Lekunberri, un buen lugar para vivir
uando hablamos hace algunos días sobre lo que motivó la fijación de nuestra residencia en Lekunberri, recordamos llegar a un bonito pueblo situado en el envidiable entorno del valle de Larraun, que contaba con unos servicios mínimos para nuestras necesidades vitales y familiares, creemos que poco más, porque el resto quedaba por descubrir. Llegaron nuestros hijos y tardamos poco en constatar que contamos además con un centro escolar e infraestructuras para una educación y desarrollo integral de los mismos: parques infantiles, casa de cultura, frontón, polideportivo, etcétera. Un pueblo vivo con interesante actividad cultural y deportiva, sin contar la existencia de un centro de salud que los protege. Vivimos además con frecuencia la algarabía de los niños ocupando con sus juegos la Herriko Plaza. Estábamos en un buen pueblo para vivir.
Mientras consolidamos nuestra vida y la de nuestras familias en el municipio, pudimos apreciar la importancia de contar con más de 500 puestos de trabajo, cubiertos sobre todo por trabajadores de Lekunberri y el valle de Larraun, que no precisaban de desplazamientos a otros lugares en busca de trabajo.
Algo se estaba haciendo bien, porque se podía estudiar y trabajar en el pueblo. Hemos compartido con nuestros vecinos actuales los últimos años de desarrollo del municipio, viviendo la creación de nuevas estructuras como el centro de día, planes de mantenimiento del municipio, obras de reforma de las instalaciones deportivas, digitalización, etcétera, además del desarrollo de una estrategia turística que han propiciado el conocido premio de la Organización Mundial de Turismo al turismo sostenible.
Nada de esto se hubiera podido lograr sin un plan de desarrollo y de futuro para el municipio, desde las comunicaciones (autovía), creación de puestos de trabajo (polígono industrial) y
Cconstrucción de nuevas viviendas. Pasar del entorno de 800 a más de 1.500 habitantes en 20 años nos ha permitido, entre otras cosas, vivir aquí, y han convertido a Lekunberri en uno de los mejores lugares de Nafarroa, un pueblo joven, con una de las mayores tasas de crecimiento. Contamos con eso que llamamos calidad de vida, porque gracias al crecimiento demográfico se pudieron construir diferentes infraestructuras de las que hoy gozamos.
Los que nos movemos en el mundo de la gestión sabemos que no es un legado caído del cielo, algunos de nuestros vecinos gestionaron el pasado, también el presente, y tuvieron visión de futuro. Sabemos que se ha llegado a la situación actual del municipio gracias a políticos y grupos municipales que, desde el Ayuntamiento, supieron tomar decisiones valientes (a veces impopulares) que a la larga se han demostrado altamente rentables para el pueblo y sus habitantes, y que algunos (pocos) son incapaces de valorar. Les animamos a continuar en la misma línea de trabajo. Últimamente estamos de nuevo ante decisiones municipales que abren un debate sobre la idoneidad de determinados trabajos en el municipio: limpieza de los bordes del río y peatonalización del centro que, a nuestro entender, son importantes y se han ejecutado con rigor y cumpliendo con todos los requisitos que exige cualquier obra o intervención pública. Lo que realmente nos sorprende es que se haya tardado tanto tiempo en ejecutarlos (algunos años de retraso) y que quienes se oponen no presenten ninguna alternativa ¿Qué proponen? No sabemos. Animo pues al equipo municipal para continuar la construcción de ese Lekunberri adaptado a las necesidades de hoy y las generaciones venideras. ●
Los autores son: Koldo Monreal
Lafuente, José Ángel Huizi Perurena,
Iñigo García Cuellar, Sabin
Atxalandabaso Barandika, vecinos de Lekunberri