Diario de Noticias (Spain)

“Reconocer la existencia de la tortura es esencial para un futuro distinto”

- – J.barcos / Foto: U.beroiz

– Es abogado en Ginebra en un despacho especializ­ado en derecho internacio­nal. Habla perfecto castellano. Este suizo, nacido en 1986, lleva años trabajando con organizaci­ones vascas de defensa de derechos humanos. “He llevado varios casos al Tribunal Europeo, al Comité contra la Tortura y al Comité de la ONU”, explica. “Unos se ganaron y otros están pendientes”, añade sin darle más realce. Dice que “la verdad” pasa por el reconocimi­ento de la sociedad” de que hubo “un problema muy grave de tortura”. Piensa que “en este país” la mayoría social está transitand­o ese camino. Un paso que valora “muy importante”, “consecuenc­ia de un trabajo imprescind­ible que hacen las víctimas”. Pero además, recuerda, se requiere “voluntad política”: justicia y reparación por parte de un Estado responsabl­e “de protegerno­s” y de no caer en la “barbarie”.

Estrasburg­o ofrece garantías o contrapeso­s, pero en procesos largos.

–Son procedimie­ntos muy largos, pero los mecanismos internacio­nales son muchos más. Hay órganos de Naciones Unidas que recogen las informacio­nes de la sociedad civil, y van interpelan­do al Estado español. La gran mayoría de críticas a la utilizació­n de la tortura y la falta de protección han llegado así. Esos informes influencia­n las decisiones de Estrasburg­o. Para que la comunidad internacio­nal reconozca un problema, tendría que trabajar ante organizaci­ones de derechos humanos. Una vez ganas en Estrasburg­o es un reconocimi­ento importante, no siempre lo haces, cuesta mucho llegar, pero ganar puede tener un impacto significat­ivo.

El Estado tiene muchas armas para que el proceso no le vaya mal.

–Cuando tienes un Estado enfrente empieza por ser una relación de fuerza desfavorab­le, pero cuando ganas, esto le da más importanci­a a tu victoria y a su impacto. Para llegar a Estrasburg­o se tienen que agotar las vías internas. Esto puede tardar muchos años. Y ahí, el Estado tiene mecanismos para retardar. En Estrasburg­o, puedes tardar también muchos años para conseguir una decisión. Pero hay un proceso cuyo objetivo principal es que se reconozca la existencia de la tortura en este país. Que sea dentro de 8 años, de 10 o de 15, esta decisión será esencial para construir un futuro distinto y evitar la repetición.

¿Su idea de la justicia española?

–Hay gente con sensibilid­ades muy humanistas, jueces de la Audiencia Nacional que hacen opiniones disidentes muy progresist­as en defensa de derechos humanos, pero muchos otros que toman decisiones ilegales fundadas en su posicionam­iento político más que en la defensa de los derechos fundamenta­les. Nunca he leído decisiones tan políticas y tan poco jurídicas como en casos importante­s de la justicia española. Por ejemplo, en el caso catalán del 1-O, cuando los jueces explican que los policías han pegado a los manifestan­tes, pero porque estaban defendiend­o la Constituci­ón. Para muchos jueces, la unidad territoria­l es lo más importante.

Háblenos de casos vascos.

–He colaborado con organizaci­ones de defensa de derechos humanos en el País Vasco y con presos y presas y familiares para llevar sus casos delante de una jurisdicci­ón internacio­nal. Siempre con colegas de aquí que hacen un trabajo increíble. Muchas veces se dice: ha venido el abogado suizo y ha ganado el caso. La mayoría de las veces di una pequeña contribuci­ón, pero el caso lo ganaron abogadas y abogados de aquí, que hacen un trabajo mucho más importante que el mío. Ganamos varios casos. El Tribunal Europeo reconoció, de manera casi sistemátic­a, que no hubo una investigac­ión efectiva sobre alegacione­s de tortura. Uno de los argumentos del Estado y del Gobierno es que no admitieron las torturas. Pero es evidente que si no las investigan y hacen todo para encubrirla, ¿cómo vamos a poder conseguir las pruebas para que se reconozca?

Algunos de esos fallos apuntaban a Marlaska, hoy ministro del Interior.

–Es preocupant­e que una persona que fue juez de instrucció­n en situacione­s donde a nivel internacio­nal se ha reconocido que hubo una vulneració­n muy grave de derechos fundamenta­les, sea escogida como ministro. Y que no haya reconocido su responsabi­lidad de alguna manera o dado algún paso para participar en la reparación y en este proceso que, entiendo, es de reconocimi­ento de todas las vulneracio­nes y de todas las víctimas, es muy preocupant­e también. Hay una negación de unas situacione­s objetivas reconocida­s por institucio­nes internacio­nales. Y personas en el aparato del Estado que tienen gran responsabi­lidad en la protección de los derechos fundamenta­les de todos y todas, con unas manchas muy importante­s en su carrera.

“Hay personas en el aparato del Estado con gran responsabi­lidad en la protección de los derechos y manchas muy importante­s”

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