No, no son muy malos
Vaya por delante que tantos años, más de los que me gustaría, viendo fútbol por esos campos de Dios me han curado de espantos y ya casi nada me asombra. Podría decir con Terencio que nada de lo humano me es ajeno en este ambiente futbolero.
Por otra parte el paso del tiempo también me ha ido añadiendo un poso de optimismo que, puesto a elegir, resulta más conveniente que lo contrario.
Así que no es de extrañar que en mi opinión las cosas vayan mejorando… llegados a este punto te preguntarás, amable lector, ¿qué es eso que mejora? ¿A qué te refieres Manolo? Evidentemente no serán los precios o la inflación o el puñetero virus que nos tiene mártires.
Pues me refiero al trato que los asistentes a los partidos de fútbol dan a los árbitros visto en una larga perspectiva, sin duda, pero con algún pero.
Ya a nadie o a casi nadie se le ocurre pensar en pegarle a un árbitro, qué horror, y resulta cada vez menos aceptable el insulto duro, aquel “joputa” descarnado queda ya demodé, se va controlando el grito xenófobo o misógino, la sociedad lo rechaza y hasta lo desprecia, ya solo nos queda el sabihondo. A estas alturas tengo, cómo no, que afirmar con la mano sobre el corazón mi respeto a la crítica, la libre expresión y el derecho a que se replique a mi opinión que no es más que eso, una opinión personal y rebatible.
Pues bien, el sabihondo es ese señor que, invariablemente, ante las decisiones del árbitro, truena con voz cargada de mil razones: “Son muy malos”. Y ya que me he puesto a escribir me apetece contestarle que no, no son muy malos, no puedo ni quiero estar de acuerdo con esa opinión infundada y gratuita.
Mis jóvenes compañeros antes de llegar a ser árbitros o árbitras pasan unos cursos con exámenes físicos y técnicos que, puedo asegurarle, son exigentes. A partir de ahí entran en un proceso de formación continua que no tiene final durante toda su carrera. Este proceso incluye análisis sobre sus actuaciones, pruebas físicas constantes, exámenes, charlas, seminarios y al final se equivocan, cómo no, y unos son mejores que otros, lógicamente, pero no querido sabelotodo, no son muy malos, esa generalización absoluta es injusta y si me lo permites me parece que tiene cierta dosis de mala baba. Ya está dicho. ●
El autor es Responsable de Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol