Reafirmaciones
Pocas veces ocurre que casi todos se vayan a casa tan contentos. Domingo de reafirmaciones en todos los peldaños del cajón. Llegó la segunda de Pecco, tan rápido como largo fue el tiempo que hubo que esperar hasta que llegó la primera, la semana pasada.
Qué curioso es esto de la mente. Qué caro es el precio que muchas veces hay que pagar hasta que llega el primer triunfo y que barato suele ser todo a partir de ahí. Ducati necesita encontrar su estrella, su fuerza gravitacional sobre la que todo debe girar. En un campeonato que cada vez se va pareciendo más a una copa Ducati, con hasta siete motos en parrilla, se veía huérfana de esa figura sobre la que construir todo un relato. Se intentó con Dovi, con Petrucci, pasó Lorenzo y el turno le tocaba al indomable pero inconstante Miller y a la incógnita de Bagnaia. Y así ha sido, toda una incógnita hasta que rompió el maleficio de esa primera victoria. Tarde, tardísimo para ganar el mundial, pero a tiempo para levantar el ánimo en el box rojo y volver a ver al bueno de Tardozzi saltar de alegría. Darán por bueno en la casa italiana no llevarse este campeonato en 2021 con tal de salir de él con su ídolo en el altar. No me canso de repetir que son ya unos cuantos años en los que Ducati pone en parrilla la moto más completa de todas, pero los mismos en los que no acaba ganando sino carreras sueltas. El monopolio de Márquez y la oportunidad de Suzuki y Mir se lo impidieron. Este año tampoco será. Fabio ya no es el piloto de mente frágil que se hunde cuando no es capaz de replicar los domingos su suave y efectivo ritmo de los cronometrados. Ahora sabe perder y minimizar esa pérdida. Sabe cuando su carta ganadora, el ritmo de carrera, no es suficiente. Cuando la velocidad en curva de la M1 no es determinante y tiene que plegarse ante la aceleración y frenada de la Desmosedici. Ahora en vez de diluirse en medio del pelotón, aprieta dientes y es capaz de ser el siguiente de los mortales, sin arriesgar más de lo que su moto lo permite y sin venirse abajo. Tan importante es ganar cuando se puede, como no perder mucho cuando no es posible. Ayer Quartararo se volvió a reafirmar desde el segundo peldaño, porque sabe que al final estará arriba.
Solo es cuestión de semanas. ●