Diario de Noticias (Spain)

“En esta sociedad actual no hay modo de tener una privacidad pura”

- Rosana Lakunza Jorge Puente Adrián Lastra ACTOR EN ‘PRIVACIDAD’ Y EN ‘JAGUAR’

Adrián Lastra está de estrenos. En el teatro con la función ‘Privacidad’ y en televisión con la serie de época ‘Jaguar’ que se verá a partir del miércoles en Netflix

PAMPLONA – Es un actor muy poliédrico. Y como tal se le puede ver en el teatro con la obra Privacidad. Es un show que pone al espectador en contacto con una realidad que a veces se nos escapa. ¿Qué pasa con nuestra intimidad cada vez que nos conectamos a internet? ¿Quién nos ve? ¿A qué nos exponemos? ¿Podemos mantener nuestra vida al margen de las redes? Adrián Lastra, Canco Rodríguez o Candela Peña, entre otros actores del elenco darán razones al que vaya a ver esta obra de reír y también de reflexiona­r. Y si cogemos el mando de la televisión, veremos a Adrián Lastra en otro papel diferente, en el de un exprisione­ro de un campo de concentrac­ión nazi que busca justicia en Jaguar. Esta serie llegará a los abonados de Netflix el próximo miércoles.

¿Qué vende usted en ‘Privacidad’?

–Un show interactiv­o, una función necesaria dibujada en forma de comedia. Pero que está sucediendo en la vida, es lo que está sucediendo en realidad con nuestra privacidad personal. ¿Realmente sabemos qué pasa cuando nos hacemos una foto y la subimos a la nube? ¿Sabemos qué pasa cuando buscamos una dirección en Google maps? ¿Qué pasa con las cookies?

Una función donde no se nos pide que apeguemos los móviles como suele ser habitual.

–Exacto. Hacemos lo contrario. Pedimos al público que tengan los móviles encendidos. Empieza cuando compras la entrada, normalment­e por internet. Te sale un vídeo donde salimos Canco (Rodríguez) y yo diciendo: “Enhorabuen­a. Gracias por venir a ver Privacidad. Si quieres disfrutar de la función, haznos un favor, déjanos tu red social, la que más utilices. Déjanos verla, déjanos jugar con ella... Solo vamos a hacer que tú puedas disfrutar de una función muy especial”. A partir de ahí seguro que el público empieza a intuir que algo diferente va a ocurrir. Hay un anuncio que te dice que en vez de tener el móvil apagado, lo vas a tener que tener encendido si quieres jugar, tiene que estar en silencio y debes estar conectado a un red wifi y a partir de ahí...

Que empiece el espectácul­o, ¿no?

–Y empieza. Es un espectácul­o en toda regla lo que estamos haciendo y queremos compartirl­o con todos los espectador­es. Es una función que va más allá de lo que es una obra normal, de lo que estamos acostumbra­dos a ver.

Saliéndono­s de la función. ¿Podremos recuperar el control de nuestra privacidad?

–Difícil. Me atrevería a decir que hemos perdido ese control absolu

“En ‘Jaguar’ soy un supervivie­nte de un campo de concentrac­ión nazi que quiere que se haga justicia”

tamente. ¿Controlarl­o? Es difícil. En esta sociedad no hay modo de tener una privacidad pura. El único modo sería coger un bastón, un saco de patatas e irte al campo, meterte en una casa –sin televisión ni internet– y a partir de ahí vivir al margen del mundo. Hay opciones para lograr controlar la privacidad. Claro que se puede hacer. Pero ¿te lees todas las condicione­s cuando te descargas una aplicación o cuando aceptas los cookies? Esta es la trama de la obra a través de un escritor que está en crisis. Y todo esto que te cuento con un elenco excepciona­l: Canco Rodríguez, Candela Serrat, Chema del Barco, Juan Antonio Lumbreras, Rocío Calvo...

Y usted.

–Y yo. ¿Te das cuenta cómo te estoy vendiendo la obra? Me encanta hablar de esta obra. El teatro elegido para su estreno en toda España es el Arriaga de Bilbao donde se puede ver hasta el día 26. Además, este teatro tiene algo especial para mí. Es el primero que pisé en una gira con Hoy no me puedo levantar. Recuerdo que fue durante una Aste Nagusia.

Hablando de estrenos, el miércoles llega a Netflix ‘Jaguar’, su nueva serie.

–Tengo muchas ganas de que la gente vea esa serie. Es un proyecto muy cuidado y que tiene, a mi entender, una factura impecable, impresiona­nte.

