OSASUNA RECUPERA LA BUENA CARA
VITAL VICTORIA FUERA DE CASA EL EQUIPO DE ARRASATE REALIZA UN GRAN ENCUENTRO, TERMINA CON SU MALA RACHA COMO VISITANTE Y LOGRA UN TRIUNFO CRUCIAL EN EL CAMPO DEL GRANADA, UN RIVAL DIRECTO POR LA SALVACIÓN
Hay partidos para sacar la personalidad, encuentros especiales que reclaman tesón y tensión extras porque en ellos se camina sobre la fina línea que separa el éxito del fracaso, la calma del miedo. Espoleado por una racha poco lustrosa, castigado también por demasiados resultados adversos, Osasuna respondió a la llamada de la necesidad y firmó una victoria inapelable en el campo del Granada, un rival directo en la pelea por la permanencia, que sale trasquilado y herido tras cruzarse con los rojillos. El equipo de Arrasate, mejor que su rival en todas las facetas del juego, encontró por fin la llave del gol fuera de casa y tomó aire en un momento crucial de la temporada, cuando comienzan a definirse los caminos hacia la calma o el pozo.
El poderío de David García en el juego aéreo, evidenciado en su gran gol, fue el primer asidero al que se agarró Osasuna para acabar con el largo maleficio como visitante. El segundo tanto, obra de Kike García tras una jugada pulcra y esmerada con la pelota, ratificó el ímpetu de los rojillos en su búsqueda permanente del gol y demostró que con confianza, todo fluye.
Osasuna se llevó los tres puntos del campo del Granada y le dio un importante empujón a un cambio de la dinámica de la temporada. Porque aunque al equipo le queda tarea,
nada tiene que ver la perspectiva de los acontecimientos metiendo más terreno de por medio al descenso y con este botín de puntos cuantioso (28), a la altura de otros conjuntos que andan haciendo cuentas para tareas mayores. Si ante el Celta, Osasuna fue un equipo ramplón, previsible y sin chispa, frente al Granada cambió la cara y se tornó todo lo contrario. Hubo continuidad en el juego, ambición, solidez defensiva, más determinación que su oponente y una organización mejor. Arrasate y los suyos hicieron todo para ganar, y lo lograron. Es decir, por fin salió un partido redondo, con un segundo tiempo magnífico.
Antes de la asaltar el marcador en la segunda mitad, Osasuna completó un buen primer acto dentro de una igualdad de dos equipos que crearon pocas ocasiones para marcar. Hubo fases de dominio absoluto de los rojillos, que no redundaron en ventaja. A Moncayola le anularon un gol por fuera de juego previo de Budimir y fue el centrocampista quien firmó la ocasión más clara de su equipo, con un remate cómodo desde dentro del área, pero muy cruzado cuando no tenía oposición. Todavía fue más clara la oportunidad del Granada, en una de sus contadas apariciones por el campo de Osasuna, pero Sergio Herrera evitó con su cuerpo lo que parecía un gol cantado tras un buen contragolpe. Sin goles, pero con una imagen distinta, se marchó Osasuna al vestuario para volver todavía mejor.
A Budimir se le negó el gol a los seis minutos, cuando remató de cabeza a las manos del portero en inmejorable posición. Poco más tarde, fue Juan Cruz quien se lo impidió a Antonio Puertas en la única acción de peligro de los locales en la reanudación. El partido se estaba abriendo con idas y venidas cuando Osasuna lo zanjó y sin miramientos. Por el momento, a la fama como rematador que se ha ganado David García no hay quien le ponga grilletes y por eso, cuando contactó con la testa el córner sacado por Rubén García, el castillo de defensas del Granada se desmoronó ante su vuelo.
El equipo de Arrasate giró sobre sí mismo y decididamente ganó en confianza, lo que se tradujo en un juego mejor, en una ambición firme. Antes de ser relevado, el Chimy firmó un jugadón que no terminó en gol por interferencia del portero, pero su relevo, Kike García, dispuso de dos oportunidades de marcar antes de firmar el segundo tanto de Osasuna, tras una acción de mimo de la pelota a cargo de Darko y Nacho Vidal. A Osasuna, que sabe apretar los dientes y poner gesto serio, tampoco se le ha olvidado sonreír. Le hace falta. ●