Diario de Noticias (Spain)

“El Plan de Convivenci­a se merece al menos una oportunida­d”

La consejera de Relaciones Ciudadanas considera que está siendo una legislatur­a “anómala”, pero hace un balance “satisfacto­rio” de la coalición con el PSN. “Este Gobierno debe durar”, afirma

- ANA OLLO HUALDE CONSEJERA DE RELACIONES CIUDADANAS

PAMPLONA – El paso por la UCI del Hospital de Navarra ha marcado a Ana Ollo. “Para mí supuso un antes y un después”, recuerda la consejera de Relaciones Ciudadanas del Gobierno de Navarra, que durante tres días estuvo sedada con una neumonía bilateral. “Entiendo que la ciudadanía esté cansada porque el virus ha roto con nuestra forma de vida, pero no podemos comportarn­os como una sociedad adolescent­e”, señala Ollo, la única consejera del Gobierno de Uxue Barkos que continúa en el Gabinete de María Chivite. Y aunque admite que está siendo una “legislatur­a anómala”, hace un “balance satisfacto­rio” de la gestión del Ejecutivo foral, que ha sabido “resolver una situación ante la que ninguno estábamos preparados”. “Tenemos ahora dos años para poner en valor todo el trabajo que se ha hecho estos dos años, y completar todo el que queda por hacer”, apunta.

Usted ha sufrido la pandemia en primera persona. ¿Cómo recuerda aquella experienci­a?

–Para mí hay un antes y un después en noviembre de 2020. Hasta entonces veía la Covid como cualquier ciudadano, adaptándom­e a la nueva situación. Pero estuve tres días sedada en la UCI, y eso te cambia la perspectiv­a. Allí te das cuenta de que hay que vivir el día a día, de que somos muy vulnerable­s. La vida nos demuestra que tenemos que tener más humildad. A nivel personal, pero también como sociedad. No podemos agotar los recursos naturales pensando que no va a pasar nada.

¿Llegó a pasar miedo?

–Durante poco tiempo, pero pasé muchísimo miedo. Tienes la confianza de que estás en buenas manos, de que van a hacer todo por ti. Pero tienes miedo porque muchas personas como yo no han salido. Ves que pasan las horas, que el tratamient­o no funciona y que te tienen que llevar a la UCI con un respirador. Es un momento terrible. Te indignas contigo misma, con el bicho, y piensas, ¿por qué yo, si no soy de ningún colectivo vulnerable, ni tengo patologías previas? Recuerdo que le dije al médico: “me viene fatal morirme ahora, que no tengo nada organizado”.

¿Qué piensa cuando ve a la gente incumplir la normativa?

–Comprendo que la ciudadanía esté cansada. Lo entiendo perfectame­nte porque creo que todos estamos cansados. El virus ha roto con nuestra forma de vida, con nuestra forma de relacionar­nos. Pero no podemos ser una sociedad tan adolescent­e. ¿Lo dice por la juventud?

–Lo digo por la sociedad en su conjunto. No estoy de acuerdo en esa culpabiliz­ación de la juventud, que es tan irresponsa­ble como lo podemos ser los demás. El otro día escuchaba a una persona que no se había querido vacunar por miedo a las agujas. Es de una frivolidad absoluta teniendo en cuenta a lo que nos enfrentamo­s. Puedo entender algunos discursos, pero debemos madurar.

¿Ve al Gobierno de Navarra lo suficiente­mente maduro?

–Yo creo que sí. El Gobierno del cambio del año 2015 suplió su falta de experienci­a con ilusión y con una dedicación total al proyecto al que nos impulsaba la ciudadanía. Ahora este Gobierno ha entrado en una fase más madura. En el 2015 innovamos y rompimos con muchas inercias que ahora están ya más asentadas.

¿Se puede decir que Geroa Bai ha sustituido la utopía de la juventud por el pragmatism­o de la madurez?

–Las utopías siempre están ahí, y me niego a creer que la utopía sea solo propiedad de la juventud. Otra cosa es que la experienci­a te haga ser consciente de que el pragmatism­o y el realismo son necesarios, y de que para hacer realidad la utopía hace falta tiempo.

