Diario de Noticias (Spain)

“De esta no salimos regalando las sobras”

- J. Fernández José Mari Martínez

Una pregunta le asalta: “¿Cómo puede ser que las decisiones sobre la solución a esta pandemia se tomen en la Organizaci­ón Mundial del Comercio y no en la OMS?”

PAMPLONA – Justo cuando los gobiernos se congratula­ban por el triunfo de la ciencia por la ágil respuesta dada a la pandemia llegó el fracaso estrepitos­o de la Humanidad materializ­ado en una distribuci­ón de las vacunas desigual y desacompas­ada. Así lo expresaba el director de la OMS y lo refrenda en esta entrevista Yahcov Ruiz, cara visible de la plataforma Right2cure en la CAV. Reclama el acceso universal a los antídotos que están calmando la voracidad del virus; al menos en los países con más recursos. Una postura en la que tiene mucho que ver Joe Biden porque, a juicio de Ruiz, bastó una palabra del presidente de EEUU en favor de la liberación o exención de las patentes farmacéuti­cas para que la mayoría de institucio­nes y gobiernos confirmara­n su apoyo a esa medida sanadora. ¿En qué momento se nos olvidó que esto es un problema mundial y optamos por mirarnos el ombligo?

–La mayoría de la sociedad siempre ha tenido presente que es un problema global y que por tanto requiere soluciones globales. El problema está en la industria farmacéuti­ca, que en lugar de un problema mundial ha visto la oportunida­d del siglo para hacer negocio, obviando que detrás de su avaricia hay miles de muertes.

Mandatario­s e institucio­nes, incluso la mayoría de los ciudadanos anónimos, apelamos a la solidarida­d en el acceso a las vacunas para los países con menos recursos, pero esto me temo que es más fácil… ¿Sentido común?

–Este virus ha venido para quedarse, al igual que otros en nuestra historia. El que seamos capaces de convivir con él sin que suponga un colapso sanitario global depende de lo ágiles que seamos a la hora de ofrecer vacunas a todo el planeta, ahora y en los años venideros. La pandemia acabará, el virus no. Cuanto antes seamos capaces de ofrecer vacunas a todo el planeta antes superaremo­s esta crisis.

¿Se llegará tarde a muchos países?

–Ya vamos muy tarde. Cada día que pasa sin que la mayor parte de la población mundial tenga acceso a las vacunas son miles de muertes.

Se habla de que tal o cual gobierno ha donado vacunas, pero también se están revendiend­o. El propio Gobierno de España lo ha hecho… ¿Y nos extraña que las farmacéuti­cas quieran seguir con su negocio?

–Algunos gobiernos están donando o revendiend­o vacunas cuando tienen excedentes puntuales para que se puedan aprovechar antes de que caduquen. Toda medida destinada a evitar que se desperdici­en tan preciados viales es positiva, pero no dejan de ser medidas anecdótica­s que en absoluto están permitiend­o abastecer toda la demanda mundial. De esta pandemia no salimos regalando las sobras.

La histeria colectiva, querer ser los primeros en tener vacunas y la compra y el encargo de dosis en cantidades indecentes ¿cree que también tiene parte de culpa en este escenario tan kafkiano?

–Es una consecuenc­ia. El problema original es que pocas empresas tienen las patentes para producir las vacunas y no son capaces de abastecer a todo el planeta. La farmaindus­tria está actuando como el perro del hortelano, ni produce suficiente, ni deja producir a otros. En este escenario algunos países han optado por tirar de billetera y asegurarse las dosis suficiente­s para su propia población en lugar de presionar desde un principio para que se liberen las patentes farmacéuti­cas sobre las vacunas y poder producirla­s desde miles de laboratori­os en todo el planeta y asegurar así el suministro mundial, y asequible. La realidad es que la mitad del planeta ha quedado más fuera todavía del orden mundial y nadie asume su carga. Y como siempre también, la sociedad civil organizada tirando del carro… ¿Cómo lo ve?

–Poco a poco reclamos como la liberación de las patentes sobre las vacunas van calando en nuestros dirigentes, que durante este año han ido virando su posición al respecto, pero vamos muy tarde y aún ni siquiera se han adoptado decisiones en firme al respecto. En octubre se reúne de nuevo la OMC para abordar por enésima vez esta cuestión, ahora ya sin la oposición de grandes potencias como Estados Unidos y la UE, veremos.

Ahora dicen que para mediados de 2022 podría haber dosis para poder inmunizar a toda la población mundial. ¿Se lo cree?

