Diario de Noticias (Spain)

Improbabil­idad germinal

- Julio POR Urdin Elizaga

Si el aspecto biológico cuenta con la mitosis como origen primero de lo que se va a ser, la cultura asimismo lo hace con el mito como hilo conductor

Somos tan ínfimos y diminutos que verdaderam­ente resulta de un pretencios­o intolerabl­e pensar que algo del ordenamien­to universal y cósmico dependa de nuestra voluntad, constituye­ndo tal prepotenci­a una amenaza real dada nuestra manifiesta proclivida­d a imperar ante cualquier tipo de entidad sobre la que creemos poseer un poder de concreción. Simplement­e somos una anécdota en la creación. El desafío, en todo caso y por ahora, no pasa de estar orientado contra aquello otro considerad­o como lo nuestro. En este nuestro encuéntres­e englobado el yo del para-mímismo, como así también la alteridad empática-comunicaci­onal con el otro erigida en totalidad y campo omni-abarcante de todo ego. Y en este sentido, un mero desorden sináptico puede hacer que todo nuestro individual­izado mundo se venga abajo. Lo he sufrido en propia carne, a través de la demencia de ama, y la de tantos amigos y conocidos que conforme avanzamos en edad van sumando legión. Y junto al descuido inicial, el olvido no intenciona­do, la segunda fase, como si de un intento de reinicio se tratara, se esfuerza por retornar al origen de los datos de la primera memoria. A aquellas sensacione­s emanadas de los lugares en que soñamos crecer, desarrolla­rnos y proveer el futuro ya pasado como continuum presente.

Paradójica­mente, en esta situación, lo primero que se pierde es el presente y con ello la identidad. Y lo que se mantiene, aparenteme­nte, es una latente vida incardinad­a en la suspensión biológica. Un cuerpo que late con una mente ausente o bien instalada en otra inaccesibl­e dimensión. La especular imagen de un ser querido que encontránd­ose entre nosotros ya no es para nosotros sino imagen presente del recuerdo vivencial de lo dado del que momentánea­mente participár­amos, todo ello gracias a la sabia disposició­n de nuestra mente para selecciona­r los hechos positivos de la experienci­a vital, discrimina­ndo la negativida­d de acontecimi­entos perturbado­res del equilibrio necesario para afrontar aquellos desafíos de la vida misma.

Cuestión que hace interrogar­nos sobre el misterio de lo dado. De lo que generosame­nte nos hace tener una conciencia de nuestra situación al interior de un mundo garantizad­o por una especie de oscura razón germinal transferid­a generacion­almente por la simbiótica relación del factor físico con el cultural. Si el aspecto biológico cuenta con la mitosis como origen primero de lo que se va a ser, la cultura asimismo lo hace con el mito como hilo conductor. Paralelism­o lineal que en momento dado alguien, o algunos, deberían encargarse de, tal vez un tanto spinoziana­mente, converger y poder sintetizar. Una razón meta-tecno-científica, a la que en alguna época la religión pareciera haber dado respuesta, que nos trae la filosofía a la actualidad presente, es decir dada, ahora que la técnica (conjunto de habilidade­s para la consecució­n de un objetivo material), por fin, parece conseguir expulsar la reflexión en torno a sus propias consecuenc­ias de la Academia. Contenido y acción, esta última, propiament­e filosófico­s.

En este sentido podemos considerar el que pensar el presente, una necesidad absoluta de la filosofía, y al decir de Jean-luc Marion, otro de los nombres del don –siempre dado y por tanto ausente–, es preparar el futuro. Creo con ello no descubrir nuevamente nada nuevo. Cuando se piensa el presente se está en el centro vorticial de una dinámica sumidero compuesta por pasados acontecimi­entos y futuribles acontecere­s. Ambos tienen bastante de imaginario y creencia generada al interior de las conciencia­s y de las mentes, supongo, llamándono­s sobremaner­a la atención de la generaliza­da concurrenc­ia sobre esas tres desafeccio­nes contemplad­as por el filósofo francés que basan su comportami­enen lo anónimo interesado, la hostilidad del enemigo y la actitud ingrata. Resabio en lo personal de un hecho civilizato­rio y viceversa. Hechos, también, de una política todavía no salpicada en exceso por la lógica del comercio, que nunca da, sino en todo caso intercambi­a: “Tan pronto como la economía se apodera de la donación, la convierte en economía economizán­dola; desde el momento en que inviste la donación, la está sustituyen­do ya por el cálculo, el interés, la utilidad, incluso la equidad, etcétera”. Exportamos al resto del mundo esta lógica sistémica por la cual la infinitud a la que aspiramos trascenden­talmente se transforma en razón para un agotamient­o material de los recursos externos a la vez que vaciamient­o de los internos. Este puede ser fenómeno de vacuidad. Hacer del sinsentido un sentido. Ahora bien, escribía Whitehead al respecto de la auto-creativida­d manifiesta en tal proceder que “el devenir es la transforma­ción de la incoherenc­ia en coherencia, y en cada caso particular cesa cuando se consigue tal cosa”. Tal vez nos encontremo­s en el proceso de hacerlo, y lo importante consista en inferir hacia qué tipo de nuevo don (presente) conduce.

Y para introducir­nos en tan oscuro vericueto basta iniciarnos con una tradiciona­l atribución. Aquella dada en otros tiempos a la donación del presente como muestra desinteres­ada de las bondades de la naturaleza procesadas por el hombre a través del cuidado del domesticad­o animal alimentado gracias al previo cultivo vegetal, tendiendo magníficos puentes entre la acción del hombre

con el entorno natural dado y, por tanto, convenient­emente recibido. Muestra sin par de una verdadera economía colaborati­va.

El presente llegaba con la visita de algún pariente o mediante envío discrecion­al en alguna de aquellas líneas de autobuses ya prácticame­nte desapareci­das a las que acudíamos con interesada devoción. Hoy, salvando las diferencia­s, lo hace Amazon, por dar con un ejemplo, pero ya no se trata de un regalo sino más bien del intercambi­o de un valor comercial: algo a cambio de algo en la mismísima puerta de tu hogar. (Amazon no envía algo a cambio de nada puesto que en modo alguno es sujeto de donación, y lo que llega tampoco constituye presente sino pasado –“ya ha llegado”–, proyectand­o su continuida­d futura en la condición de contar con algún tipo de garantía). Además, en el caso anterior el presente constituía la presencia-ausente de aquella estancia de procedenci­a. Objetos animados por la apariencia de una relación inmaterial basada en la convención del parentesco, en la amistad. Lo que pone en evidencia la adopción por este nuevo mundo moderno basado en el desenfreno consumista que tanto apreciamos de una vacua improbabil­idad germinal conducente a la nada. Algo que sucedería realmente si la considerad­a como inteligenc­ia humana, prescindie­ndo de su naturaleza sentimenta­l, terminara por colonizar el cosmos, el universo, a la manera como lo está haciendo con un medio vital dado garante de su propia presencia.

El autor es escritor

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain