LA APERTURA DE BAJERAS, OPCIÓN A LOS BOTELLONES
● Muchos jóvenes dejaron de pagar los alquileres con su cierre hace más de un año ● Para poder subir la persiana, deben enviar a Salud una declaración responsable firmada por todos los usuarios
PAMPLONA – Desde el pasado viernes las bajeras, piperos, chamizos y locales de ocio en Navarra han podido levantar la persiana después de más de un año cerrados. Sin embargo, para ello deben contar con una declaración responsable en la que se comprometen a mantener el 50% del aforo dentro de las instalaciones, ventilar el espacio y utilizar la mascarilla. La declaración responsable debe de ser enviada a la secretaría general de Salud firmada por todos los usuarios del espacio. Varias de las personas que frecuentan este tipo de locales de ocio son gente joven. “Va a ser muy complicado mantener las medidas de seguridad, se puede firmar la declaración responsable pero luego muchos cuando vayan a la bajera se dejarán la mascarilla en la entrada”, señaló Carla Jiménez, usuaria de una bajera de la Milagrosa. Como ella, muchos son los que temen que esas medidas se queden en palabras y por culpa de unos pocos se queden sin nada. “Nos fastidiaría bastante que después de un año por la gracia de unos pocos nos quedemos sin poder ir a nuestras bajeras”, comentó Maider Goikoetxea, vecina de la Txantrea.
VOLVER A ABRIR TRAS UN AÑO Tras más de un año sin poder acceder a las bajeras y piperos, muchos son los jóvenes que decidieron cancelar el contrato de alquiler y abandonar el espacio donde habían pasado tan buenos momentos. “Llevamos en esta bajera desde hace 8 años, nos daba mucha pena y además somos una cuadrilla grande. Pero entre que algunos amigos han estado en el paro, el alquiler y los gastos de luz y agua tenían que ser pagados aunque no se usara, tomamos la decisión de dejarla”, explicó Sergio Sánchez, vecino de la Rochapea. “Era un gasto importante que durante estos meses no tenía sentido. La gente se iba rajando y nos íbamos quedando cada vez menos”, añadió. Además reconoció que en una semana “es muy complicado organizar todo, volver a hacer el contrato de alquiler, los permisos necesarios y la declaración responsable. Tendríamos que limpiar en profundidad la bajera, que lleva cerrada desde comienzos del verano pasado”, declaró.
Normalmente las bajeras, pipotes, piperos, cuartos y chamizos cuentan con varias personas para que los gastos sean más llevaderos y el local esté aprovechado. Pero durante este tiempo que no contaban con autorización para abrir sus puertas los jóvenes y los no tan jóvenes decidieron dejar de usarla y darle otra vida. Es el caso de Iñigo García, vecino de Sarriguren. “Teníamos la bajera para reunirnos los amigos, con los críos los fines de semana y estar agusto tomando algo”, expresó.
García tiene 35 años y decidió junto a su mujer y amigos utilizar la bajera de almacén. “No quisimos dejar el contrato por si se flexibilizaban las medidas. Es verdad que la bajera está muy bien acondicionada, hicimos obra en su momento, pero con las mega limpiezas que hicimos durante el confinamiento aprovechamos para tenerla de almacenillo”, señaló. Ahora mismo no tienen prisa en volver a darle su anterior uso. “Poco a poco, a ver cómo va la cosa y si se van flexibilizando más las medidas. No tenemos prisa para ello. Primero tenemos que vaciar un poco el espacio, volverlo a acomodar todo y darle una manita de pintura, que falta le hace”, explicó con ilusión.
“Después de más de un año cerrados nos fastidiaría mucho que lo volviesen a hacer” MAIDER GOIKOETXEA Vecina de la Txantrea
POSIBLE SOLUCIÓN A LOS BOTELLONES “Esta flexibilización de medidas tenía que llegar en algún momento”, apunnormalidad tó Juan Carlos Castillo, alcalde de Peralta y Presidente de la Federación de Municipios de Navarra. “Nosotros vemos positivo cualquier avance a la y no le veíamos sentido el cierre de la hostelería a la 1 de la mañana con toda la chavalería revolucionada por las calles”, explicó. “Con la apertura de piperos y bajeras es menos probable que la gente se reúna para hacer botellones como ha pasado estos últimos meses. Pero la cosa cada vez va a peor. No paramos de ver conductas violentas en una juventud que no sabe qué es salir y disfrutar sin mascarillas”, destacó. “Si cada grupo permanece en su pipero, bebiendo y pasándolo bien no veremos esas aglomeraciones de 600 personas bebiendo en un descampado”, argumentó. Castillo ve que la que la policía no tiene medios suficientes para controlar la situación. “Cuando se te juntan todas esas personas es inviable controlarlo, no tienes recursos suficientes y la violencia tampoco es la solución”, añadió. Ve como un problema el hecho de que hayan estado tanto tiempo cerrados los piperos y bajeras por una cuestión de higiene. “Al final esos espacios no son como una casa, no los limpias todos los días y tampoco están adaptados para ello. Por lo que muchas cuadrillas tendrán que limpiar a fondo el pipero, preparar la declaración responsable y contar con las medidas que se piden”, remarcó.