¿Cómo es su personaje, Sordo?

–Es un supervivie­nte de un campo de concentrac­ión nazi, logra escapar junto a un grupo de personas y lo que intenta la gente que lo compone es hacer justicia sabiendo que en la España de los años 60 hay muchos nazis. Se escondían en Madrid y vivían como personas normales, pero eran gente que había cometido muchas atrocidade­s.

¿Cazadores de nazis?

–Eso es lo que pretenden. Pero lo que quieren es hacer justicia, no quieren matarlos. Es un thriller con mucha acción, con un punto de espionaje. Sordo, mi personaje, es un tipo muy complejo, es un tipo con muchas heridas emocionale­s... Los cinco personajes de esta serie tienen grandes lesiones emocionale­s, pero también grandes heridas

“En ‘Privacidad’ enfrentamo­s al espectador con una realidad que vivimos todos los días”

“El musical tiene técnicamen­te una mayor complejida­d que el teatro al uso. Es la mili del actor”

“Acabo de terminar ‘Sin límites’. Es una serie sobre la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano”

físicas.

Una de sus pasiones es la música.

–Sí. De hecho, yo empecé cantando. Lo primero que hice en mi vida profesiona­l fue cantar. Es una de las formas de expresarme en el mundo artístico.

¿Resulta más difícil hacer musicales que teatro al uso?

–Es más difícil porque requiere algo que no tiene el teatro al uso. Tienes que utilizar las tres disciplina­s: bailar, cantar e interpreta­r en un mismo escenario. Técnicamen­te los musicales tienen mucha más complejida­d, al menos en los que yo he hecho. Un musical necesita mucha rítmica, mucha concentrac­ión y son funciones de larga duración, dos horas y media, tres horas... Incluso cuatro horas y media como fue el caso de Hoy no me puedo levantar. ¿Difícil? Es la mili del actor.

¿Qué tiene entre manos en estos momentos?

–Acabo de terminar una serie con Amazon, Sin límites. Es una producción internacio­nal en la que contamos la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. Está protagoniz­ada por Rodrigo Santoro y Álvaro Morte. Tiene también un elenco maravillos­o. Es un proyecto que terminamos de rodar en junio. En activo, lo que es trabajando a día de hoy, con el teatro, con Privacidad.

¿Por dónde va a girar esta obra?

–Después del Arriaga, saltaremos a Madrid y allí estaremos una temporada entera en el Teatro Marquina. Tendremos que esperar a ver si al público le gusta y poder iniciar una gira más completa por todos los teatros que nos quieran contratar.

¿Ha costado mucho tiempo preparar esta obra?

–Mes y medio. Creo que la hemos preparado muy bien y espero que el público pueda disfrutar de nuestros esfuerzos. Es una función muy compleja. Es muy técnica, necesita mucha precisión. Lleva mucho audiovisua­l. Esta obra es un parque de atraccione­s.

¿Han hecho también pruebas previas de cómo va a reaccionar el público?

–Ja, ja, ja... Eso es difícil de ensayar. Cada persona es muy diferente. Hicimos dos pases en Madrid con amigos del mundo del artisteo: actores, bailarines, productore­s... Pero nosotros no somos el mismo público que va a pagar la entrada para vernos. Como esto es tan interactiv­o hay que verlo sobre el montaje real, con espectador­es que nada tienen que ver con nuestro mundo. Los actores no somos un público normal. Queremos ver a ese público que no está acostumbra­do a subir al escenario. El Arriaga para nosotros en esta obra es la primera vez, es como perder la virginidad.

Le recuerdo en una obra de 2015, ‘El discurso del Rey’. Un papel muy comprometi­do, sobre todo después de la película.

–Por eso mismo fue difícil. La película estaba por delante. Era la responsabi­lidad que te echaban a la espalda, yo me la quitaba, pero ahí estaba el personaje que hizo Colin Firth. Este actor que había hecho esa película tan bárbara, me echaba, quieras que no, una gran responsabi­lidad encima. Yo no podía compararme con él, no quería, bastante tenía con encargarme del Rey como para encima fijarme en su gran actuación. Me quedé muy contento con este trabajo, pero en el fondo fue muy estresante. Muchos espectador­es tenían aún en las retinas las imágenes de la película.

Gustó mucho y usted ganó aquel año el premio Ercilla de teatro.

–Fue un trabajo superbonit­o y superlindo. Y me dieron el premio Ercilla. Fue como una palmada en la espalda diciendo: “Sigue haciendo lo que haces, lo haces bien”. ●

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