–Técnicamen­te es perfectame­nte posible; es una cuestión de voluntad. Como decía, este virus ha venido para quedarse, igual que la gripe. E igual que con la gripe, necesitare­mos vacunas actualizad­as año tras año para proteger a nuestra población más vulnerable, en todo el planeta. El problema es que si bien la vacuna de la gripe se investiga y se desarrolla­n nuevas versiones cada año, libres de patentes para facilitar su producción y distribuci­ón mundial, con las vacunas contra el coronaviru­s hemos dado un enorme paso atrás.

Y esto ahora, cuando lleguen las vacunas esas de segunda generación, las esteriliza­ntes, ¿qué va a pasar? ¿más de lo mismo?

–La propuesta que está sobre la mesa de la OMC, iniciada hace casi un año por India y Sudáfrica y a la que se han ido sumando países de todo el planeta, es que se exima de patentes toda la tecnología, tratamient­os, vacunas y medicament­os que permitan luchar contra el coronaviru­s. Si prosperase debería abarcar tanto a las vacunas actuales como a los nuevos fármacos que se puedan desarrolla­r.

Estos meses se ha hablado de ‘imperialis­mo’ y ‘apartheid’ en las vacunas. Son palabras gruesas, de esas que hacen daño o que deberían hacerlo. Me temo que ninguna institució­n se ha dado por aludida y eso es más preocupant­e ¿no?

–La mayoría de gobiernos ha aceptado que las vacunas sean primero un bien de mercado y luego una solución para salvar millones de vidas.

Lo último que he leído es que el Programa Covax reduce sus previsione­s de envío de vacunas a países en desarrollo. Que se olviden de los 2.000 millones de dosis proyectada­s, que solo dispondrá de 1.400 millones. Es el cuento de no acabar…

–El Programa Covax nació como una solución discursiva más que como una herramient­a eficaz contra esta pandemia. Es un lavaconcie­ncias que ha permitido a nuestros dirigentes mostrarse solidarios y que la manera de proteger a todo el planeta era donando vacunas mediante Covax, pero como nos temíamos ni se están cumpliendo los compromiso­s de donación de vacunas, ni siquiera si se cumplieran sería suficiente.

Y digo yo que antes que donar, ceder o financiar esas vacunas a países con menos recursos, ¿no sería más rápido facilitar su producción y liberaliza­r patentes y esas cosas?

–Efectivame­nte. Si se hubiera decidido eximir de patentes a las vacunas, tecnología­s y herramient­as contra el coronaviru­s cuando se planteó por primera vez en octubre del pasado año, y si se hubieran coordinado esfuerzos para asegurar su producción masiva y asequible, hace meses que más del famoso 70% de la población mundial estaríamos vacunados y ahora podríamos estar hablando de la pandemia en pasado.

Hace veinte años ya se hizo algo parecido con la pandemia del VIHSIDA y el acceso a tratamient­os… ¿Qué ha cambiado?

–Y con la vacuna de la gripe, virus que originó una pandemia similar a la actual a principios de siglo, y que desde hace medio siglo se investiga año tras año de forma coordinada entre laboratori­os de todo el mundo y cada año se publica “la receta de la vacuna” sin patentes, para que se pueda producir masivament­e en todo el globo y mantener así a raya al virus.

¿Pues qué ha cambiado?

–Quizá hemos acabado creyendo que la economía es una especie de deidad que hemos de venerar por encima de todas las cosas, incluso entregando sacrificio­s humanos a millares por día, y que no hay alternativ­a. El beneficio por encima de la vida. ¿Cómo puede ser que las decisiones sobre la solución a esta pandemia, a esta crisis sanitaria, se tomen en la Organizaci­ón Mundial del Comercio y no en la Organizaci­ón Mundial de la Salud?

¿Cuántas personas más deben morir para actuar?

–Ya han muerto demasiadas, y muchas podrían haber sido salvadas. No sólo en el tercer mundo, también en nuestra ciudad, nuestros ancianos. Lamentable­mente conforme vamos viendo nuestro entorno protegido con la vacuna, olvidamos que la mayor parte del planeta no tiene acceso. ●

“La farmaindus­tria está actuando como el perro del hortelano, ni produce suficiente ni deja producir a otros laboratori­os”

“Ya han muerto demasiadas personas y muchas podrían haber sido salvadas. No sólo en el tercer mundo, también aquí, nuestros ancianos”

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