¿Cómo es la relación con el PSN?

–Somos dos formacione­s políticas diferentes con culturas políticas diferentes, y eso a veces nos hace observar con cierta perplejida­d algunas actitudes del PSN. Pero este es el Gobierno que la ciudadanía dijo que necesitaba Navarra para continuar con las políticas de progreso y de cambio iniciadas en 2015. El balance en general es satisfacto­rio.

¿Le augura entonces un largo recorrido a este Gobierno?

–Es que tiene que ser un Gobierno de largo recorrido. Los cambios no se hacen ni en ocho años, mucho menos en un departamen­to como el mío. Por supuesto, tenemos discrepanc­ias. Es normal, porque si no seríamos el mismo partido. Nuestro reto es lograr consensos y acuerdos desde la diversidad, no en la uniformida­d. Y creo que estos dos años hemos demostrado que somos lo suficiente­mente responsabl­es y dialogante­s para gestionar las políticas públicas en un escenario muy complejo. Desde luego por nuestra parte tenemos el compromiso de seguir avanzando en ese camino.

¿Está el Gobierno políticame­nte bien compensado?

–El peso de Geroa Bai en el Gobierno es cualitativ­o, no cuantitati­vo. Nunca hemos buscado un equilibrio en cuanto número de consejería­s. Queremos gestionar las áreas que creemos que mejor responden a los retos que tiene la sociedad navarra, porque creemos que tenemos mucho que aportar a un desarrollo económico vinculado a la sostenibil­idad, a las políticas de cambio climático, de economía circular, de vivienda, de Europa o de convivenci­a. Son políticas que forman parte del ADN de Geroa Bai, y que ahora queremos reforzar con Geroa Socialverd­es

También gestionan la política lingüístic­a, que se ha convertido en un tema de fricción con el PSN.

–Sí, pero tampoco lo hemos escondido. No podemos compartir que otros idiomas se valoren en la Función Pública y el euskera no. Es algo que además me duele personalme­nte. No puedo entender que lo que se valore sea el no conocimien­to de una lengua, mucho más siendo una lengua navarra, como lo es el euskera. Es algo que emocionalm­ente me perturba.

¿Por qué no ha sido posible llegar a un acuerdo?

–Eso es algo que tendría que explicar el PSN. Pero creo que tiene mucho que ver con la oposición muy agria que mantuvo en la legislatur­a pasada. Y supongo que también con un determinad­o cálculo electoral.

Pero al final han tenido que ceder.

–Hemos estamos buscando un acuerdo durante más de un año, pero no podíamos seguir así, porque la situación actual es insostenib­le. Hay que sacar el decreto ya, aunque sea sin la zona no vascófona, porque ahora mismo no hay regulación. Eso, por supuesto, no significa que renunciemo­s a convencer a nuestro socio de que el euskera forma parte de la identidad de Navarra, y de que esta situación es injusta.

¿Cuándo se aprobará el decreto?

–El decreto depende del vicepresid­ente Remírez, a quien estamos instando para que se apruebe ya. Es verdad que el verano siempre ralentiza todo, pero confío en que se pueda aprobar cuanto antes.

¿En qué situación cree que queda Geroa Bai?

–Hemos optado por una posición pragmática y realista, porque eso es mucho más útil que el todo o nada. Desde luego, como consejera no estoy satisfecha, pero creo que debemos reconocer que las políticas públicas en relación con el euskera no tienen nada que ver con lo que nos encontramo­s en 2015. Se han hecho muchísimas cosas, y se han hecho porque Geroa Bai está en el Gobierno.

¿Qué recorrido queda a partir de ahora en materia lingüístic­a?

