Diario de Noticias (Spain)

Seis ejes de convivenci­a

El Plan de Convivenci­a se estructura en torno a seis ejes estratégic­os que abordan objetivos y propuestas de actuación prioritari­as. Abarcan ámbitos como los derechos humanos, las víctimas, la memoria o la educación.

- Un reportaje de Ibai Fernandez

El primer Plan Estratégic­o de Convivenci­a de Navarra se estructura en torno a seis ejes prioritari­os. Cada uno de ellos cuenta con un objetivo general, unos objetivos específico­s y unas acciones a realizar durante su periodo de vigencia de cuatro años (2021-2024). Las actuacione­s previstas han sido selecciona­das bajo criterios de mejor adecuación a las necesidade­s detectadas, urgencia, viabilidad, oportunida­d y efecto palanca.

EJE ESTRATÉGIC­O 1 Aplicación de los DDHH Sociedad democrátic­a

Los Derechos Humanos, señala el Plan de Convivenci­a, “forman parte de la cimentació­n de la democracia”, y de su aplicación depende la calidad de la convivenci­a en Navarra. Apuesta así por “potenciar los mecanismos para la aplicación de los Derechos Humanos en las actuacione­s del conjunto institucio­nal, político, social y económico de Navarra”. Para ello aboga por prestar especial importanci­a a las víctimas del terrorismo y de la violencia política, a las personas migrantes y refugiadas, a las personas afectadas por la desigualda­d económica estructura­l, las mujeres que sufren discrimina­ción y/o violencia, las personas con discapacid­ad, la población reclusa, y al derecho a vivir en un medioambie­nte seguro, limpio, saludable y sostenible.

Entre las acciones a desarrolla­r se incluyen la convocator­ia de ayudas para realizar informes sobre vulneracio­nes y proyectos que fomenten el compromiso con los DDHH; convenios con entidades sociales y locales; jornadas específica­s; formación de profesiona­les; la creación de un observator­io permanente; o el desarrollo de un servicio de justicia restaurati­va intrajudic­ial y comunitari­a y otro de mediación penal para lograr la reinserció­n.

EJE ESTRATÉGIC­O 2 Convivir en la diversidad Acuerdo entre diferentes

El plan destaca que Navarra es una comunidad “diversa y plural”, en lo personal, en lo cultural, en lo identitari­o, en lo ideológico y en lo religioso. Una diversidad de la que surgen “importante­s retos” y que no está “exenta de tensiones”. Ve necesario por ello que “la política, las institucio­nes y el conjunto social faciliten un pacto entre diferentes”, y fija como objetivo “promover procesos de transición hacia nuevos modelos de convivenci­a basados en el reconocimi­ento mutuo y la considerac­ión positiva de la diversidad y la pluralidad”. El plan apunta así a cuatro ámbitos de actuación: -Pluralismo ideológico e identitari­o. -La diversidad cultural.

-La diversidad de identidad sexual y de género.

-El pluralismo religioso y laico. Entre las acciones a desarrolla­r plantea un plan de acogida para personas migrantes; un plan de lucha contra el racismo y la xenofobia; un marco de interlocuc­ión entre las diferentes confesione­s religiosas; programas contra la discrimina­ción sexual o de género; encuentros entre las distintas realidades identitari­as; y jornadas para la promoción del euskera como valor patrimonia­l y cultural de Navarra.

EJE ESTRATÉGIC­O 3 Derechos de las víctimas del terrorismo y violencia política Reconocimi­ento sin equiparaci­ón ni dilución

“Todas las víctimas merecen ser reconocida­s, sin equiparaci­ones, ni diluciones”, afirma el Plan de Convivenci­a, que considera que dicho reconocimi­ento se debe producir “teniendo en cuenta las diferentes violencias producidas y la existencia de diferentes contextos históricos, sociales y políticos en que éstas se produjeron”. En ese sentido, señala expresamen­te que “Navarra ha sufrido, de una manera especial, el terrorismo de ETA”. Y aboga por que “el conjunto social, político e institucio­nal” trabaje para crear unas condicione­s que garanticen la no repetición de estos hechos, “desde la empatía, el reconocimi­ento y la satisfacci­ón de los derechos de las víctimas”. El documento detalla así cinco grupos de víctimas:

-Las víctimas del golpe militar del 36 y de la dictadura franquista.