AFORO DEL 50% EN LAS BAJERAS Si ya había problemas con la reapertura de estos locales de ocio, se suma el hecho de que solo pueden hacerlo con el 50% del aforo. “¿Cómo decides quién entra y quién no en la bajera si todos pagamos? Es una locura”, cuestionó Garbiñe Zabalza, usuaria de una bajera en Barañain. “Supongo que se establecerán turnos, pero no sé muy bien como lo vamos a llevar a cabo”, añadió. El consumo deberá realizarse sentados en mesas y se colocarán carteles en zonas visibles del recinto en relación a los procesos de higiene recomendados por las autoridades sanitarias, así como la necesidad de cooperar entre todos los usuarios para cumplir con las medidas. Se recuerda que el uso de la mascarilla es obligatorio.
Se deberá realizar una correcta ventilación de los locales y espacios interiores y se recomienda colocar medidores de CO2 que permitan medir la calidad del aire, con el fin de supervisar que la concentración de CO2 no supere las 800 partes por millón. Además, se pondrá a disposición de las personas usuarias dispensadores de geles hidroalcohólicos o desinfectantes con actividad virucida autorizados por el Ministerio de Sanidad. ●
“Llevábamos ocho años en la bajera, somos una cuadrilla grande y nos dio pena cerrar” SERGIO SÁNCHEZ Vecino de la Rochapea
“Si cada grupo permanece en su pipero o bajera nos evitamos muchos botellones” JUAN CARLOS CASTILLO Alcalde de Peralta
El sociólogo Sergio García desgrana varios problemas que explican la creciente conflictividad juvenil, ante la que la confianza y la solidaridad se antojan claves
PAMPLONA – ¿Qué medidas se deberían tomar para evitar que los jóvenes hagan botellones?
–Es un problema complejo que no puede resolverse con una receta ni con mayor presencia policial. Podríamos estar al borde de una ruptura intergeneracional: el paro juvenil en Navarra llega al 26%; la emancipación cada vez se prolonga más; el ocio juvenil se asocia con la noche y el alcohol; la violencia cada vez está más presente en los espacios de socialización, por lo que la tolerancia hacia ella ha aumentado; el cuestionamiento de la autoridad; el relajamiento del compromiso con ciertos valores; la cultura del consumo individualista... Si a todo esto le sumamos la fatiga pandémica, tenemos una tormenta perfecta. Cada una requiere medidas concretas, pero diría que dotar a la generación de jóvenes de un sentido de misión histórica que implica la transformación de nuestra vida económica, política y social y la generación de un modelo de organización nuevo, justo, global, sostenible, pacífico y próspero debería ser el área estratégica de acción política por excelencia.
¿Qué explicación se le da al comportamiento violento de ciertos jóvenes?
–A pesar de que no serían revueltas, se han combinado cuatro factores que en el pasado han confluido en sociedades con fuertes movimientos sociales. El primero, al que ya me he referido, es el desempleo. El segundo es el aumento de la educación y de las expectativas de movilidad social. Cuando mayor es el nivel educativo –y esta generación es la más educada académicamente de la historia– mayores son las expectativas de movilidad social y, por lo tanto, mayor es la frustración por no conseguirlo. El tercero es una percepción social de que la dirección política es autoritaria y errática. Los constantes cambios de parecer durante la pandemia, la falta de coordinación entre los niveles locales, autonómicos y nacional de gobierno, el excesivo recurso a la coerción y la poca o mala pedagogía del gobierno y de los medios para explicar la razón de ser de las medidas restrictivas… se han interpretado como derivas políticas y autoritarismo. El cuarto y último tiene que ver con las tensiones grupales y los señalamientos. Durante las pandemias, en el pasado, siempre se han buscado chivos expiatorios. En esta, los jóvenes han sido objeto de señalamiento y de crítica, por lo que la confianza y la solidaridad se han menoscabado.
¿Hay alguna forma de controlar las conductas agresivas?
–La criminología lleva años estudiando cuál es el punto óptimo de presencia policial para salvaguardar el orden. Curiosamente, existe un número óptimo más allá del cual no solo no se consigue mayor seguridad, sino que la seguridad comienza a reducirse. La explicación es que la población altera su comportamiento ante lo que considera una militarización excesiva, deja de confiar en sus fuerzas de seguridad y se producen otro tipo de conflictos como resultado de las alteraciones mencionadas.
¿La pandemia ha afectado a la conducta de los más jóvenes?
–Ha afectado a la de todos, pero muy en particular de los jóvenes. La juventud es un período lleno de energía, de ganas de socializar y de descubrir, caracterizado por un alto sentido de la justicia y anhelo de aventuras y aprendizaje de elementos nuevos. Por ello, los confinamientos y las restricciones han sido especialmente nocivos. Además, a los jóvenes se les ha exigido un grado de solidaridad mayor que al del resto si se tiene en cuenta que la covid-19 no les afecta tanto. Encima, la mayor parte de los jóvenes han tenido un comportamiento ejemplar, se les ha estigmatizado. ¿Se pueden promover medidas pedagógicas desde los centros educativos para concienciar sobre estas actitudes?
–Sin duda, y esa es la vía más prometedora. Una pandemia es, ante todo, un fenómeno comunitario, colectivo. Por lo tanto, responder con eficacia ante ella requiere el cultivo de la confianza, el fomento de la solidaridad intersectorial e intergrupal, mayores niveles de cooperación y una buena coordinación. Si las personas entienden las razones por las que deberían modificar su comportamiento y estas razones son sólidas, moldearán con gusto su comportamiento en consecuencia. Además, la pandemia ha de servir de revulsivo para insuflar un gran compromiso colectivo con la transformación de nuestra sociedad. ●