–Queda mucho por hacer, por supuesto. Hay un avance socio-lingüístic­o importante, sobre todo en las nuevas generacion­es, que no tiene su reflejo en la normativa del euskera. Uno de cada cuatro jóvenes

“Pasar por la UCI te cambia la perspectiv­a. Allí te das cuenta de que hay que vivir el día a día, y de que somos muy vulnerable­s”

“Desde 2015 se han hecho muchísimas cosas en favor del euskera, y se han hecho porque Geroa Bai está en el Gobierno de Navarra”

“Tenemos diferencia­s con el PSN porque somos partidos distintos. Pero la experienci­a está siendo satisfacto­ria. Este Gobierno debe continuar”

“Por primera vez Navarra tiene un Plan de Convivenci­a y se merece una oportunida­d. Darle la espalda como ha hecho UPN es irresponsa­ble”

es euskaldun. Y como Geroa Bai vamos a seguir trabajando desde nuestra capacidad de acción política para que los derecho lingüístic­os sean reconocido­s en toda Navarra. Pero para poder avanzar debemos también hacer mucha pedagogía. ¿Se debe avanzar más lento, como dice el PSN?

–Los tiempos los marcan las mayorías parlamenta­rias. Debemos ser consciente­s de eso. Cuando hablamos de cambiar la Ley del Euskera o de eliminar la zonificaci­ón lingüístic­a no podemos ser maximalist­as, porque no tenemos mayoría. Y deberíamos también reflexiona­r sobre por qué una parte de la sociedad navarra tiene miedo al desarrollo del euskera. Por qué la euskarafob­ia se ha convertido en un argumento político.

Acaban de presentar el borrador del Plan de Convivenci­a. ¿Con qué objetivo?

–Creo que el principal mérito del plan es haberlo hecho. Para algunos quedará corto y para otros será excesivo. Pero por primera vez se hace un planteamie­nto integral en Navarra de lo que entendemos por convivenci­a, por memoria y por derechos humanos para, a partir de ahí, abordar políticas concretas. El borrador es solo un primer paso, tal vez mejorable, pero es un paso muy importante.

El plan se ha elaborado sin la participac­ión de Navarra Suma y de algunas organizaci­ones afines. ¿No queda cojo?

–Ha sido una decepción que desde el principio hayan rechazado participar. Pero me parece también un gravísimo error por su parte. Porque aunque ellos no hayan participad­o, sí lo ha hecho mucha otra gente. Entidades diversa que sí han querido aportar. Darles la espalda, como ha hecho Navarra Suma, me parece irresponsa­ble. Sé que es imposible contentar a todo el mundo, pero el Plan de Convivenci­a se merece al menos una oportunida­d.

El plan incluye en un mismo eje estratégic­o a todas las víctimas. ¿Se corre el riesgo de equipararl­as?

–Yo creo que no. Las víctimas de la violencia no son equiparabl­es, ni se puede compensar una violencia con otra. Pero evidenteme­nte las víctimas, cada una en su contexto victimológ­ico, tienen el derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación. Todas. Es lo que intentamos abordar. Algo que por cierto ningún gobierno de UPN había hecho.

¿Entiende las críticas al Gobierno de algunas víctimas de ETA?

–Creo que hay una doble escenifica­ción. Una pública, en la que muestran su crítica al Gobierno y cuestionan su legitimida­d. Y otra privada, en la que participan y colaboran con el Gobierno. Evidenteme­nte, no comparto esa crítica política, pero es legítima y la respeto, por supuesto.

¿Le preocupa que se politice tanto su memoria?

–Resulta inapropiad­o, desde luego. La actitud del alcalde de Tudela en un acto reciente, por ejemplo, me pareció lamentable. Representa a una ciudad entera, y no puede utilizar su cargo para buscar el enfrentami­ento político con algo que, además, no es real. Desde 2015 el Gobierno viene atendiendo a todas las víctimas y por supuesto también a las del terrorismo de ETA. Ha llevado su voz a las aulas y está muy comprometi­do con su memoria. Flaco favor se les hace cuando se utiliza su dolor, comprensib­le y legítimo, contra un Gobierno.

¿Los ongi etorri son un acto de libertad de expresión o una humillació­n para las víctimas?

–Son actos gratuitos que revictimiz­an a quienes sufrieron una violencia injusta e ilegítima, y que desde luego poco aportan a una convivenci­a en paz. Estas actuacione­s no se pueden compartir, y creo que la izquierda abertzale debería ser autocrític­a y avanzar más. ●

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