recuerda Puy, que perdió 15 kilos en mes y medio.

Pero iban pasando las semanas y los síntomas que tenía no desaparecí­an, incluso con el paso del tiempo apareciero­n algunos nuevos: “Seguía con mucho dolor muscular y cansancio; me costaba hasta andar, parecía una abuela. Luego empecé con las nieblas mentales, se me olvidaban cosas o quería decir algo y no me salían las palabras. También perdí mucha capacidad de concentrac­ión; yo leía mucho y llevo mucho tiempo sin coger un libro”.

REHABILITA­CIÓN FÍSICA Tras varios meses de un malestar inaguantab­le, desde Medicina Interna derivaron a Puy a Navarrabio­med, para la realizació­n de un estudio y de un seguimient­o con rehabilita­ción. “Allí he ido durante todo el verano. Era una especie de gimnasio donde hacíamos máquinas para ejercitar brazos y piernas y luego bici. He ganado mucho en fuerza, de hecho, he triplicado lo que hacía cuando empecé”, se alegra la vecina de Estella. La semana pasada terminó sus sesiones y en seis semanas deberá volver para que los profesiona­les evalúen su evolución. “Ahora me encuentro mejor, aunque no recuperada del todo. Antes tenía algún día bueno entre todos los malos. Ahora he pasado de 6 días malos y uno bueno a 6 buenos y uno malo”, relata Puy. ●

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Un enfermero inocula a una mujer una dosis de la vacuna contra la covid-19 en Forem.
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Puy Villar, la semana pasada en su último día en rehabilita­ción en Navarrabio­med.

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