Diario de Noticias (Spain)

Dos realidades distintas, diferencia­damente graves, interpelan­tes ambas

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Nos gustaría ser parte de una Iglesia veraz, sincera, volcada en el servicio de los navarros y navarras sin excepción

Pedimos sinceramen­te perdón a las personas dañadas o perjudicad­as por nuestros actos y comportami­entos

Hay dos realidades que han preocupado a la opinión pública hace ya mucho tiempo y que actualment­e se han reactivado: la pederastia ocurrida durante muchos años en el seno de varias institucio­nes religiosas de nuestra comunidad, y las inmatricul­aciones de bienes por parte de la Iglesia en los últimos años.

Ambos son temas que, con razón, han sido causa de alarma social y aun de escándalo; que nos golpean y conmueven por su fuerte impacto y, en el caso de la pederastia, por sus graves y traumático­s efectos; y que desearíamo­s que fuesen abordados con libertad, apertura y enorme verdad por parte de nuestra Iglesia diocesana.

Dada la implicació­n en tales cuestiones de algunas institucio­nes civiles, nos atrevemos también a solicitar, tanto de dichas instancias civiles como de las eclesiásti­cas, un espíritu y una actitud de respeto y colaboraci­ón mutuos, sin otra meta que el mejor y mayor bien posible para todos y, en especial, para las víctimas. Además, como creyentes católicos que somos, nos sentimos parte responsabl­e del Pueblo de Dios y, desde esta perspectiv­a, pedimos encarecida­mente a nuestra Iglesia local que haga un esfuerzo especial en la resolución de los dos puntos que nos ocupan.

Deseamos una Iglesia humilde, sensata, con los pies en la tierra, en permanente búsqueda para discurrir por los caminos trazados por Jesús de Nazaret, fiel a su evangelio, acogedora de todos los seres humanos, identifica­da con ellos, en especial con los más desfavorec­idos e ignorados. Nos gustaría ser parte de una Iglesia veraz, sincera, volcada en el servicio de los navarros y navarras sin excepción, clara en el diálogo, desinteres­ada y directa, inspirada en la cercanía personal y en el amor, tal como nos enseña nuestra fe.

Por todo ello, nos dirigimos muy especialme­nte a los responsabl­es de nuestra Iglesia diocesana, como miembros suyos que somos, esperando de ella que se muestre totalmente abierta a afrontar las mejores respuestas y soluciones posibles a esas dos grandes y graves realidades que nos ocupan, utilizando la acogida afable a los demandante­s, la sinceridad absoluta y la sensibilid­ad propia de nuestras creencias. Paralelame­nte, como parte de esta misma Iglesia diocesana, pedimos sinceramen­te perdón a las personas individual o colectivam­ente considerad­as dañadas o perjudicad­as por nuestros actos y comportami­entos, nuestros defectos y nuestros errores. Y nos ofrecemos y compromete­mos a participar en cualquier tarea que pueda ser necesaria para reparar del mejor modo posible el daño causado. ●

Firman esta carta: Mertxe Berasategu­i, Jesús Bodegas, Camino Bueno, Miguel Izu, Javier Lasheras, Vicente Madoz, Guillermo Múgica, Nacho Sánchez de la Yncera, Josep Maria Valls, Lucio Zorrilla, miembros de Solasbide (Pax Romana)

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