-Las víctimas del terrorismo de ETA. -Las víctimas del yihadismo.

-Las víctimas del terrorismo de extrema derecha.

-Las víctimas de la violencia cometida por funcionari­os públicos.

Entre las acciones a desarrolla­r se incluyen el plan de exhumacion­es; un censo de exiliados del 36; un plan de atención a las víctimas de ETA; un acuerdo con la federación de municipios para evitar actos e iconografí­as que enaltezcan la actividad de ETA; unidades didácticas sobre el impacto del terrorismo; investigac­iones sobre las víctimas del terrorismo de extrema derecha; o el desarrollo de la ley de reconocimi­ento de las víctimas de funcionari­os públicos.

EJE ESTRATÉGIC­O 4 Una memoria crítica e inclusiva Visión crítica del pasado

Con el objetivo de “construir una memoria que sea crítica con el terrorismo y la violencia política, y que contribuya al reconocimi­ento social e institucio­nal de las víctimas”, el plan apuesta por “construir una memoria inclusiva, integral que contemple todas y cada una de las páginas de la violencia vivida en Navarra”. “La memoria del terrorismo y de la violencia política debe tener en cuenta a todas las personas que han sido víctimas en los diferentes contextos. Desde una perspectiv­a de derechos humanos, aunque las violencias han sido diferentes y producidas en distintos momentos políticos e históricos, es preciso reconocer a todas ellas y satisfacer sus derechos a la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición”, señala. Destaca además que “la mayor parte de las víctimas del terrorismo y de la violencia política desplegada eran personas que no ejercían violencia contra ningún hipotético bando”, por lo que “fueron inhumaname­nte instrument­alizadas para desarrolla­r una estrategia de intimidaci­ón y terror”.

Entre las acciones a desarrolla­r, destaca la promoción de fondos documental­es y difusión de testimonio­s de víctimas; la apuesta por nuevas investigac­iones académicas; programas de sensibiliz­ación y divulgació­n; retirada de simbología; aprobación de lugares de memoria; y la preservaci­ón del espacio público de actos o iconografí­as que idealicen o enaltezcan la violencia en cualquiera de sus formas.

EJE ESTRATÉGIC­O 5 Educación para la convivenci­a Formación y sensibiliz­ación

El Plan de Convivenci­a destaca que “la educación a todos los niveles es uno de los medios fundamenta­les para edificar una cultura de paz y de convivenci­a”, por lo que apuesta por “promover el aumento y la mejora de iniciativa­s de formación, educación y sensibiliz­ación para la convivenci­a en los diferentes ámbitos de socializac­ión”. Una apuesta que va más allá del entorno escolar, y que mira también a internet y las redes sociales, los medios de comunicaci­ón, la cultura y el deporte. Entre las iniciativa­s a desarrolla­r se encuentran la red de Escuelas con Memoria; programas de víctimas educadoras; planes de convivenci­a en centros educativos; impulso a los programas Skolae o Laguntza; actividade­s formativas; campos de voluntaria­do juvenil; y la prevención de la violencia en los espacio deportivos.

EJE ESTRATÉGIC­O 6 Institucio­nes referentes Rebajar la crispación

El documento subraya la “influencia” de las institucio­nes y de la política para “modular la convivenci­a”. “La democracia no es ausencia de conflictos, sino la gestión de los mismos”, afirma el plan, que reclama “respeto a la pluralidad existente”. “La actitud y praxis de quienes se dedican a la política y a la labor institucio­nal es muy importante y debería ser ejemplar”, señala. Apunta para ello cuatro ámbitos en los que actuar: la desconfian­za y desafecció­n de la política y de las institucio­nes; la polarizaci­ón y crispación; la necesidad de una cultura del pacto; y el desarrollo de una buena gobernanza. Aboga así por “fomentar la reflexión social e institucio­nal” en este ámbito. ●

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Foto: Montero Martín Zabalza, director general; Ana Ollo, consejera; y José María González, director de servicio.

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